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La clase media consume menos en los supermercados y lo hace buscando ofertas con billeteras virtuales o en las góndolas de los productos por vencer. Los más ricos empujan las ventas de yates, autos de lujo y viajes a destinos caros. Las nuevas preferencias de los millennials ricos por experiencias "auténticas".
No importa que sea team verano o team invierno, el periodo hibernal hay que atraversarlo de alguna manera, pero cada uno lo hace como puede. “Hay que pasar el invierno”, advertía en 1959 el entonces ministro de Economía de Arturo Frondizi, Álvaro Alsogaray, pionero del ajuste antes de que llegara Javier Milei. Pero mientras unos en la clase media –el 49%– no llega a fin de mes y en la baja, –el 64%–, el 24% de la media alta viaja al exterior. Ni qué hablar de los más ricos.
Entre los primeros –según datos de según la consultora Moiguer– están los que recurren a comprar en los supermercados los días en que ofrecen descuentos con determinadas billeteras electrónicas y se bajan varias para alternar. Incluso los que aprovechan las ofertas de los alimentos y las bebidas a punto de vencer, como las que aparecen en Carrefour, Changomás o Vea. En contraste, se duplica el consumo de lujo, como lo demuestran las ventas de Audi, BMW, Alfa Romeo o Porsche o las de viajes a destinos exóticos como Japón, Corea del Sur, Tailandia, Sudáfrica y Egipto, sin olvidar aquellos como Martín Insaurralde que optan por alquilarse un barco para navegar po el Mediterráneo o como el ahora preso rey de La Salada Jorge Castillo que en diciembre se dio un paseo por uno de los sitios más exclusivos de veraneo en el mundo, Maldivas.
Cuando Anabella García, productora periodística de Palermo, necesita ir al súper los lunes, va a Coto porque tiene descuento con la aplicación Modo (la de los bancos) para clientes del Credicoop. Los martes, al Día, con la tarjeta de esa cadena. Los miércoles no tiene rebaja en ningún lado: entonces no compra. “Esos días me organizo con lo que hay en casa. Sólo voy al super los días con descuento”, aclara Anabella. Los jueves y los sábados, con Modo al Carrefour, un día con la extensión del Santander de su padre y al siguiente con BBVA. Ella es vegetariana, pero los sábados toca también ir a la carnicería a comprar para su perro con Cuenta DNI (la del Banco Provincia). Los viernes y los domingos no pasa por la línea de cajas. También usa estos descuentos para regalos como el del Día del Padre.
“Yo uso todo: Modo, Cuenta DNI, Buepp (del Banco Ciudad), Mercado Pago, y me fijo los días que tengo los beneficios y si es con tarjeta de crédito o débito, y qué incluye, porque Mercado Pago es tramposo y no te cuenta promociones y productos de primera necesidad”, cuenta María Belén Balestra, docente recientemente jubilada de Recoleta. Como ha comenzado a comer sin gluten y sin lactosa, va las góndolas específicas de Carrefour o Disco. “Si hay liquidación de productos por vencer, y los necesito, sí compro. Si no, por comprar no compro”, aclara María Belén.
Francisco Cepel, biológo de Mar del Plata, está haciendo el doctorado con una beca de $960.000 del ajustado Consejo de Investigaciones Científicas (Conicet), pero debió buscarse otra en Brasil para saldar las deudas acumuladas. Son varios becarios del Conicet que buscan allá lo necesario para llegar a fin de mes. Pero ya volvió y retomó su uso intensivo de apps para ir al súper. “Antes las usaba ocasionalmente cuando me acordaba en la línea de cajas, hoy espero al día de descuento para ir a hacer la compra. El problema es que, salvo Cuenta DNI, sólo aplican si usás la tarjeta de crédito, lo que te genera un círculo vicioso”, vuelve sobre las deudas. “Cuando paso por la góndola de productos cercanos a su vencimiento, siempre paso y los llevo porque con 25% o 50% hago diferencia. Disco es el que la tiene más aprovechable”, agrega el futuro doctor. Cuando le sobra para ir una cafetería o un restaurante, también los elige por si tienen descuento con la aplicación.
En Florida, partido de Vicente López, a la crítica gastronómica Bárbara Spinelli, le llega todas las semanas el aviso de Mercado Pago para ir al súper. “Lo usé un montón de veces, pero me avivo de comprar promociones, y además lo pago con tarjeta de crédito al mes siguiente”, cuenta Bárbara. También recurre a la góndola de artículos por vencer en Carrefour: “No para productos de primera necesidad, pero para alfajores de buena marca”. En el mayorista Makro descubrió que muchas ofertas se vinculan a alimentos por vencer. Por ejemplo, gelatina. “No pasa nada por consumir un producto que vence ese mismo mes”, razona.
