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Lanzó el Movimiento Derecho al Futuro con un acto multitudinario, en el que pidió unidad para que “la motosierra no cruce la General Paz” y sostuvo que el Presidente es el único adversario a vencer. Se atajó ante la posibilidad de una derrota, al recordar que el peronismo hace 20 años no gana las elecciones intermedias.
Con un acto multitudinario en el que se posicionó como un líder nacional, Axel Kicillof lanzó su nuevo espacio Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Al igual que Cristina Fernández de Kirchner en su última aparición pública, el gobernador bonaerense dedicó casi todo su discurso a confrontar con el gobierno de Javier Milei, aunque lanzó un guiño a la expresidenta y pidió armar un “gran frente bonaerense” para que “la motosierra no cruce la General Paz”.
Apenas pasadas las 15 horas de este sábado, Kicillof subió al escenario montado en el camping de UPCN en La Plata, acompañado por su vice, Verónica Magario. Saludó uno por uno a los intendentes y dirigentes que lo esperaban en la primera fila, entre los que hubo axelistas de primera hora como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada) y el excamporista Andrés “Cuervo” Larroque. También estuvo Héctor Daer (CGT) junto a referentes de organismos de derechos humanos e integrantes de su gabinete.
El gobernador habló desde un atril que llevaba impresa la consigna “Hay otro camino”, que funcionó como uno de los ejes del discurso en el que repasó y fustigó las principales decisiones políticas de Milei. “Este no es un modelo novedoso ni libertario ni anarcocapitalista”, describió, y definió a La Libertad Avanza (LLA) como “la continuidad de Martínez de Hoz, de Cavallo, de Macri. Es un modelo que plancha el dólar, destruye los salarios y las jubilaciones, y aplica tarifazos que revientan la economía”. En uno de los pasajes más aplaudidos, denunció: “No es ajuste, es transferencia. Le sacan al pueblo para dárselo a las corporaciones”.
“Milei le declaró la guerra al chacarero, al pequeño productor, al comerciante, al profesional, a las pymes… le declaró la guerra al pueblo que labura”. Habló de “un modelo antifederal”, “centralista y unitario”, que castiga especialmente a la provincia de Buenos Aires. “Aportamos el 40% de la recaudación nacional y recibimos apenas el 7%”, lanzó. Y agregó: “Milei nos sacó los fondos para salud, para seguridad, para los jubilados. ¿De qué equilibrio macroeconómico hablan si el que labura no llega a fin de mes?”.
Kicillof volvió a apelar a su relato de resistencia, en el que hace tiempo define a la Provincia como un “escudo” y “red” para cuidar a los bonaerenses frente al ajuste nacional: “Ahí estamos, como podemos. Milei paralizó todas las obras, pero nosotros no frenamos ninguna. Con intendentes y vecinos seguiremos hasta terminar lo que hayamos empezado”. En esa línea reivindicó los 186 nuevos centros de salud abiertos por su gestión, la continuidad de 21 obras en universidades nacionales con sede en la Provincia, y subrayó: “No vamos a dejar que destruyan el futuro de nuestros pibes”.
La apelación al orgullo bonaerense cruzó todo el discurso. Y no fue sólo una respuesta a los recortes: fue también una manera de empezar a construir una épica. “Convocamos a todos los sectores a formar un gran frente bonaerense, por la salud, por la educación, por la producción y por el trabajo. Que la motosierra no cruce la General Paz”.
Se llevó varios aplausos cuando defendió a Cristina de la “persecución judicial sin pruebas”. En rigor, incluso en los momentos de máxima tensión con la expresidenta, el gobernador siempre se mantuvo firme en este aspecto. “Mientras recrudece el odio, recrudece la persecución judicial. Sin una prueba parece que quieren condenar de nuevo a Cristina. El peronismo sufrió persecución muchísimas veces; sabemos que eso es para disciplinar a los que luchan y representan. Desde acá dejamos en claro: basta de persecución, basta de Partido Judicial”.
En el mismo pasaje en el que hizo ese acercamiento, también admitió que las diferencias persisten al pedir a los dirigentes de su espacio político que no pierdan tiempo en hablarse entre sí y salgan a “convencer”. “Hay que tener paciencia, hablarle a cada uno con amor, aunque piense distinto. Si no, caemos en el mismo lugar. No podemos perder el tiempo hablando entre dirigentes. Tenemos una misión: buscar a los decepcionados, a los desmoralizados. Traer a todos, buscar a todos, sumar a todos”.
