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La oposición busca voltear la medida del Gobierno que avala más poder policial. Se presentó un primer amparo judicial. Organizaciones como el CELS irán a la Corte Interamericana de DDHH.
La polémica reforma de la Policía Federal que implementó Patricia Bullrich para habilitar a los agentes a hacer requisas callejeras sin orden judicial o ciberpatrullaje llegó al Congreso. Pero no lo hizo porque la ministra haya enviado la iniciativa para darle aval legislativo, sino porque justamente su decreto se salteó ese poder del Estado y la oposición cree que las medidas son inconstitucionales. Al coro de cuestionamientos se suma que hoy trascendió un primer pedido de amparo en la Justicia para dejar sin efecto los cambios en el funcionamiento policial, así como que está en curso una denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
En la Cámara de Diputados ingresó este jueves un pedido de nulidad del decreto 383 publicado el martes pasado con la firma de Bullrich y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La iniciativa la promueven los diputados socialistas por Santa Fe Esteban Paulón y Mónica Fein. Entienden que es inconstitucional, entre otros puntos, porque el Congreso no delegó facultades al Gobierno en materia de seguridad, además de que se violan derechos fundamentales por aumentar la discrecionalidad policial.
El anexo al decreto de Bullrich es el que dejó por escrito las nuevas facultades de la PFA dándole la posibilidad a sus agentes de realizar requisas sin orden de un magistrado a partir de una serie de “supuestos” arbitrarios, como la presunción por parte del efectivo policial de que “se ocultan cosas relacionadas con un delito”, la existencia de “peligro cierto de que desaparezcan pruebas que se intentan incautar”, o en el marco de “operativos de prevención” en lugares públicos. Además dispone que la fuerza acceda a “información y bases de datos públicas” e incluso “solicitar el acceso a bases privadas” si lo considera “justificado” sin un permiso judicial.
El Gobierno avanzó en su temeraria reforma con la excusa de que el Estatuto de la Policía Federal databa de 1958. El martes mismo Javier Milei presentó con la ministra la “modernización” de la PFA y buscó caracterizarla como la “FBI argentina”. Ayer el vocero Manuel Adorni atajó las preguntas al respecto en su conferencia de prensa y dijo que si hay críticas que “vayan a la Justicia”.
Justamente este jueves se supo que se presentó un amparo para frenar el decreto. Y el CELS, según pudo confirmar elDiarioAR, está trabajando en una presentación que hará la semana que viene en la Corte Interamericana de DDHH en el marco de la causa Bulacio. En 2003 el Estado argentino reconoció su responsabilidad internacional por la detención arbitraria y la muerte de Walter Bulacio el 26 de abril de 1991, apresado en una razzia de la Policía Federal a la salida de un recital de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Sin embargo desde entonces nunca se asumió el compromiso de modificar las leyes sobre facultades policiales de detención de todas las provincias del país, especialmente cuando se trata de menores de 18 años de edad, y armar una mesa de consulta federal que incluyera a miembros de la sociedad civil.
El CELS cuestionó en un comunicado que la reforma de la PFA se haya hecho sin pasar por el Congreso y apuntó: “La falta de claridad sobre algunos de los cambios normativos permite la criminalización de organizaciones, la represión de protestas y el patrullaje en redes sociales”. Desde la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) denunciaron que el decreto de Bullrich “le otorga facultades amplísimas para realizar detenciones, allanamientos, requisas personales y de vehículos discrecionales, realizar tareas de espionaje y ‘esgrimir ostensiblemente sus armas’, además de definir su función no ya como garante de bienes y personas privadas o públicas, sino como ejecutora de las políticas de ‘seguridad nacional’”.
El diputado Paulón en su presentación de nulidad del decreto 383 sostiene que la Ley de Bases no habilita al Ejecutivo a legislar sobre seguridad pública, ni contiene declaración de emergencia en esa área. Por lo tanto, el decreto viola el artículo 76 de la Constitución Nacional, que exige que toda delegación legislativa sea expresa, limitada y con base en una emergencia claramente determinada.
El diputado argumentó además que el decreto implica un avance autoritario del Ejecutivo y es violatorio de derechos fundamentales. “Habilitar a la fuerza a realizar requisas y detenciones sin orden ni control judicial alguno, (...) tareas de prevención del delito en espacios públicos y digitales, tales como redes sociales abiertas, afecta derechos fundamentales como la libertad ambulatoria, la privacidad, la igualdad y la libertad de expresión”, dice el planteo.