“Con mi pareja empezamos a ponernos finos con todos los descuentos y es cansador”, lamenta Eduardo Kucich, vecino de Caballito y empleado de una pyme de ingeniería que este mes pagará el sueldo en cuotas. Uno de sus competidores cerró el año pasado. “Usamos Buepp para comprar los sábados en las ferias de la Ciudad: carne, verduras, queso. Cada uno con $48.000 en la billetera para optimizar el retorno se la devolución. Un sábado al mes compramos todo lo de pollería con Cuenta DNI. Y las compras de limpieza, bebidas y no frescos, en Carrefour los viernes porque podemos gastar hasta $80.000 cada uno con Modo. Las expensas, también con Buepp por el descuento. El subte, con Visa, por la devolución. Me cansa hasta hacer este repaso, y entre todos los ahorros, no sé, compramos helado con descuento de American Express en Rapanui. No suelo comprar ofertas de cerca de vencimiento a menos que justo estén en la lista de compras”, aclara Eduardo.
Las billeteras virtuales representan el 22% de los medios de pago en los supermercados y siguen creciendo apalancadas en promociones que a veces acumulan con las que ofrecen las cadenas, cuentan fuentes supermercadistas. Es la manera de contrarrestar la caída de sus ventas. En mayo, la consultora Scentia reportó en grandes cadenas y autoservicios independientes (chinos, por ejemplo), una merma del 0,9%, que revirtió la leve mejora de 0,2% de abril, cuando a su vez se había roto una tendencia negativa de 15 meses consecutivos. Volvió a caer el consumo de alimentos y bebidas. El deterioro del empleo y del salario y el aumento de tarifas por encima de la inflación (luz, gas, agua, telecomunicaciones, transporte) están directamente relacionados con este desempeño.
Pero mientras las ventas de los súper no encuentran piso, no sólo crece las ventas de inmuebles, autos, motos, electrodomésticos y viajes al exterior, sino que se expanden aún más las de esos productos y servicios orientados al 6% más rico de la sociedad, lo que se llama el segmento ABC1, que gana desde US$7.800 a más de US$17.000 por mes, según Moiguer. Por ejemplo, las ventas de yates a motor aumenta 15%, según la experiencia del broker de zona norte del conurbano Christian Riccitelli. Lo atribuye al blanqueo de capitales y a la liberalización de importaciones, que permitió a los astilleros locales comprar piezas extranjeras para armar nuevos barcos. No suelen importarse cruceros terminados por su volumen.
Las ventas de autos mejoran 77% en lo que va del año, pero las de marcas de lujo duplican o triplican su desempeño: BMW, 101%; Audi, 137%; Alfa Romeo, 220%; y Porsche, 230%. Diego Cassino, ejecutivo de Audi Zentrum Pilar, adjudica el incremento a la estabilización macroeconómica que bajó la inflación, la reaparición de autos importados en el mercado, la reducción de impuestos internos (también se rebajó el de Bienes Personales) y el blanqueo, todas medidas ocurridas bajo el gobierno de Milei. En motos, donde el consumo también llega a la clase media baja, el mercado se expande al 50% y no todas las marcas de lujo aceleran como Triumph, que vende 124% más de unidades.
Las ventas de inmuebles en la Ciudad de Buenos Aires crecieron 22% en mayo. Mientras muestra un departamento de US$2,1 millones en Retiro, el agente inmobiliario Iuri Izrastzoff, cuenta que en su firma está vendiendo mucho en Recoleta y Belgrano y lo explica con que el giro económico de Milei llevó a animarse a invertir en ladrillos, aunque también al impacto de la apreciación del peso en personas que cuentan con dólares. “Los dólares queman, el peso se apreció mucho. Y entonces la gente quiere hacer algo con esos dólares y comprar bienes durables. Por eso están aumentando la venta de propiedades, también de autos y, sobre todo, bienes durables”, cuenta Izrastzoff.
Sergio Blanco organiza un outlet premium en el Hipódromo de Palermo, pero también tiene inversiones inmobiliarias y cuenta que todo el corredor norte del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) entorno de la avenida Libertador, desde Recoleta, pasando por Palermo, Belgrano, Núñez, Vicente López, San Isidro y hasta San Fernando, está de moda. Otros agregan Tigre. Bianco fue representante local de Ralph Lauren, pero comenta que ni esta ni otras marcas de alta moda como Louis Vuitton están dispuestas a regresar por ahora hasta que se consolide el viraje económico de Milei. Conocedor de los hábitos de los que más tienen, cuenta que ya no compran joyas de oro sino de plata, para evitar ostentar en tiempos de inseguridad, y que los que antes se iban a esquiar en vacaciones de invierno descubrieron que era más barato alquilar por el día un yate en el Mediterráneo. Eso sí, no de las dimensiones del todavía libre exintendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde.