En ese sentido, pese a que el MDF genera malestar con La Cámpora y con el Instituto Patria, Kicillof lo presentó como una herramienta para sumar. “Nace hoy el MDF. Y como decía El General, el movimiento jamás fue excluyente, jamás fue sectario. Es una forma modestamente, humildemente, de contribuir, de organizarnos, de abrirnos, de volver a escuchar, de volver a conectar con las necesidades de nuestra gente. Es un movimiento que respeta la diversidad y las identidades de cada sector; es un movimiento que viene de abajo para arriba; es con todos los sectores, con participación”.
Sobre el cierre, Kicillof dejó una frase sugestiva, que da cuenta del temor a la derrota que hoy comparten los distintos sectores del peronismo, sin excepciones. “Estas elecciones intermedias son legislativas. Hace 20 años que el peronismo no gana las elecciones intermedias en la provincia de Buenos Aires. Y lo sabemos. Sabemos también que estamos frente a una campaña roñosa, donde en los próximos días vamos a ver cualquier cosa”.
A esas adversidades respondió con una fórmula que repitió varias veces, la de la unidad contra Milei: “No se trata de defenderme a mí, sino de defender las obras que seguimos haciendo, la escuela pública, la salud, la industria bonaerense, los puestos de trabajo”. “Convocamos a los peronistas, pero también a los que se sintieron ofendidos por el gobierno de Milei. En septiembre hay que decirle a la historia que por acá no pasó la motosierra”, afirmó.
El acto sirvió para mostrar volumen y motivar a la tropa, en medio de las dificultades concretas para abrir una negociación con el PJ Nacional por las listas. En términos de contenido, Kicillof no se diferenció demasiado de la última charla pública de Cristina: ambos se dedicaron a confrontar contra Milei y, si bien ella habló de su gestión en pasado y él defendió el presente, ambos propusieron una mirada más amplia de cara al futuro. Las similitudes reflejan que sus mayores diferencias no son programáticas, sino personales. Aun con matices, no se vislumbra una confrontación de modelos sino una disputa de poder.
LA/DTC
El presidente de EEUU anuncia un aumento de los gravámanes al acero y el aluminio a partir del 4 de junio y tras la alianza entre Nippon Steel y US Steel. Los primeros aranceles entraron en vigor el 12 de marzo y sortearon la disputa legal de esta semana por no haber sido decretados invocando la ley de emergencia.
La ofensiva de Trump contra jueces, migrantes, universidades y la libertad de expresión amenaza el Estado de Derecho en EEUU
Del 25% al 50%. Son los nuevos aranceles anunciados por el presidente de EEUU, Donald Trump, al acero y el aluminio a partir del 4 de junio. Y lo ha hecho en un acto público en uno de los corazones de la industria del acero en EEUU, en Pensilvania, para conmemorar un acuerdo por el cual la empresa japonesa Nippon Steel invertirá en US, si bien “garantizará que la emblemática siderúrgica estadounidense permanezca bajo control estadounidense”.
“Vamos a imponer un aumento del 25%”, dijo Trump este viernes: “Vamos a subir los aranceles al acero que entra en Estados Unidos del 25% al 50%, lo que asegurará aún más la industria siderúrgica en el país. Nadie va a poder sortear eso, lo estamos subiendo del 25%, lo estamos duplicando al 50%”.
En su red social, Truth Social, Trump incluyó también los aranceles al acero.
El presidente de EEUU, además, se ha referido a las consecuencias que esta decisión tendrá para los inversores japoneses: “Creo que este grupo de personas que acaba de hacer esta inversión está muy contento, porque esto significa que nadie va a poder robarles su industria. Con un 25%, algunos todavía podían saltar la valla. Con un 50%, ya no pueden pasar. Así que felicitaciones a todos y a ustedes por haber logrado un gran acuerdo”.
Estos aranceles no se han visto afectados por las disputas legales de esta semana, porque habían sido establecidos bajo otra base legal, conocida como la Sección 232 —que incluye importaciones de automóviles, acero y aluminio—. ¿Por qué? Porque para imponer estos gravámenes, Trump no recurrió a los poderes de emergencia, sino a una ley comercial de 1962. Según esa norma, el secretario de Comercio u otro funcionario del gobierno teóricamente debe investigar si las importaciones afectan a la seguridad nacional, por lo que el proceso suele ser más largo –y garantista– que el que permiten los poderes de emergencia.
