Código Postal 3400
Mientras se suspende el concurso del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), la Cancillería atraviesa una reconfiguración silenciosa. Crece la preocupación por los cargos que quedaron desiertos tras la rotación reglamentaria de diplomáticos. Lo que está en juego no es sólo una decisión presupuestaria: es la concepción misma de qué significa tener un servicio exterior profesional.
En el año en que el gobierno de Javier Milei decidió suspender por primera vez en tiempos normales el concurso de ingreso al Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), un funcionario con acceso directo al Presidente se encarga personalmente de proponer la eliminación del cuerpo diplomático. La escena es coherente. La medida, anunciada en marzo pasado, fue justificada como una suspensión operativa acotada a 2025, pero la simultaneidad con propuestas más radicales sugiere que podría no tratarse apenas de una pausa.
En los pasillos del Palacio San Martín, el clima es de incertidumbre y repliegue. Según diversas fuentes, muchos diplomáticos que debían rotar este año no fueron renovados y sus reemplazos aún no llegaron. Sin instrucciones claras, varias representaciones quedaron semiparalizadas. Se estima que hay al menos cincuenta cargos —entre embajadas, consulados y agregadurías— que quedaron vacantes en las últimas semanas, sin previsión de cobertura ni continuidad operativa. Aunque no hay confirmación oficial, el dato circula como un hecho entre quienes conocen los movimientos internos del Ministerio de Relaciones Exteriores que comanda Gerardo Werthein.
Desde Cancillería confirmaron que, tras un análisis de personal y necesidades del servicio, no era imprescindible convocar nuevos ingresos al ISEN. La Jefatura de Gabinete respondió al Congreso que el instituto continúa con sus funciones de capacitación interna y que existen antecedentes —en 1992 y durante la pandemia— donde también se suspendieron concursos. “Esta decisión responde a las limitaciones operativas y tiene incidencia sólo por este año”, justificó Guillermo Francos en su último informe de gestión. Pero diplomáticos de carrera no comparten la mirada oficial: lo leen como una fractura en una continuidad institucional iniciada en 1963.
“Es grave que se intente poner en el plano de la discusión ideológica a un área que históricamente fue de excelencia”, fustigó uno de ellos en diálogo con elDiarioAR, que prefirió resguardar su identidad. Es la misma incomodidad que derivó en la renuncia del director del ISEN, Renato Carlos Sersale di Cerisano, diplomático con trayectoria en destinos clave como Alemania y Reino Unido. En marzo pasado, Sersale envió una carta al canciller expresando su disconformidad con la suspensión del concurso, que consideró una medida desatinada. Para el cuerpo diplomático, la interrupción no es sólo una omisión operativa: es un quiebre simbólico e institucional.
El concurso anterior, correspondiente a la promoción 60, fue convocado y ejecutado durante 2024, ya bajo el gobierno de Milei. Ese dato refuerza que la suspensión decidida para 2025 no obedece a una transición administrativa heredada, sino que forma parte de una estrategia deliberada del oficialismo.
La medida ocurre en paralelo a un rediseño más amplio dentro de la Cancillería. La salida de Diana Mondino, reconocida dentro del cuerpo diplomático como una interlocutora razonable en el marco del gobierno libertario, y su reemplazo por Werthein —empresario sin experiencia diplomática, con llegada directa a Milei— profundizó la idea de que se busca desmontar las estructuras profesionales del Servicio Exterior. Werthein trabaja desde hace semanas en un plan de fusiones y recortes de misiones, mientras evita pronunciarse sobre el futuro del ISEN.
Al malestar puertas adentro de la Cancillería se suma una propuesta disruptiva que circula desde Madrid. Alejandro Nimo, agregado comercial en la embajada argentina en España, le elevó recientemente al presidente Milei un documento de veinte páginas titulado “La diplomacia de la libertad”, tal como reveló elDiarioAR. Allí propone reemplazar el Servicio Exterior de la Nación por una “diplomacia móvil”, basada en teletrabajo, consulados gestionados desde Buenos Aires y cámaras empresariales cumpliendo el rol de las agregadurías comerciales. En su visión, el Estado es una estructura obsoleta que sostiene una ilusión de “bienestar socialista”. Las embajadas, considera, deberían reducirse a tres diplomáticos y dos asistentes, o directamente desaparecer.
La propuesta —elaborada desde la residencia diplomática de la calle Fernando el Santo, donde se espera el desembarco del nuevo embajador Wenceslao Bunge, empresario cercano al oficialismo— no es menor. Nimo no es diplomático de carrera, pero fue ratificado en su puesto por la actual gestión. Según él mismo, Milei avaló sus ideas y lo instruyó a presentarlas al canciller Werthein.
El contraste entre el cierre del ISEN y el plan de Nimo ayuda a interpretar el contexto. Lo que está en juego no es sólo una decisión presupuestaria: es la concepción misma de qué significa tener un servicio exterior profesional. En el Congreso, durante el último informe de gestión de Guillermo Francos, diputados de la oposición advirtieron sobre la gravedad institucional de la suspensión del concurso y se preguntaron si se busca eliminar deliberadamente la pluralidad de voces en el Ministerio. La respuesta oficial nunca llegó.
La inquietud se extiende también a la Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (APSEN). Por tradición, los diplomáticos evitan confrontar públicamente al Poder Ejecutivo. Pero en privado admiten un creciente temor a represalias. Se vive, dicen, una purga silenciosa: se premia la lealtad ideológica y se margina la trayectoria técnica. Algunos funcionarios están en situación de acefalía operativa, y otros no saben si podrán seguir cumpliendo funciones el próximo mes.