En la oficina de San Isidro de Almundo, su franquiciante, Ariana Moschini, cuenta que vende 20% más viajes que el año pasado, sobre todo a Madrid, Barcelona, México, Cancún, Playa del Carmen, Punta Cana, Río de Janeiro o Santiago de Chile, destino de compras. Pero también lugares exóticos que antes eran demasiado caros como Maldivas, Polinesia, Hawái y Alaska. Antes de caer preso, en diciembre pasado el rey de La Salada, Jorge Castillo, pasó por Maldivas. En otra agencia mayorista también señalan estas islas del Índico y Aruba, en el Caribe, como dos destinos en ascenso. Otra vez el dólar barato influye, pese al repunte de esta semana.
Biblos, la empresa de viajes de lujo perteneciente a CVC Corp Argentina, dueña también de Almundo y la mayorista Ola, coincide con Despegar en señalar que crecen sobre todo los vuelos a Japón –vivir allá está mucho más barato–, Corea del Sur, Tailandia, Sudáfrica y Egipto, pese a la guerra en la vecina Franja de Gaza. Despegar le pone cifras al incremento: 155%, 84%, 107%, 175% y 98%. Biblos suma otros sitios turísticos: Indonesia (con Bali a la cabeza), Malasia, Tanzania y Turquía.
Pero a los ricos millennials también los atraen los viajes espirituales, como los retiros o clínicas de bienestar SHA Welness Clinic, en España o Ananda in the Himalayas, en India. Detrás de esta tendencia hay un cambio de mentalidad de los herederos o nuevos ricos de 30 a 45 años, según Mariela Mociulsky, CEO de la consultora especializada Trendsity. “En un contexto atravesado por la búsqueda de sentido, equilibrio y autenticidad, el lujo se redefine como una experiencia emocional y sensorial, más que como un objeto costoso o una ostentación superficial. Ya no se trata únicamente de poseer, sino de conectar. El lujo actual implica vivencias únicas, personalizadas y con propósito, donde cada elección dice algo sobre quiénes somos, qué valoramos y cómo queremos habitar el mundo. Es el resultado de un diseño cuidadoso, desde lo estético hasta lo simbólico. Marcas como Chanel o Louis Vuitton entienden que lo valioso no es sólo el objeto, sino lo que produce en quien lo recibe: pertenencia, identidad, estatus íntimo”, expone Mociulsky.
“El lujo también se vuelve más introspectivo: desde la neurociencia aplicada al diseño sensorial hasta el turismo de bienestar, se busca activar respuestas emocionales profundas”, explica la experta, y cuenta que hay quienes prefieren comprar un dispositivo para monitorear el sueño, la presión sanguínea y corazón, en vez de un reloj. “El nuevo lujo se manifiesta en objetos como relojes de manufactura artesanal, vinos de autor, piezas de moda de diseñadores independientes, cosmética inteligente y arte con historia. En gastronomía, se priorizan experiencias multisensoriales, maridajes curados, y cenas pop-up en lugares secretos. En los viajes, el glamping en la Patagonia o retiros para hacer yoga y transformarse”, comenta Mociulsky, que también advierte sobre una “Argentina fragmentada”: “La mas afectada es la clase media media. Al mismo tiempo que se deteriora, el segmento AB ahorra en dólares y gasta en dólares”.
AR/MG
El presidente de APYME sostiene que hay una migración dramática del trabajo registrado al informal y advierte sobre la primarización de la economía.
El presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), Julián Moreno, advirtió sobre el fuerte retroceso del aparato productivo nacional y el empleo formal durante el gobierno de Javier Milei.
“Se perdieron 150 mil puestos de trabajo formales en lo que va del año. Lo que estamos viendo es una transferencia brutal al trabajo precario, informal o monotributista. Vamos camino a un modelo de exclusión social”, afirmó con preocupación.
Según Moreno, la política económica actual está diseñada para eliminar la industria nacional: “Es un modelo de dólar barato y costos carísimos en dólares, que nos saca de competencia en el mundo. Las pymes exportadoras ya no pueden sostener sus ventas externas. El 11% de las que exportaban, dejaron de hacerlo. Y cuando se liberen del todo las importaciones, lo poco que queda va a estar en peligro”.
En diálogo con Radio Rivadavia, el dirigente empresario explicó que, aunque la desocupación no crece en forma dramática, hay un cambio profundo en la calidad del empleo.
“La caída de puestos no se ve tanto en el desempleo porque lo que ocurre es una migración del trabajo registrado al informal. El operario que tenía aguinaldo y vacaciones hoy reparte con la bici, con ingresos variables y sin derechos laborales”, precisó.
Sobre el rumbo general de la economía, fue tajante: “Nos están llevando a un país más injusto, primarizado, donde el Estado se sostiene con lo que produce el campo, la minería o el petróleo. Pero eso no alcanza para dar trabajo a los 22 millones de trabajadores que tiene la Argentina”.
Finalmente, Moreno alertó sobre las consecuencias sociales del rumbo elegido: “Este modelo no genera desarrollo ni empleo digno. Es un proyecto de país para pocos. Agarrémonos porque se viene una bastante dificill”.