Los aranceles del 25% de Trump se aplican desde el 12 de marzo a todas las importaciones de acero y de aluminio. Ponen fin a las exenciones de las que disfrutaban varios países y elevan hasta el 25% el tipo arancelario para los dos metales (hasta ahora, el arancel para el aluminio era del 10%).
En torno al 25% del acero que se empleaba en EEUU venía de otros países, con Canadá, Brasil y México como los proveedores principales; seguidos por Corea del Sur y Vietnam. En 2024, cerca del 40% del acero importado a EEUU vino de México y de Canadá.
“No queremos que el futuro de Estados Unidos se construya con acero de mala calidad de Shanghai”, ha dicho este viernes Trump: “Queremos que se construya con la fuerza y el orgullo de Pittsburgh. Es acero de Pittsburgh. Es US Steel, y va a ser algo aún más especial cuando lleguen todos esos miles de millones de dólares en nuevo equipamiento que van a invertir aquí mismo —miles y miles de millones de dólares. Para mí ”arancel“ es la palabra más hermosa del diccionario. La he amado durante 40 años. Nunca entendí por qué en este país no usábamos aranceles. Otros países los usaban para destruirnos. Usaban aranceles para quitarnos nuestras empresas —no solo nos robaban las empresas, sino que también nos quitaban la industria. Y nosotros nunca supimos cómo usar los aranceles a nuestro favor, porque teníamos gente en la Casa Blanca que o no les importaba, o no eran muy inteligentes, o ambas cosas”.
La Unión Europea ha cargado contra la decisión de Trump, que no pilla por sorpresa en el gobierno comunitario, donde son conscientes de los vaivenes del presidente estadounidense. Lo que recuerdan en la Comisión Europea es que esos gravámenes introducen más “incertidumbre” a la economía mundial y “socavan los esfuerzos por lograr una solución negociada”.
“Si no se alcanza una solución mutuamente aceptable, tanto las medidas existentes como las adicionales de la UE entrarán automáticamente en vigor el 14 de julio, o antes si las circunstancias lo exigen”, avisa un portavoz comunitario.
Se trata de la nueva plataforma informativa impulsada por el portal mileísta La Derecha Diario, EDATV (de España) y Visegrád24 (Europa Central). La alianza busca disputar la agenda pública con narrativa conservadora.
Una plataforma “contra la hegemonía globalista y de izquierda”. Un nombre tomado de una alianza de países nacionalistas del Este europeo. Y tres medios sin periodistas de renombre y con un mismo credo ideológico. Así se presentó esta semana VisegradES, la nueva “alianza internacional” de medios conservadores lanzada por La Derecha Diario (Argentina), EDATV (España) y Visegrád24 (Europa Central). El anuncio se hizo de manera simultánea, con logos unificados y tono doctrinario.
El comunicado oficial define a VisegradES como una plataforma para “combatir la corrección política” y “generar sinergias informativas ante la desinformación globalista”. Entre los temas prioritarios de cobertura figuran la inmigración ilegal, la Agenda 2030, la ideología de género y el “terrorismo yihadista”. Todo el repertorio de la nueva derecha internacional, que en Argentina encarna Javier Milei, pero concentrado ahora en un canal hispanohablante. El mensaje es claro: no se trata de informar, sino de disputar sentido.
La elección del nombre no es casual. VisegradES retoma el imaginario del Grupo de Visegrado —la coalición anti-Unión Europea formada por Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia— y lo adapta al mercado informativo hispano. Las siglas “ES” en rojo sobre fondo azul remiten al desembarco en el mundo hispanoparlante de una narrativa conservadora ya probada en Europa del Este. Pero detrás de ese desembarco hay actores concretos. Y uno de ellos es argentino.
La Derecha Diario, fundado por Fernando Cerimedo y actualmente codirigido por el español Javier Negre, aparece como el nodo latinoamericano del proyecto. Con fuerte presencia en redes, una estrategia de distribución directa por Telegram y WhatsApp, y alineamiento explícito con el gobierno de Milei, el sitio funciona como brazo comunicacional del oficialismo libertario. En agosto de 2024, Negre adquirió el 50% de la empresa que lo gestiona —Madero Group Media SRL— y desde entonces potenció el perfil político del medio con actos, recorridas por provincias y participaciones constantes en conferencias de prensa oficiales.
El caso de Visegrád24, el tercer socio de la alianza, ilustra con claridad el tipo de actor que participa en esta red. Aunque cuenta con sitio web y fuerte presencia en redes sociales, su funcionamiento dista de los estándares periodísticos convencionales: no produce contenido original, reempaqueta noticias de terceros y las editorializa con un fuerte sesgo nacionalista y conservador.