A su vez, sostiene que el Ejecutivo contradice sus propios compromisos y omite el debate democrático que exige una reforma de esta magnitud. El proyecto recuerda que la ministra Bullrich había prometido presentar una reforma de la PFA al Congreso y que incluso reconoció públicamente la necesidad de una transformación institucional bajo debate legislativo. En sus redes Paulón reveló el momento exacto en que Bullrich, el 10 de enero de 2024, ante una comisión de la Cámara baja que discutía la primera versión de la Ley Bases, se comprometía a que cualquier reforma policial pasaría por el Congreso. “La reforma la traeremos al Congreso en su debido momento”, dijo entonces la ministra, hecho que no cumplió. “El ‘respeto a la ley’, te lo debo”, concluyó Paulón.
MC
En la Casa Rosada creen que la movilización en Plaza de Mayo refuerza el lugar de la expresidenta como figura simbólica, pero sin incidencia en el presente político. “Es un caso policial, no político”, repitieron funcionarios. Milei no alteró su agenda y apuesta a retomar la centralidad desde este jueves.
“Si esta cárcel sigue así, todo preso es político”, coreaban miles en Plaza de Mayo. Con banderas de La Cámpora, columnas del PJ, sindicatos alineados y la imagen de Cristina Kirchner en banderas y pancartas, el peronismo volvió a ocupar su lugar en la calle en medio de una escena blindada por las fuerzas federales. Pero en el corazón del poder no hubo conmoción. Ni reacción. Desde la Casa Rosada y la residencia de Olivos, el Gobierno eligió transitar la jornada con una mezcla de monitoreo y distancia. “Lo que pasó hoy pertenece a la sección policial”, sentenció un funcionario con despacho en Balcarce 50.
Fue una frase que sintetizó la línea bajada desde la cúpula libertaria desde que la Corte Suprema dejó firme la condena contra la expresidenta en la causa Vialidad. Para el Gobierno, el fallo no debe ser tematizado, ni amplificado, mucho menos confrontado. Este miércoles, mientras la voz de la expresidenta era amplificada por los parlantes, el presidente Javier Milei optó por el silencio: no emitió declaraciones, no grabó mensajes y no alteró su hoja de ruta. Se mantuvo en Olivos desde el sábado, y recién volverá este jueves a la Casa Rosada, donde grabará una entrevista con un canal local en un intento por retomar la iniciativa política. Al día siguiente encabezará el acto por el Día de la Bandera, que no será en Rosario —por razones de seguridad— sino en el Campor Argentino de Polo.
En la lógica del oficialismo, Cristina Kirchner ya no representa una amenaza, sino un símbolo en retirada. La Plaza, interpretan, fue motiva, pero no estratégica. “Fue una marcha para ella. No para lo que viene”, deslizaron cerca de la “mesa política” que este miércoles volvió a reunirse en la Rosada, conformada por Karina Milei, Guillermo Francos, Martín Menem, “Lule” Menem y el asesor Santiago Caputo. La consigna, en privado, es clara: Cristina sigue teniendo poder simbólico, pero no articula futuro. La ven como una figura en proceso de canonización, no de reconstrucción.
Esa lectura refuerza la decisión de no intervenir en el conflicto. “La Justicia hizo su trabajo. Nosotros no tenemos nada que ver. No es política, es Derecho”, repitieron voceros del Ejecutivo. La estrategia es evitar la trampa de la polarización clásica, donde la calle pone un tema y el poder responde. El mileísmo no quiere compartir escenario con el kirchnerismo: lo necesita como antagonista, pero ya no como rival. La distancia también se marca desde el lenguaje. “Cristina no está presa por lo que piensa, sino por lo que hizo”, dicen sin vueltas.
El operativo de seguridad de este martes, coordinado por la ministra Patricia Bullrich, se convirtió en otro instrumento para reafirmar esa narrativa. Vallado desde la madrugada, presencia de Gendarmería y Policía Federal, monitoreo en tiempo real desde la Casa Militar: todo en función del protocolo anti-piquetes, que en el Gobierno consideran una bandera de gestión. “Nadie pretende que la gente no se exprese, pero el Gobierno va a hacer todo para que el protocolo se cumpla”, señaló el vocero Manuel Adorni en su conferencia matutina.