MP con información de NA
Representantes del sector afirmaron que la relación con el Gobierno sigue siendo buena y hay diálogo, pero que precisan certezas para producir, en un contexto de "rentabilidad nula en muchos casos".
El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, exteriorizó el malestar que generó en el campo la decisión del Gobierno Nacional de no prorrogar la baja de retenciones para productos como la soja y el maíz.
“Esperábamos que se mantuviera la medida por el contexto actual. Con precios internacionales en baja, altos costos internos y fuerte presión impositiva, esto agrava aún más la situación”, advirtió.
Si bien el Ejecutivo extendió la rebaja solo para el trigo y la cebada, la exclusión del maíz y la soja -los principales cultivos- generó fuerte malestar en buena parte del sector agropecuario.
“La rentabilidad es nula en muchos casos, y directamente de quebranto en otros, especialmente para quienes están lejos de los puertos”, señaló Castagnani en declaraciones a Radio Rivadavia.
La distancia de los campos a los puertos impacta en la rentabilidad porque también aumentó el costo de mover un camión.Los costos del transporte de cargas aumentaron 2,56% en junio, acumulando una suba de 14% en el primer semestre del 2025, según reveló un informe de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC).
Al repasar el incremento de los costos en junio, desde la entidad que representa al transporte de cargas precisaron que “refleja el impacto combinado de los rubros Combustible, Personal, Reparaciones y Gastos Generales”, señalando que “el contexto económico, atravesado por la devaluación del tipo de cambio en abril y mayores costos de financiamiento, sumó presión sobre insumos clave para el sector”.
Pese a este escenario, el presidente de CRA sostuvo que el vínculo institucional con el gobierno se mantiene: “La relación es buena. Hay diálogo frecuente. Pero, por supuesto, tenemos diferencias y se las hacemos saber. Esta medida era clave para sostener al productor”.
Castagnani también destacó que, cuando se dan señales claras, el campo responde: “Con trigo y cebada, que sí conservaron la baja de retenciones, ya se ve un mayor entusiasmo para sembrar.
“Todo lo que no se va en impuestos, el productor lo reinvierte en tecnología y fertilizantes”, explicó.
El titular de CRA concluyó con una advertencia sobre el impacto que estas decisiones pueden tener en el futuro inmediato del sector: “El productor necesita certezas, porque está invirtiendo a riesgo. La marcha atrás con esta medida es una mala señal”.
La Rural de Palermo, que organiza la Sociedad Rural Argentina, el tradicional encuentro del sector será del 17 al 27 de julio. En su edición 136, habra cómo siempre cientos de expositores comerciales y de animales. No está aún confirmada la presencia del presidente Javier Milei en la inauguración. El año pasado desde ese escenario había celebrado su primer año de gestión y prometido: “No tengan dudas que uno de los impuestos que vamos a atacar son las retenciones”.
MP con información de NA
La jueza y la prensa oficialista activan el submundo de la democracia. Escarmiento para el opositor e impunidad para los propios; un país invivible. Kirchneristas que atinan a replicar la prepotencia y el insulto de Milei. "Cristina libre", ¿y qué mas?
Un motor invisible parece mover la firma de la jueza Sandra Arroyo Salgado. La titular del juzgado federal 1 de San Isidro salta a la escena pública, arremete, frena, vuelve a acelerar, deja mensajes cifrados, cajonea, silencia. Su comportamiento no responde linealmente a alguna escuela del derecho más o menos garantista o punitivista, o a una lealtad política delimitada entre el kirchnerismo, el macrismo o, ahora, el mundo ultra. No asoma un camino que explique por sí mismo sus decisiones por doctrina jurídica o afinidad partidaria.
Esa “no pertenencia” podría configurar un mérito, pero en la Argentina de este siglo, también podría ser síntoma de la mayor de las turbiedades. El sistema político-judicial, en un amplio rango de lealtades, sintetizó durante años la razón ulterior de los movimientos de la magistrada: “Es (Jaime) Stiuso”.
Por el juzgado federal de San Isidro que Arroyo Salgado ocupa hace dos décadas pasaron causas relevantes para el mundillo político, el espionaje y el narcotráfico. Dado que la Residencia de Olivos queda geográficamente bajo su jurisdicción, la jueza a veces incursiona en asuntos de alto voltaje que atañen a la cabeza del Poder Ejecutivo. Así ocurrió con la presunta estafa de Javier Milei y su banda amiga de facinerosos cripto a quienes hizo entrar al despacho presidencial, seguramente engañado. La jueza entendió que el tuit del Presidente que disparó el fraude digital, un viernes de febrero por la noche, fue escrito en Olivos, por lo que pretendió dirigir la investigación. Siguieron semanas de forcejeos entre Arroyo Salgado y la decana de los jueces federales de Comodoro Py, María Romilda Servini, para quedarse con el escándalo $LIBRA. Pero a Comodoro Py no hay con qué darle. El caso terminó en manos de Servini y el fiscal Eduardo Taiano. Ahora, paciencia. Hasta 2027 o 2031 hay tiempo para que se sepa algo útil.