Fundado en Polonia, Visegrád24 no revela públicamente su financiamiento ni su equipo editorial. Según una investigación de Visegrad Insight, publicada en 2023, se trata de una operación de desinformación con raíces en el aparato comunicacional polaco, inspirada en el modelo húngaro del primer ministro Viktor Orbán, anfitrión, este jueves, de una nueva edición de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que tuvo a Nahuel Sotelo, el secretario de Culto argentino, como participante.
El experimento húngaro —basado en redes de medios estatales utilizados para difundir narrativas ultraliberales con recursos públicos— fracasó en su intento de internacionalización. En cambio, Polonia logró replicarlo con mayor sutileza, a través de canales como Visegrád24, que simulan ser agencias de noticias pero operan como plataformas de propaganda disfrazada. Desde su creación, esta cuenta anónima creció rápidamente en popularidad, especialmente durante la guerra en Ucrania, cuando logró capitalizar el clivaje geopolítico con mensajes que mezclan apoyo occidental selectivo con líneas nacionalistas duras. Su lema implícito —“Make Europe Great Again”— refleja esa mezcla de populismo identitario y estética de red global.
La plataforma fue señalada por expertos en seguridad democrática como una amenaza a la soberanía informativa europea. No porque tenga alcance masivo, sino porque opera en la zona gris entre el activismo digital y la manipulación informativa, sin rendición de cuentas ni trazabilidad institucional. En este sentido, su participación en VisegradES refuerza la idea de que la nueva alianza no busca construir medios, sino estructuras discursivas transnacionales capaces de penetrar el debate público con una narrativa unificada, sin necesidad de pasar por filtros periodísticos o chequeos de datos.
Mientras EDATV en España orbita cerca de Vox y Visegrád24 difunde narrativas iliberales bajo una fachada de objetividad, en la Argentina, La Derecha Diario actúa como repetidor local del mileísmo, sin pruritos a la hora de elogiar a actores provinciales que hasta ayer eran blanco del discurso anticasta, como sucedió en Misiones o Tucumán. La coherencia no importa si la finalidad es una: expandir la “batalla cultural”.
Para Javier Negre, que promueve el proyecto de VisegradES como una “revolución mediática” en América Latina, esto representa un paso más en su integración al ecosistema libertario. Para Cerimedo, es la coronación de un medio que nació como experimento digital y hoy se sienta en la mesa de los grandes operadores de la nueva derecha. Para Milei, es un canal más de difusión de su relato. A fin de cuentas, en tiempos de polarización y algoritmos, la verdad ya no importa tanto como el marco desde el cual se narra.
PL/MC
La falta de recursos humanos y materiales compromete prestaciones clave, afecta la atención de más de 28.000 pacientes anuales y pone en riesgo cirugías, trasplantes y la formación médica. El miércoles pasado, en asamblea, los trabajadores resolvieron implementar estrategias de emergencia.
“El Garrahan está atravesando el peor momento de su historia”, alerta Teresa Alfaro, enfermera y delegada de ATE, que ingresó al hospital pediátrico en 1988, un año después de su fundación. A 38 años de su creación, el centro de alta complejidad más importante de Argentina y América Latina, al que llegan pacientes críticos de 0 a 15 años de todo el país y de otros países con enfermedades graves o poco frecuentes, enfrenta un proceso de desfinanciamiento que compromete prestaciones esenciales y afecta la atención de más de 28.000 pacientes por año. El hospital realiza anualmente 610.000 consultas, 12.000 cirugías, 110 trasplantes, 2,4 millones de análisis de laboratorio y 180.000 estudios por imágenes.
El miércoles pasado, en asamblea, los trabajadores resolvieron implementar estrategias de emergencia para sostener la atención ante la falta de recursos y la renuncia de personal especializado. “Estamos haciendo lo que se denomina ‘reciclaje’, es decir, vaciar salas de internación y reubicarlas en otras. La sala de cuidados intermedios (pre y posquirúrgicos) se cerró y fue trasladada al área respiratoria porque no hay médicos residentes. Y los de planta no dan abasto porque la demanda es muy grande”, explica Alfaro.
“Es una situación grave y peligrosa –advierte–, porque no se debería internar en la misma sala a un chico que tuvo septicemia, por ejemplo, que a uno que tiene una afección respiratoria. Pero no hay alternativa. Faltan recursos materiales y humanos. Si esto continúa, no sé qué va a pasar con tantos niños que dependen de este hospital”.