Pero no solo la seguridad fue parte de la respuesta. También la gestión. Mientras la Plaza se llenaba, en los organismos públicos el Gobierno activaba su propia forma de ordenar: a los trabajadores que adhirieron al paro impulsado por ATE se les notificó que se les descontará el día. UPCN, el otro gremio estatal, optó por la libertad de acción. La instrucción, sin embargo, fue la misma: el que no trabaje, no cobra. En el oficialismo lo leen como otro capítulo de su narrativa de “orden vs. caos”.
En Olivos, mientras tanto, el Presidente mantuvo su ritmo habitual. El lunes participó de reuniones internas y siguió los acontecimientos con atención, pero sin alteraciones. En su entorno confían en que el pico de atención mediática por la condena a Cristina empezará a diluirse esta misma semana. “Después de esto, la agenda vuelve a ser nuestra”, afirman.
A diferencia de otros momentos de tensión callejera, esta vez el Gobierno no se replegó ni se endureció. Intentó seguir funcionando. En el fondo, lo que dejó la marcha para Milei no es temor ni presión, sino la supuesta confirmación de que el kirchnerismo se reagrupa, pero no renace. De que puede llenar una plaza, pero no una expectativa. “Nosotros seguimos gobernando. Ellos, movilizando”, sintetizó un armador libertario, convencido de que la elección ya está hecha y que la provincia de Buenos Aires “se gana caminando”. Faltando un mes para el cierre de listas bonaerenses, sin embargo, escasean las certezas.
PL/JJD
Una marea humana movilizó a Plaza de Mayo contra la condena de CFK. En un fuerte tono nostálgico, la ex presidenta prometió: "Vamos a volver".
“¿Me escuchan ahí en la Plaza de Mayo? Soy yo, Cristina”
La voz salió de los parlantes como una fantasía de ciencia ficción retro, sobrevoló la marea humana que gritaba, silbaba y lloraba cantando su nombre en Plaza de Mayo, y prometió: “Vamos a volver. Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para estar junto a ustedes. Y lo vamos a hacer porque tenemos algo que ellos jamás van a tener y jamás van a poder comprar: tenemos pueblo, tenemos memoria”. El audio de Cristina Fernández de Kirchner llegaba de manera remota de su domicilio en la calle San José, donde cumplía el primero de los 2190 días de prisión a los que fue condenada, y prometía, como si fuera 2017, que el peronismo volvería a ser gobierno. La nueva resistencia peronista había comenzado, y arrancaba con vientos de nostalgia.
Los organizadores de La Cámpora hablaban de medio millón de personas. Los más cautos, en cambio, calculaban poco más de la mitad. Pero fueran miles o cientos de miles, las columnas de sindicatos, partidos, organizaciones sociales y personas sueltas –muchas personas sueltas– desbordaban la Plaza de Mayo y se desparramaban por Avenida de Mayo y Diagonal Norte y Diagonal Sur. Era la primera gran demostración de fuerza del peronismo desde el inicio del gobierno de Javier Milei, y la dirigencia estaba exultante.
La columna de La Cámpora fue una de las primeras en ingresar. Inmensa, ruidosa, rabiosa: era la mística de todas las marchas por el 24 de marzo potenciada por la lucha contra la proscripción de su líder política. En un clima nostálgico de los 12 años de gobierno kirchnerista, La Cámpora se movilizaba sintiéndose más reivindicada que nunca. “Intentaron matarla, el tiro no salió y ahora salió el tiro del fallo. Y les va a salir por la culata porque la gente se cansa y patearon el hormiguero”, afirmó Wado de Pedro, minutos antes de ingresar a la plaza por Diagonal Sur.
A unas cuadras, en Avenida de Mayo, los pasacalles bailaban como guirnaldas sobre las columnas de personas que marchaban. “Argentina con Cristina”, rezaba un cartel del Movimiento Derecho al Futuro, la nueva agrupación de Axel Kicillof que, pese al malestar con CFK y el internismo con el camporismo, había cubierto las inmediaciones de Plaza de Mayo con mensajes en contra de la condena contra CFK.
La columna, encabezada por el gobernador y la tropa bonaerense que impulsa su aventura presidencial, como el “Cuervo” Larroque, el intendente Mario Secco o el diputado Juan Marino, también se extendía a lo largo de varios metros: una muestra de músculo territorial del flamante kicillofismo, que sacaba pecho y presumía haber llevado la mayor cantidad de militantes en defensa de CFK. Cómo para que no hubiera lugar a dudas.