Un caso emblemático que Arroyo Salgado hilvanó durante años fue una trama de espionaje ilegal presuntamente comandada por el exjefe de la SIDE y actual jerarca del espionaje estatal Juan Bautista “Tata” Yofre. La sospecha sostenida por la jueza fue que Yofre y dos espías se dedicaron, al menos entre agosto de 2006 y junio de 2008, a escudriñar en mails personales de los Kirchner, Alberto Fernández, sus secretarios, sus ministros, abogados de derechos humanos y personajes de la farándula, con fines de extorsión y comercialización. Los periodistas Carlos Pagni y Edgard Mainhard, el megaempresario santiagueño Néstor Ick y el general Daniel Reimundes habrían sido receptores de la información obtenida ilegalmente. En hojas y hojas, Arroyo Salgado detalló el contenido de los intercambios de mails entre Yofre y sus contrapartes, que evidenciaban —según lo transcripto por la magistrada— un toma y daca. Dijo contar con “profuso material probatorio” y, el 14 de septiembre de 2012, repartió procesamientos por espionaje ilegal, decisión ratificada luego en instancias superiores. Causa incómoda por donde se la mire para los medios y la política, tanto, que sus presuntas víctimas, los espiados, apenas hicieron algún esfuerzo para encontrar justicia.
Los procesados por Arroyo Salgado vieron una vendetta contra Yofre de parte del poderoso jefe de espionaje entronizado por Néstor Kirchner en 2003 y defenestrado por Cristina en 2014. Es probable, pero las transcripciones de los mails de Yofre citadas por la magistrada eran elocuentes.
Con la investigación agotada y lista para pasar a juicio oral, Arroyo Salgado cerró intempestivamente el expediente, el 30 de diciembre de 2015. Había pasado un año desde el aparente suicidio de su exesposo, Alberto Nisman. La salida de Stiuso de la SIDE y la muerte del fiscal especial de la causa AMIA realinearon por completo el ecosistema del espionaje y los tribunales federales. Con Mauricio Macri estrenando silla en Casa Rosada, la jueza de San Isidro llegó a la conclusión de que el expediente que había construido trabajosamente durante años, en realidad, no tenía razón de ser.
Arroyo Salgado volvió a la luz pública esta semana con una acción peligrosa para la democracia. Dispuso la detención de cinco dirigentes y militantes de La Cámpora y cristinistas, principalmente oriundos de Quilmes, que supuestamente escracharon, el 17 de junio pasado, el domicilio particular de José Luis Espert con estiércol, volantes con la leyenda “acá vive la mierda de Espert, con Cristina no se jode” y pasacalles.
La imputación que baraja la jueza contra los imputados es aliento del odio, atentado al orden público y coacción simple o agravada. El diario La Nación citó una fuente del juzgado que conectó el hecho con el reciente ataque al hall y el estacionamiento del canal TN, y atribuyó a las acusadas la presunta pertenencia a “una organización de alcances que todavía no están claros”.
Del manual de los regímenes autoritarios: abuso del código penal para forzar tipos penales graves, hipótesis vagas sobre organizaciones “de alcances no claros” y vínculo de imaginación libre con hechos ajenos. En este caso, el ataque al canal del Grupo Clarín o la supuesta amenaza al supremo Horacio Rosatti.
El Presidente y los ultras que lo acompañan portan una metralleta cotidiana de agravios y amenazas contra cualquier persona que exprese una mínima disidencia, pero el arresto de la camporista Alesia Abaigar —a quien concedió arresto domiciliario el viernes por razones de salud—, otras tres mujeres y un hombre —salvo una, excarcelados en las últimas horas—, se ubica en un terreno similar al disparo de la granada de gas lacrimógeno por parte de un gendarme, que dejó en grave estado al fotorreportero Pablo Grillo.
Patricia Bullrich, figura clave que une ilegalidades entre los Ejecutivos Macri y Milei, articuló con el fiscal Carlos Stornelli una represalia ante una manifestación de protesta, con decenas de detenidos. El intento encontró eco en la prensa oficialista, pero quedó desbaratado en tribunales. Esta vez, vía Arroyo Salgado, la secuencia se activó. La expectativa de que una sala de la Cámara Federal de San Martín revierta este lunes lo decidido por la jueza no resta gravedad a una dinámica cada vez más peligrosa.
La misión de la camporista de Quilmes y sus compinches en la casa de Espert es, además de una torpeza política gigantesca, un probable delito o contravención, que puede merecer una pena. De allí a arrestos durante varios días mediante operativos ampulosos y condiciones inadmisibles de detención y tipos penales que dan para todo, existe el mismo abismo que media entre el Estado de Derecho y el planeta extremista que habita en el cerebro de los Hermanos Milei.