Fuentes internas señalan que la crisis ya impacta en las grandes cirugías, como los trasplantes cardíacos, que se han reducido, y se refleja también en largas demoras, postergación de turnos y retrasos en estudios.
Aunque el Garrahan genera ingresos propios a través del cobro a obras sociales, actividades docentes e investigación, el 80% de su financiamiento proviene del Estado Nacional y el 20% del Gobierno porteño. Actualmente funciona con el presupuesto de 2023, sin actualización.
“No queremos financiar ineficiencias. La plata está, los recursos están, queremos que lleguen a donde tienen que llegar”, argumentó esta semana la viceministra de Salud de la Nación, Cecilia Loccisano. “Hoy se quedan en el medio, perdidos en burocracias, en curros, en intermediaciones que estamos evitando. Ya tenemos algunas soluciones y estamos buscando más”, agregó en medio de una jornada de protesta de los trabajadores, que no derivó en ninguna propuesta oficial.
En octubre pasado, tras reclamos reiterados por mejoras salariales, los trabajadores iniciaron una huelga de dos días. Hoy el conflicto se agravó: los médicos residentes —con sueldos de $797.000, jornadas semanales de 60 a 70 horas y seis guardias mensuales de 24 horas— anunciaron que seguirán con las medidas de fuerza ante el ninguneo del gobierno nacional.
“Hace más de un año que no tenemos respuestas del Ministerio de Salud, que es nuestro empleador, mientras que nuestro sueldo está por debajo de la línea de pobreza”, denuncia Azul Santana, médica residente.
“Los pacientes están siendo atendidos por los médicos de planta, que asumieron también las funciones de los residentes, que somos unos 300 en total”, señala.
El deterioro salarial también alcanza a los profesionales con antigüedad. En el último año y medio renunciaron alrededor de 200 especialistas. Esta pérdida no solo afecta la atención médica, sino también la formación de residentes, en un hospital reconocido por su excelencia profesional.
“Reclamamos también por la pérdida de capital humano. El éxodo de profesionales con experiencia perjudica nuestra formación. Nosotros aprendemos viéndolos. Sin ellos, no tenemos práctica”, remarca Santana.
“El conflicto se resolvería si el Gobierno otorgara lo que corresponde, si reparte el dinero que los trabajadores merecen”, sostiene la sindicalista Alfaro.
El impacto no se limita a los pacientes y al personal médico. Los padres de niños con enfermedades críticas también padecen la crisis, con sobrecarga de angustia y dolor. Para muchas familias, el Garrahan es el último recurso: cuando fracasan los tratamientos convencionales y los diagnósticos no son alentadores, este hospital representa la última esperanza.
Maira Anrrique, de Resistencia, Chaco, es madre de Donato, un niño de dos años y medio que fue tratado por leucemia. “Donato tenía seis meses cuando empezó con fiebre diaria, palidez y moretones. Lo llevábamos todos los días al pediatra, pero no encontraban qué tenía. Estuvo internado un mes sin diagnóstico. Recién cuando llegamos al Garrahan, en julio de 2023, nos dieron respuesta: al día siguiente nos confirmaron que tenía leucemia, y en estado grave”, cuenta.
“Lo internaron de inmediato y comenzó con la quimioterapia. Estuvimos seis meses internados. La atención fue impecable: nos daban las leches especiales, los medicamentos, las cremas. Yo estuve sola con él en una habitación individual todo ese tiempo, por sus bajas defensas. Todos los días pasaba la nutricionista. Los médicos estaban siempre, día y noche, los mismos profesionales. Solo tengo palabras de agradecimiento para todos ellos”, agrega.
Un caso similar vivió Melina Ríos, médica residente del hospital y tía de un niño que también fue tratado por leucemia. “Es muy angustiante. Estoy con mis compañeros y también sufro por las familias porque mi sobrino, de ocho años, se salvó gracias al Garrahan”, relata.
El hospital cuenta con un total de 587 camas, de las cuales 132 están destinadas a unidades de terapia intensiva. Dispone de 20 quirófanos, 200 consultorios y sectores específicos para Trasplantes, Neonatología, Unidad de Quemados y el Centro de Atención Integral del Paciente Hemato-Oncológico. También alberga el único servicio público de Radioterapia pediátrica, equipado con un acelerador lineal.
Actualmente, se realizan alrededor de 450 consultas por día. En el área de internación hay unos 250 pacientes pediátricos, mientras que en las terapias intensivas se encuentran internados 110 niños con enfermedades de alta complejidad, informaron profesionales del Garrahan en distintos medios durante esta semana.