“Es un golpe de autoritarismo que se expresa en una condena injusta y fuera de la ley, en un procedimiento judicial trucho contra Cristina. Acá tenemos que estar, en la calle”, declaró Kicillof mientras marchaba por 9 de Julio, y agregó: “De cara a septiembre vamos a buscar una lista conjunta de todos los sectores”.
Pero la Corte Suprema no sólo había logrado unificar a kicillofistas y camporistas, había logrado algo más insólito: que la izquierda marchara en defensa de Cristina. La columna del Polo Obrero arribó, junto al PTS y el gremio docente Ademys, con bombos y una bandera inmensa que decía “La proscripción refuerza el régimen. Afuera Milei”. Marcela, una abogada que tiene una discapacidad y caminaba cojeando porque se había roto una pierna, sonreía sacándose fotos con la columna, haciendo la V peronista: “Yo le agradecí a ”(Myriam) Bregman, porque hoy teníamos que estar todos. Porque esto nunca pasó en la Argentina, hay que defender la democracia“, explicó.
A unos metros, la diputada Vanina Biasi encabezaba la columna de la izquierda: una postal roja en medio de la marea azul y blanca de las banderas y la mayoría de las agrupaciones peronistas. “El fallo de la Corte no viene a subsanar la corrupción. Es un fallo proscriptivo que hoy viene contra Cristina, pero mañana viene a reordenar el escenario político en favor de los intereses que defienden a Millei”, argumentó Biasi que, chicanera, no pudo evitar agregar: “Tal vez si hubieran luchado como la izquierda el fallo no hubiera salido”.
A unos metros, un par de chicas que charlaban eran interrumpidas sistemáticamente por personas que les pedían sacarles una foto. Melisa es trabajadora no docente en la UTN y tenía una remera puesta que dice “Vos tan gato y yo tan yegua”.
Más adelante, ya llegando a Plaza de Mayo, una pareja de jubilados se comía un choripán en una de las decenas de parrillas ubicadas a lo largo y ancho de la convocatoria. Laura tenía atada a la espalda una bandera con la cara de Cristina que había tenido que sacarse cuando se subió al tren viniendo desde Hurlingham, porque la policía estaba deteniendo personas en el transporte público. No solo allí: sindicatos y organizaciones denunciaron que las fuerzas de seguridad que comanda Patricia Bullrich habían realizado requisas en rutas nacionales y en los puntos de ingreso a la Ciudad, revisando pertenencias y pidiendo documentos.
“Yo a ella le agradezco haberme dado la dignidad de tener la heladera llena”, sintetizó, seria, Laura, mientras su marido asiente.
Pasadas las 16 horas, comenzó el acto. Un acto simbólico, sin oradores y que se limitaba a pasar un audio de CFK desde su prisión domiciliaria en el barrio de Constitución. Una nueva era. “Espero que estén muy bien. Yo aquí, en San José 1111, firme y tranquila. Eso sí, con prohibición de salir al balcón. Dios mío, qué cachivaches que son”, comenzó Cristina, entre las risas de los manifestantes de la plaza.
“Me gustó escucharlos cantar otra vez ”vamos a volver’. No lo hacíamos hace demasiado. Me gusta ese ‘vamos a volver’ porque revela una voluntad, la de tener un país donde los pibes vuelvan a comer cuatro veces al día“, admitió la voz de CFK, que de vez en cuando era interrumpida por los cantos de manifestante que coreaban, una y otra vez, con ”Vamos a volver“.
En su mensaje grabado, la ex presidenta anticipó que el gobierno de Javier Milei se iba a caer. “Y se cae no solo porque es injusto e inequitativo, sino porque es insostenible”, insistió, y agregó que “el verdadero poder económico sabe que este modelo económico no tiene futuro y por eso es que estoy presa, pero hay algo que deben entender todos, y es que podrán encerrarme a mi, pero no podrán encerrar a todo el pueblo argentino”.
Entre los chiflidos de los manifestantes, CFK volvió a arremeter con la misma pregunta que se había hecho la semana pasada, previo a que se conociera la condena de la Corte Suprema: “¿Por qué si estaba acabada no me dejaron competir? Bueno, acá esta la respuesta. Yo presa en San José sin poder salir siquiera al balcón. Menos mal que no tengo macetas porque ni las podría regar. Gente ridícula, ¿saben por qué no me dejaban competir? Porque saben que pierden”, provocó.