Las pantallas de América 24, La Nación y TN se excitaron durante toda la semana por las detenciones de los camporistas y proyectaron penas ejemplares ante una reedición incipiente de Montoneros II. Con esa intoxicación informativa convive la democracia argentina cada noche. Sería alentador que, esta vez, los medios que en los setenta —ya que se ponen a comparar— fueron cómplices del terrorismo de Estado, opten por represalias más civilizadas.
Se repite una secuencia de la que rara vez se hacen cargo los autodenominados republicanos que pululan por los medios. Si el acusado es kirchnerista o de izquierda, los tribunales dan rienda suelta a imputaciones con todo el código penal, prisiones preventivas por “riesgo de entorpecimiento de la causa”, humillantes condiciones de detención y argumentos creativos como “no podía no saber” o pertenencia a organizaciones “cuyos alcances no están claros”.
Un dato evidente para cualquier persona que no finja demencia. No hay mayor incitador al odio dentro de la clase política que Espert
Si, por el contrario, un extorsionador probado que circula por los programas de Lanata o Fantino —Marcelo D’Alessio, condenado esta semana a trece años de prisión— articula con el fiscal Stornelli, Elisa Carrió o Patricia Bullrich, estos ni se mosquean. Es más, pasan a la ofensiva y denuncian. Lo mismo si la familia de Luis Caputo encarga muebles a un sujeto que se pasea con guillotinas por Plaza de Mayo y lanza bombas molotov a Casa Rosada. Aquel que amenace de muerte a Cristina en redes sociales, o el propio Milei, cuando advierte “zurdos hijos de puta, tiemblen, los vamos a perseguir”, serán celebrados en los streamings de la ultraderecha. Por el contrario, un tuitero ignoto que amenace a Bullrich será allanado y arrestado.
Un dato evidente para cualquier persona que no finja demencia. No hay mayor incitador al odio dentro de la clase política que Espert. Promete “cárcel o bala”, “llenar de agujeros”, “poner su cabeza en una pica en Plaza de Mayo”, no sólo a adolescentes que cometen un delito, aunque sea menor, sino también a manifestantes que corten la calle. De alguna preocupación del diputado por dejarse trasladar en avión por un narco en la campaña presidencial de 2019 o de la versión filtrada por el propio Milei a al menos tres personas de su entorno sobre un intento de soborno con una valija con US$ 300.000 en efectivo, ni noticias.
Ante esta deriva, una primera respuesta teórica de la oposición sería articular mecanismos de resistencia en el Poder Legislativo y todas las instituciones con representación, los tribunales nacionales e internacionales, los medios, las redes y las calles. El plan requiere táctica y estrategia, persuasión, argumentaciones certeras y pasos meditados.
En cambio, el miércoles, un grupo de diputadas cristinistas se levantaron en plena sesión para increpar a Espert. Con éste ubicado uno o dos escalones por encima, Florencia Carignano, Paula Penacca y sus colegas se acercaron hasta ubicarse cara a cara, lo insultaron como quien prepea en un partido, lo acusaron de ser un “cagón” por denunciar la agresión a su domicilio ante un juzgado y se rebajaron hasta forcejear con la ultra Juliana Santillán.
Carignano, una de las gestoras de la exitosa estrategia de adquisición de vacunas durante la pandemia, venía de una intervención legislativa efectiva que enmarcó con precisión el problemático rostro de Gerardo Milman, probable autor de delitos varios en su viaje desde el stolbezirismo al mileísmo. Aquella vez, la diputada por Santa Fe bordeó los límites de lo admisible en el debate público (“callate gato”, a una colega), pero le salió bien y se viralizó. Esta semana, envalentonada, le salió mal y fue todo ganancia para Espert.
La escena mostró la desmesura y el griterío del lado de las diputadas cristinistas, y probable cabeza de lista de la boleta ultra para octubre, sereno, con sonrisa sarcástica, aprovechó para, por una vez, salir del lugar del agresor y pasar al del agredido. Ningún esfuerzo de un denodado panelista de los canales oficialistas fue más efectivo que ese cuadro para alimentar la narrativa de la “violencia kirchnerista”.
“Fue un desastre. Teníamos cuestiones pendientes para tratar que podían salir y nos dejaron garpando. Se ve que mucho no les importó”; evalúa un diputado del bloque de Unión por la Patria de indudable coherencia antimileísta. “Obviamente que las detenciones de las chicas de Quilmes son gravísimas y las tenemos que denunciar, pero regalarle a Espert esa escena es un bochorno. Totalmente contraproducente”, dice una voz axelista de la provincia de Buenos Aires. “Ombliguismo porteño y camporista. Tengo que ir a mi provincia a explicar que lo que dicen en TN es mentira, y con este papelón logran todo lo contrario”, argumenta otra diputada peronista.
El altercado en la Cámara Baja y el operativo “bosta” en la casa de Espert dan cuenta de un desvarío mayor que supone la falta de una conducción estratégica en el peronismo y, asociado a ello, la carencia de un texto para interpelar a la sociedad.