“Es absurdo lo que hacen, el único objetivo que tienen es pisotear y humillar al trabajador. Todos pensaban que no se iban a meter con el Garrahan, y se metieron. Acá están internados nada más y nada menos que el futuro del país”, advierte la gremialista y enfermera Alfaro.
“Estamos muy unidos hoy por hoy, pero la angustia es muy grande. Es muy triste y, si bien tenemos esperanza, también hay mucha preocupación”, lamenta la médica residente Santana.
LN/DTC
La industria audiovisual argentina, que creció hasta emplear a miles entre 2007 y 2022, hoy atraviesa una parálisis. Con la gestión de Javier Milei y el vaciamiento del Incaa, cientos de rodajes fueron frenados, se eliminaron políticas de fomento y miles perdieron su trabajo. Técnicos, directores y productores buscan sobrevivir entre changas y proyectos sin financiamiento.
El curioso “ahorro” del Incaa: mantiene sus ingresos, pero despide gente y no gasta en fomento a la producción
Federico Rodríguez estaba acostumbrado a que lo chequeen cinco o seis veces al año. Chequear es el término que usan en la industria audiovisual cuando los llaman para saber si están disponibles para un proyecto. Hasta 2023, tenía que decir que no a varios porque se le superponían los rodajes. Tiene 33 años, es asistente de dirección y filmaba entre tres y cinco películas o series por año. Su especialidad son las de autor, sobre todo las óperas primas, apoyadas por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Desde que asumió el gobierno de Javier Milei, Federico filmó una sola, una ópera prima que se rodó en 2024 y ya tenía el financiamiento garantizado de la gestión anterior.
—Estamos a mitad de año y no me chequearon para ningún proyecto. Nunca me pasó desde que empecé a trabajar.
La industria audiovisual argentina creció un 45% entre 2007 y 2022, cuando llegó a ocupar a 31.000 trabajadores y trabajadoras en puestos formales y generar otros 600.000 de manera indirecta. Ese crecimiento se frenó en 2024. La motosierra llegó al Incaa en los primeros meses de gobierno y gran parte de la producción nacional quedó paralizada. La gestión de Carlos Pirovano fue la primera en tener cero películas aprobadas en 2024 y 2025 y frenó el financiamiento de alrededor de 200 proyectos que estaban en proceso de realización en todo el país.
También fueron eliminadas medidas clave de fomento, como el certificado de exhibición –un tributo que las distribuidoras de películas extranjeras pagaban al cine nacional–, la cuota de pantalla que garantizaba la exhibición de filmes argentinos y la media de continuidad que aseguraba la permanencia de una película en cartelera según su audiencia. También eliminó la preclasificación que adelantaba fondos y hubo más de 400 despidos en el Incaa.
Federico se dio cuenta que no había lugar para el cine nacional cuando a comienzos del 2024 se encontró con colegas en las puertas de Congreso para pedir que no se desfinancie el Incaa. No solo estaban los técnicos como él. Los productores que siempre lo llamaban cuando tenían la plata para hacer las películas llegaron en la misma, pidiendo que les habiliten los proyectos. Desde hacía meses nadie los atendía ni firmaba los contratos.
—Ahí me di cuenta que si ellos no tenían certezas faltaba muchísimo para empezáramos a filmar algo.
Su salida fue parecida a la de muchos de sus amigos y amigas. Hace “changas audiovisuales”: producciones institucionales baratas con equipos reducidos. Lo que antes eran varios roles ahora lo cumple uno solo. A eso le suma alguna que otra publicidad.
—Y así desaparecen fuentes de laburo. Mis amigos están en la misma, haciendo changas o buscando otra cosa.
Federico trabajó en su primera película Incaa a los 24 años. Estaba en el equipo de dirección y a punto de recibirse en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc). Había llegado a Buenos Aires desde Corrientes en un momento en el que crecía la industria de la mano de la Televisión Digital Abierta (TDA). Canal Encuentro, la Televisión Pública y otros canales públicos se convirtieron en una usina de producción para una generación de jóvenes egresados de escuelas de cine y distintas universidades. Había trabajo en Buenos Aires pero también en las provincias.
Entrar a la industria era salir de trabajos precarizados y filmar una serie con presupuestos reales, donde se cumplían los roles y los pagos según lo que estipulaba el sindicato. Federico pasó por distintos trabajos, primero de eléctrico, después de producción hasta especializarse en asistente de dirección. Cuando estaba terminando de estudiar en Enerc un profesor le dijo algo que le quedó resonando: la inversión en la TDA era algo bueno porque había generado una industria pero también una trampa.