Los chiflidos llegaron hasta la Casa Rosada, semi vacía por esas horas. Milei no había pisado el edificio en todo el día, y había sentado su base de operaciones desde Olivos, en donde se dedicó a tuitear sobre la crisis de corrupción que sacude al gobierno español del socialista Pedro Sánchez, el superávit financiero del mes de mayo y el conjunto de leyes que Federico Sturzenegger había desregulado en el día. Pero de la marcha a Plaza de Mayo, nada.
Ya sobre el final, CFK se conectó brevemente en vivo. Agradeció, mandó cariño e ironizó sobre el nuevo mecanismo de comunicación. “La razón nuestra es la razón de los pueblos, que se niegan a ser arrasados y también una patria que se niega a ser colonia”, cerró y, en los parlantes en los que antes sonaba su voz, comenzó a sonar Los Redondos cantando “Todo preso es político”.
Una chica rubia con una remera con el rostro de CFK lloraba desconsolada. “Le agradezco la dignidad, acá vamos a estar”, explicaba, hipando. A unos metros, un par de amigos que, una hora antes, se habían quejado de que se cantara “Vamos a volver”, abandonaban la Plaza de Mayo. “Estamos condenados a cantar esa canción parece”, ironizó uno de ellos, resignado. De fondo seguían sonando Los Redondos. Una postal de kirchnerismo explícito que podría haber salido del 2012.
MC/MG
El mandatario desistió de la tradicional celebración por el 20 de junio en el Monumento a la Bandera y encabezará un evento en el Campo de Polo de Palermo. El mensaje del jefe de Gobierno ante la jura de la bandera de alumnos porteños.
La celebración por el Día de la Bandera se convirtió en un hecho político a partir de que el presidente Javier Milei rechazó asistir al tradicional acto en Rosario y armó su propio evento en la ciudad de Buenos Aires. El mandarario estará este viernes en el Campo Argentino de Polo para conmemorar la jura de la bandera y el 205 aniversario de la muerte de Manuel Belgrano. Desde el gobierno de Santa Fe confiaron a elDiarioAR que la Casa Rosada solo notificó la ausencia del jefe de Estado sin dar mayores explicaciones.
Este medio supo que el cambio de locación podría haberse debido a “cuestiones de seguridad”. Milei estará acompañado en el acto agendado desde las 11 de este 20 de junio por toda la plana de su gobierno.
El año pasado el Presidente sí había ido a Rosario, en medio del fuerte avance de la Gendarmería Nacional en los barrios afectados por la violencia del narcotráfico. En esta oportunidad, la provincia está a las puertas de una elección legislativa: el domingo 29 son los comicios generales para la Legislatura provincial, así como para cargos municipales. Y allí los libertarios enfrentan al oficialismo del radical Maximiliano Pullaro.
De hecho este jueves se espera en Rosario la presencia de la ministra Patricia Bullrich para acompañar al candidato a concejal por Rosario por La Libertad Avanza, el experiodista Juan Pedro Aleart, quien quedó bien posicionado en las PASO locales.
Ante el cambio de sede, es probable que Milei se encuentre con Jorge Macri en el Campo de Polo, en medio de la tensión que dejó entre LLA y el PRO el resultado de las elecciones porteñas. En el Tedeum del 25 de mayo el Presidente le esquivó el saludo al jefe de gobierno porteño.
Este jueves, de hecho, fue el alcalde el que pareció enviarle un mensaje velado al libertario: pidió “bajar el nivel de odio” en la conversación pública. Lo hizo al encabezar la toma de juramento a la bandera de unos 1.000 alumnos de 4to. grado de la Ciudad de Buenos Aires en el teatro Colón.
“Este país necesita sanar y, como todo cambio cultural, solo se puede realizar desde abajo para arriba: de los niños a los adultos”, subrayó Macri. Mirando a los niños, el jefe de Gobierno apuntó: “Así como muchas veces nos retan ustedes porque hacemos lo que no tenemos que hacer en el auto u otras cosas, ustedes también nos pueden ayudar a que este sea un país donde nos tratemos mejor. Miremos al otro con mucho más amor y cariño”.
“El ver al otro, verlo en serio, entender que en el otro hay otro ser humano y tal vez ahí podamos bajar un poco el nivel de odio, de enfrentamiento, que hay a veces en las redes”, concluyó Macri.
MC
La expresidenta habló desde su casa en un mensaje grabado para la manifestación peronista que reclamó contra su condena. El Gobierno ratificó el protocolo antipiquetes, que se vio desbordado por la multitud en el centro porteño.