El eje Cámpora-Instituto Patria postula que la incipiente campaña electoral debe centrarse en la premisa “Cristina libre”. Fuera de ese círculo endogámico y repetitivo, un primer anillo, que incluye al kicillofismo, comparte la consigna, pero la considera a todas luces insuficiente para salir a buscar el voto en la Provincia. “Tenemos que ir a encontrarnos con votantes que tienen idiosincracias y preocupaciones distintas en San Martín, Bahía Blanca o Pergamino. En Mar del Plata tenemos que hablar de por qué se quedaron sin gas por culpa de la motosierra de Milei, además de denunciar a los jueces amigos de Macri que metieron presa a Cristina”, advierte la voz axelista antes citada.
El automatismo de la resistencia a Milei tiene un correlato en los modos que irradia el eje Cámpora-Patria. Gritarle “cagón” a Espert a centímetros de su cara o forcejear con Santillán significa ubicarse en un terreno que hasta ahora, que se sepa, le rindió frutos a la ultraderecha, no a sus adversarios y enemigos.
Acaso no haya un síntoma mayor de una derrota política que dejarse hablar por el registro, las palabras y el tono del enemigo.
Por caso, la retórica de Juan Grabois, antítesis ontológica de los Hermanos Milei, contiene una dosis de agravios y groserías que borronea las diferencias. Cambian la agenda y los valores en juego, pero cabe preguntarse si el argumento se torna audible cuando las palabras quedan a un paso de la violencia física. La propia Cristina se viene despegando hace rato de su reconocida capacidad argumentativa para adentrarse en bajezas repartidas en sus textos “Che Milei”, poblados de mayúsculas que gritan.
Acaso no haya un síntoma mayor de derrota política que dejarse hablar por el registro, las palabras y el tono del enemigo. Al fin y al cabo, resulta tentador abroquelarse en el terreno propio, menguante pero significativo. Esperar el aplauso de los convencidos y desatender las preocupaciones de quienes pueden sentirse más o menos cercanos a la consigna “Cristina Libre”, pero no hacen de eso el centro de su vida ni de su voto. Algo es algo. Durante los primeros meses largos de los Milei en Casa Rosada, el abordaje del cristinismo duro era que había que evitar la confrontación directa, porque cabía “entender” y dejar que los efectos de la motosierra “decantaran”. Cuatro años de oposición a su propio Gobierno habían agotado las municiones.
Más difícil que buscar el aplauso desganado de los propios es explicar cómo se redistribuye la riqueza sin caer en abismos inflacionarios. Ello supone evitar esquematismos para explicar el pasado reciente, en el que el resto del mundo peronista es narrado como mezquino y torpe, incapaz de valorar la clarividencia de Cristina, siempre entregada, siempre víctima. Resulta que la entonces vicepresidenta dijo una vez, en La Plata, la gran originalidad de que había que alinear el crecimiento con precios, tarifas y salarios, como si eso bastara para eximirse de responsabilidad en el Gobierno en el que su sector se ocupó de los mayores presupuestos.
“El mejor salario de América Latina” de diciembre de 2015 es un eslógan cada vez más intrascendente, que no tolera la más mínima repregunta sobre cómo podía convivir ello con un Banco Central con arcas vacías, un peso sobrevaluado y un déficit fiscal crónico sin financiamiento. Demasiadas “verdades”, consignas y esoterismos para desandar, transcurrida una década perdida luego de la presuntamente ganada.
La pregunta que no atina a responder ningún peronista con algún grado de liderazgo real o potencial es qué otra cosa propone además de “resistir” a Milei. Es probable que una parte de la sociedad estuviera anhelando un Gobierno postfasista, odiante, cuya propuesta central fuera pisar la cabeza del prójimo. Ganó Milei. Otra parte que se alejó del kirchnerismo acaso demande un mapa para un desarrollo sustentable, del país y de la vida de su barrio.
De Axel Kicillof se sigue esperando algún indicio por el estilo.
SL/MG
slacunza@eldiarioar.com
La transmisión oficial de la Cumbre del Mercosur se cortó en un momento clave: el ingreso del presidente de Brasil al Palacio San Martín, donde lo esperaba su par argentino. ¿Qué pasó en esos dos minutos ciegos? La intervención de Karina y la estampida del canciller Gerardo Werthein.
Javier Milei se encogió de hombros y levantó el mentón: “No sé”. Había, en ese mediodía del jueves, un tumulto en la puerta de ingreso del Palacio San Martín. Los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur –Luis Arce, de Bolivia; Santiago Peña, del Paraguay; y Yamandú Orsi, de Uruguay– ya habían cumplido con los saludos protocolares y esperaban en el Salón Dorado la llegada del último mandatario, Luiz Inácio “Lula” da Silva. Pero Lula estaba detenido en el descanso de la escalera que conecta el hall de ingreso con la Casa Uno, dónde Milei se desentendía de un asunto con riesgo diplomático. Lula escuchó unos gritos y se dio vuelta, intentó entender, no pudo. Sólo hizo un gesto a Ceremonial. Con un suave movimiento de palmas pareció indicar “esperen”. Detrás suyo, el tumulto. Y la transmisión oficial se cortó.