—No había publicidad y nuestro rubro siempre se paga. Se tiene que poder sostener por sí mismo como pasaba con Incaa que era autosustentable y tenía fondos de varios impuestos.
El primer cambio en la industria lo vio con el macrismo. Se terminaron las producciones para la televisión y tuvo que arrancar de cero. Ahí se metió en las de autor. Hizo más de 20 películas y series, por lo menos 15 con apoyo del Incaa, y filmó en provincias como Corrientes, Formosa, Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. En esos años vio cómo los presupuestos alcanzaban cada vez menos y siempre eran necesarios otros fondos, ya sea de las provincias, coproducciones con otros países o entidades privadas.
—Cada vez se desplaza más a las películas de cine de autor y a las ópera prima que son la contracultura de la industria. Todo lo que vemos es de plataformas o grandes productoras. Me lleva a pensar en cuándo voy a volver a laburar en una película porque mi búsqueda laboral es en un cine que está desapareciendo. Los pocos que tienen trabajo están en plataformas. Y casi todo se filma en Buenos Aires.
Abril Alassio entró en la producción de plataformas. Es tucumana pero vive en la ciudad de Buenos Aires. Tiene 32 años, es microfonista y empezó en 2022 en una película con apoyo del Incaa. Desde entonces no paró: la llaman para distintos proyectos y casi no tiene baches. Al principio eran trabajos en cine pero en los últimos dos años la mayoría son series y películas para plataformas, como División Palermo y Atrapados.
—Mi caso es excepcional, me considero bastante afortunada. Mi hermana trabaja hace 15 años en esto y estuvo un año y medio parada. Ahora está cosiendo y dando clases de costura. La mayoría está haciendo laburos de otra cosa por dos pesos con cincuenta.
—La industria audiovisual hoy depende de lo que hagan las provincias— dice Luciana Lacorazza, quien integra la Cámara de Productoras Audiovisuales de Santa Fe. Según estimaron, en la provincia quedaron 50 proyectos truncos por el desfinanciamiento del Incaa. En Santa Fe en 2022 se filmaron al menos cuatro películas y siete series, que emplearon a gran parte de la industria provincial. En 2025 ninguna.
Luciana tiene 41 años y es productora creativa de proyectos. Trabaja con directores y directoras desde la etapa de desarrollo hasta la distribución. Antes del desfinanciamiento, trabajaba en una serie y una película que tenían premios y la declaración de interés para empezar y los frenaron. Ella también se considera afortunada: puede sobrevivir con empleo en el sector público. Dirige Señal Santa Fe, un canal del Ministerio de Cultura donde se proyectan producciones provinciales.
Entre sus colegas la situación es distinta. Los que dan clases en las escuelas de cine de Santa Fe y Rosario tienen una parte de la subsistencia garantizada ahí. Pero no alcanza. Los salarios docentes quedaron atrasados.
—Muchos se volcaron a otros trabajos o incluso se fueron de la provincia.
Luciana es parte de la comunidad que pelea por una Ley de Cine provincial. Esta semana presentaron nuevamente el proyecto a la Legislatura. La propuesta tiene varios aspectos y uno de los más importantes es la creación de un fondo para la industria audiovisual. La idea es que dependa, entre otras partidas, del cobro de ingresos brutos a los servicios digitales audiovisuales online y del total de los ingresos brutos de la actividad audiovisual, de cines y cualquier otro medio de exhibición.
Santa Fe fue pionera en 2008 cuando creó el plan de Fomento Espacio Santafesino, del Ministerio de Cultura, pero con los años los montos se volvieron bajísimos para una industria como la audiovisual.
—Fuimos precursores y ahora quedamos relegados. Con un gobierno provincial que tiene uno de sus ejes en la producción, la audiovisual es una industria que genera trabajo directo e indirecto y construye identidad santafesina.
Romina Tamburello habla con elDiarioAR apenas baja del avión en Misiones. Llegó a Posadas para estrenar Vera y el placer de los otros, la ópera prima que codirigió con Federico Actis, hecha por la productora Pez. Vera fue filmada en Rosario y trata de una adolescente de 17 años que subalquila por un par de horas un departamento vacío para que otros adolescentes tengan relaciones porque le gusta escuchar detrás de la puerta. La película se estrenó en 2023 en un festival en Estonia y cosechó premios en todo el mundo, desde Tailandia hasta Mar del Plata.