“El verdadero poder económico sabe que este modelo no tiene futuro y por eso es que estoy presa”. Cristina Kirchner apeló a un mensaje grabado para participar a su modo en la marcha peronista que colmó este miércoles la Plaza de Mayo en contra de su detención domiciliaria. “Pueden encerrarme a mí, pero no a todo el pueblo argentino. Los que están asustados no somos nosotros, son ellos”, aseguró la expresidenta tras cumplir el primer día de una condena de seis años, además de la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Cristina tuvo duros pasajes contra el Gobierno. “El modelo que encarna Milei se cae porque es injusto e inequitativo, pero fundamentalmente porque es insostenible en términos económicos. Tiene vencimiento como el yogurt y no es nuevo, lo vimos con Martínez de Hoz y con Cavallo”, señaló la exmandataria en un mensaje leído que grabó en su departamento de San José 1111, en el barrio porteño de Constitución. “Mientras esto sucede, el impresentable de (Luis) Caputo alquila dólares para simular que tiene reservas. Más chanta no se consigue”, apuntó.
Cristina apareció dos veces: primero en diferido, con un mensaje grabado previamente y uego salió en vivo para agradecer la convocatoria. Según los organizadores el estimado de manifestantes fue de entre 500.000 personas a un millón. Tras sus palabras, que no duraron más de diez minutos, el acto dejó mensajes al Gobierno con canciones: sonó “Todo preso es político” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y “Pinturas de guerra”, del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
“Estoy firme y tranquila, eso sí, con prohibición de salir al balcón. Dios mío, qué cachivaches que son. Quiero agradecerles a todas y todos las increíbles muestras de afecto todos estos días en la puerta de mi casa y en distintos puntos del país”, añadió. Bromeó al respecto de sus condiciones de detención: “Menos mal que no tengo macetas con plantas para regar en el balcón”.
Cristina buscó inyectar una dosis de épica a la militancia, aunque el peronismo primero tiene que desandar la interna abierta desde que Axel Kicillof desdobló las elecciones bonaerenses. Esa decisión del gobernador fue la que llevó a la expresidenta a buscar presentarse como candidata a diputada provincial por la Tercera Sección Electoral, que corresponde al sur del conurbano. “No me dejan competir porque saben que pierden”, planteó hoy desde la plaza.
Luego CFK le pidió al peronismo “organizarse para planificar cuál es el verdadero problema que tienen nuestro país”. Así reconoció el apoyo que le dio la militancia en los últimos días en la puerta de su casa: “Me encantó escucharlos cantar 'Vamos a volver', no lo hacíamos hace mucho tiempo”.
El acto de Cristina tuvo la consigna “Argentina con Cristina”, la original de la manifestación que se había planificado hacia Comodoro Py, donde la expresidenta debía presentarse como máximo hoy para notificarse de su detención. Finalmente ayer el Tribunal Oral Federal 2 le convalidó directamente la prisión domiciliaria y la obligó a usar tobillera electrónica, así como le prohibió salir al balcón.
El acto contó con una masiva participación de todas las tribus peronistas, desde La Cámpora al espacio de Kicillof Movimiento Derecho al Futuro. Hasta la izquierda se movilizó contra la proscripción, aunque se quedó en las inmediaciones del Obelisco para un acto propio. No estuvo en las calles orgánicamente la CGT por la discusión interna entre el ala más kirchnerista, la peronista y la alineada con Milei. La central obrera dio libertad de acción para los distintos sindicatos.
En la previa, el Gobierno se había mostrado desafiante y ratificó la vigencia del protocolo antipiquetes. “La calle es de la gente, no es del kirchnerismo ni del Gobierno”, planteó el vocero presidencial Manuel Adorni. Las fuerzas de seguridad desplegaron unos 2.000 efectivos, además de instalar un fuerte vallado alrededor de la Casa Rosada y controlar los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. “Las fuerzas federal están trabajando para que tanto los accesos, como la vía pública y edificios que responden a las autoridades federales sigan teniendo el orden que deben tener y no deben perder por una marcha de tintes políticos”.
“El Gobierno va a hacer todo para que el protocolo antipiquetes se cumpla”, ratificó Adorni, luego de que en las primeras horas del día el peronismo y distintos grupos políticos ya se concentraron en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires, como la zona de la casa de la expresidenta, en Monserrat, y en sectores sobre la avenida 9 de Julio y hasta la estación Constitución. El vocero aclaró sin embargo sobre la marcha: “Es legítima, nadie pretende que la gente no se exprese”.
MC