Fueron dos minutos ciegos. El drone libertario mostraba el sol chorreando sobre los árboles de Retiro, el frente del Palacio, la custodia oficial en miniatura. Píaban los pájaros mientras adentro pasaba otra cosa: la comitiva brasileña pecheando para entrar y un Seguridad que decía “prensa no” con el dedo levantado. Karina, que junto al hermano y al canciller Gerardo Werthein daba las bienvenidas, había bajado una línea clara a las embajadas. Contra toda diplomacia tradicional, les avisó que ningún fotógrafo oficial de ningún Presidente tomaría fotos de la recepción porque sólo circularían las validadas por Casa Rosada. Entonces hay que hablar de Ricardo Stucker, el fotógrafo oficial de Lula.
Desde hace más de veinte años, Stucker es la sombra del actual Presidente de Brasil. Empezó a fotografiarlo cuando Lula asumió en 2003. Ágil, dos cámaras al hombro, a los codazos si la situación la amerita, Stucker es capaz de gatillar parado en puntas de pie sobre una baldosa. Podría decirse que Lula y él son amigos. Podría decirse, también, que Stucker es el autor de la imagen pública del mandatario brasileño. Con el beneficio que otorga la cercanía, con la ventaja de conocerse desde el principio, del presidente de Brasil Stucker tomó retratos memorables. Viajaron juntos por todo el mundo durante las tres presidencias. Si entra uno, entra el otro. Hasta el jueves, que se rompió la racha.
Stucker protestaba en la puerta de ingreso del Palacio San Martín porque le prohibieron acompañar a su presidente, quien entendió –unos segundos después y sin que le explicaran– de qué iba ese revuelo que había interrumpido el protocolo. No siguió solo, simplemente decidió esperar en la escalera. Lo que sigue es lo que quedó afuera de la transmisión, que se cortó para empalmar con la vista del drone, que se desplazaba en un divague turístico.
Mara Gorini es abogada y una de las manos derechas de Karina Milei. Empezó a trabajar para La Libertad Avanza en la campaña presidencial de 2023. A su cargo estuvo la organización del cierre pre-Generales en el Movistar Arena. Hoy es secretaria de la secretaria general de la Presidencia. Dura, inflexible, resolutiva, Gorini produce cada acto del oficialismo. El jueves, se asomó al pasillo de la Casa Uno, donde esperaban Karina, Werthein y Milei. Alguien le contó el problema con Stucker y volvió a meterse. Les dijo: “Lula no entra si no entran los fotógrafos”. Karina le devolvió: “No entran los fotógrafos de los presidentes”.
Gorini volvió a salir, explicó a la comitiva brasileña. No hubo caso. Volvió: que Lula no se movía sin su fotógrafo. Milei abrió los ojos y levantó los hombros, en un gesto de “no sé” más que “arreglenló, por favor”. Werthein tomó aire, intentó decir algo... Karina se interpuso: “No. Ningún fotógrafo oficial entró. ¿Por qué haríamos una diferencia con él?”. Con esta negativa, la hermana se expuso a la posibilidad de una reacción de parte del presidente del país que es el principal socio comercial de la Argentina.
¿Cuál es el temor de Karina respecto de las imágenes del hermano? ¿Que perdería el control sobre el diseño del Presidente? Hay un riesgo, sí: que un fotógrafo que no sepa cuáles son las reglas oficiales retrate a Milei desde abajo, de costado, más calvo que cuando asumió, con el cabello más crespo que cuando le colocaron la banda. ¿Por qué Javier Milei no puede tomar decisiones tan elementales como permitir el ingreso de un fotógrafo? ¿Será que a Karina la empodera sostener el “no” hasta el final? Hay dos frases que se repiten en el entorno inmediato de los hermanos: “Viste cómo es Kari...” y “la imagen es todo”.
Esta vez no fue Gorini la que salió de la Casa Uno. Fue Werthein, que pegó una corridita y se acercó al Presidente de Brasil. Hablaron, brevemente. Cómo lo convenció, así en susurros, imposible saberlo. El canciller acompañó a Lula al encuentro con Milei. Apretón de manos a él y a Karina. Fotos oficiales. Milei le hizo un chiste a Lula, Lula apenas lo miró. Foto oficial grupal. Karina a la derecha de Lula. Ella, a cara lavada, se revuelve un poco el pelo. Ni una mueca Karina. Nada de esto pudo ver Stucker que, por primera vez en un viaje diplomático, se quedó afuera de una foto. Lula se llevó, como quería, la presidencia del Mercosur y partió, rápido, a San José 1111 para visitar a CFK.
VDM/MG