El camino para hacer una película o una serie es largo. Vera lo empezó en 2016 cuando ganaron el concurso Raimundo Blazer del Incaa y quedó frenada dos veces: primero por la intervención del macrismo y en marzo de 2020 por la pandemia. El rodaje fue a fines de 2021 y empleó a muchas de las personas que trabajan en la industria en Rosario. Tuvo apoyo del Incaa y de la provincia de Santa Fe, entre otros fondos. Unos meses antes del rodaje, Romina dirigió Maternidark, una serie financiada por el programa Renacer Audiovisual del ex Ministerio de Cultura nacional con apoyo municipal y provincial. La serie estaba en Contar pero la bajaron junto con la plataforma.
Con Pez trabajan en una segunda película pero no consiguen los fondos. Estaba en evaluación del Incaa para ser declarada de interés y se las mandaron de vuelta con el cambio de gestión. Romina ahora da talleres de guion y escritura. También escribe la adaptación a película de su último libro, Los amigos de papá.
—Estamos buscando financiamientos internacionales para las dos películas porque el Incaa está destruído. Y también atentos a que salga la ley de cine de Santa Fe y viendo cómo coproducir con otras provincias.
Por primera vez en más de 20 años en la industria, Rodrigo Guerrero piensa en irse de Córdoba o en ponerse un negocio de otra cosa, tal vez una panadería. Es director, productor y guionista y tiene la productora La Buena Hora. Hizo su primera película en 2009, El invierno de los raros, estrenada en 2011.
Trabaja en cine desde 2002 y vivió en cambio de la industria audiovisual cordobesa. Primero de la mano de las producciones de la TDA y después con una masa profesionalizada que empezó a hacer películas con el apoyo del Incaa. Hasta 2023 se rodaban entre diez y quince películas al año. En 2024 se hicieron dos y este año ni una. Rodrigo vive de los coletazos de una película que estrenó esta semana y todavía tiene un resto del Incaa y del Polo Audiovisual de Córdoba. También de otra película filmada en 2023 que le vendió a Amazon.
—El año pasado solo rodé un cortometraje independiente y este año nada. Tenía tres películas con declaración de interés de 2023 y se cayeron.
Córdoba tiene una ley propia de Fomento y Promoción para la Industria Audiovisual desde 2016. Fue implementada a través del Polo Audiovisual Córdoba, que depende del Ministerio de Industria, Comercio y Minería. Hay un Fondo para el Fomento de la Actividad Audiovisual pero la ley no especifica un monto fijo ni de donde sale, depende de la voluntad política de cada gobierno.
Rodrigo explica que el Fondo para el Fomento siempre fue un complemento al Incaa. El tema es que es cada vez más chico. La otra política anunciada este año fue un cash rebate (o devolución de dinero) de $5.000 millones por año, con el que la provincia busca convertirse en un destino atractivo para filmar. Rodrigo celebra la medida pero dice que hay una disparidad con el Fondo, de apenas $350 millones. Para él, el cash rebate dificulta la producción de películas cordobesas y favorece que lleguen productoras de afuera con sus equipos armados.
—Se valora el instrumento pero son reintegros y tenés que tener el dinero para gastarlo. Se complica sin el apoyo inicial del Incaa, que antes permitía rodar y luego reintegrar. El tema es en qué lugar quedamos los directores, guionistas y productores con las historias cordobesas contadas por cordobeses.
Desde que está la nueva gestión en el Incaa, Rodrigo presentó proyectos en las pocas convocatorias que hubo. No quedó. Los proyectos seleccionados eran la mayoría porteños. Para él, el Incaa debería tener un cupo federal. Sobre todo en tiempos en que lo único que se filma es de plataformas.
—Los rodajes de plataforma son casi todos allá. Para las productoras de las provincias es doblemente difícil continuar produciendo y resolviendo la financiación de nuestras películas porque no tenemos la trayectoria ni la espalda económica de las productoras de Buenos Aires.
Rodrigo hace ficción y documental. Más de 20 años logró vivir de su trabajo. No se metió en la docencia porque, mal que mal, siempre salían proyectos e hizo una carrera ahí. Ahora duda.
—Si no produzco algo este año tengo que ir a otro lado o dedicarme a otra cosa. Es una decisión que me cuesta porque hace más de 20 años que vengo haciendo películas. Fuimos la primera generación que no nos fuimos de Córdoba y que empezamos a producir acá. Nos convertimos en la segunda plaza de producción a nivel nacional. Y ahora todo eso se está cayendo.
AB/DTC