El ISEN, con su concurso anual, es una de las pocas instituciones del Estado que garantizaba un ingreso por mérito, con reglas claras y continuidad más allá de los gobiernos. La interrupción de ese mecanismo es, al mismo tiempo, un golpe simbólico y práctico. En lugar de formar cuadros profesionales, el Gobierno comienza a reemplazarlos por designaciones políticas. El caso de Nimo es paradigmático: desde su puesto en la embajada más importante de Europa, predica la disolución del mismo cuerpo al que formalmente representa.
PL/DTC
Idas y vueltas inexplicables marcan la relación entre el Presidente y el anunciado candidato a diputado por LLA. En 2021, Milei transmitió que Espert intentó comprarlo con US$300.000 cash para que se sumara a Juntos por el Cambio. Cancelaciones que se esfuman y doble vara en el mundo ultra.
Entre muchas definiciones pendientes, el año electoral presenta algo parecido a una certeza. Javier Milei eligió a José Luis Espert para encabezar la lista de candidatos a diputados del oficialismo por la provincia de Buenos Aires, en octubre próximo. El dato no es menor, porque se trata de la postulación más importante de lo mucho que está en juego en las urnas.
La relación entre el Presidente y el diputado —afiliado a La Libertad Avanza en febrero pasado— atravesó varias idas y vueltas en lo que va de la década, con instancias que parecieron irreconciliables. No hubo de parte de ellos una explicación mínimamente coherente de esos movimientos, ni en el plano político ni el personal.
En privado, Milei se encargó de difundir entre integrantes de su armado político la causa del distanciamiento más grave, a mediados de 2021, según pudo reconstruir elDiarioAR de tres fuentes independientes entre sí. Todas ellas afirman haber escuchado la narración de boca del hoy Presidente.
Con la pandemia todavía en curso, Milei había decidido postularse en las elecciones de medio término de 2021. Dos años antes, en 2019, el entonces analista de Corporación América y panelista televisivo se había entusiasmado con el esbozo de la postulación presidencial de Espert, economista con similar discurso ultra, pero la relación naufragó por diferencias sobre la estructura política y el financiamiento de la campaña. Milei terminó anunciando que no votaría por ningún candidato en esos comicios que ganaría Alberto Fernández.
En octubre de 2020, el vínculo entre Milei y Espert se descongeló, y ambos comenzaron a pergeñar un proyecto electoral común. Las negociaciones avanzaban hasta que se produjo el hecho narrado por las tres fuentes citadas, poco antes de la inscripción de alianzas y listas electorales de 2021.
Milei transmitió que Espert se presentó con una valija con US$ 300.000 en efectivo, a cambio de que bajara su inminente candidatura a diputado nacional y se incorporara a las listas de Juntos por el Cambio (JxC), en el quinto lugar, un puesto entrable para el oficialismo porteño.
Según el relato, Espert actuó de emisario de Horacio Rodríguez Larreta. Tras el traumático final del Gobierno de Mauricio Macri, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires había asumido la conducción política de JxC y proyectaba su candidatura presidencial. Además del riesgo electoral que significaba la irrupción de un emergente por derecha en la Ciudad de Buenos Aires, Larreta era blanco cotidiano de los insultos y amenazas que profería Milei por televisión. Todo lo contrario de Espert, que ya había ubicado a alguno de sus hombres en puestos en el Gobierno porteño.
Dos de las fuentes indican que el encuentro en el que Espert —según el relato de Milei— habría intentado el soborno tuvo lugar en la casa de Karina Milei en Vicente López, conurbano norte de la Capital Federal, en junio o los primeros días de julio de 2021. Además de los dos economistas, estaban presentes Karina; Luis Rosales, analista y entonces socio político de Espert; y Jimena Aristizábal, secretaria del economista que habría llevado la valija.
Hace tres años, el abogado Carlos Maslatón, un armador de los inicios de La Libertad Avanza, narró a este periodista el mismo hecho, aunque con menos detalles. No fue posible en esa ocasión corroborar la versión con más fuentes que hubieran escuchado la denuncia contra Espert de boca directa de Milei y aportaran más precisiones, como sí ocurrió ahora.
El relato indica que Milei rechazó con indignación el ofrecimiento de Espert y ello disparó la ruptura. En definitiva, se trataba de una oferta de una naturaleza distinta a los pagos cash en dólares de interesados que se acercaron a medida que el panelista se fue transformando en presidenciable, según el relato de inversores que afirman haber gestionado esas citas mediante el whatsapp de Karina.
La coincidencia de cuatro fuentes independientes entre sí —las tres consultadas para esta nota y Maslatón— resulta concluyente en cuanto a que Milei relató ese hecho como causa de la cancelación de Espert
En los días siguientes al relatado encuentro de la valija, el economista-panelista inscribió La Libertad Avanza en la Capital Federal, y su colega compitió por la provincia de Buenos Aires con el sello Avanza Libertad.
Ambos consultores, el anarco-liberal y el ultraliberal, con pasado en el Estudio Broda, resultaron electos diputados nacionales en 2021. Durante la campaña, Espert alimentó la confusión de los respectivos espacios, pero Milei se ocupó de aclarar de que La Libertad Avanza no tenía nada que ver con Avanza Libertad.
La coincidencia de cuatro fuentes independientes entre sí —las tres consultadas para esta nota y Maslatón— resulta concluyente en cuanto a que Milei relató ese hecho como causa de la cancelación de Espert, pero no prueba el intento de soborno en sí.
Karina, Espert y los voceros presidenciales de Javier Milei no respondieron consultas de este medio sobre el episodio. En el entorno de Rosales —compañero de fórmula presidencial de Espert en el Frente Despertar, en 2019, luego distanciado— afirman que el motivo del quiebre de la relación fue paulatino y “no un hecho específico”, y que las negociaciones para el armado electoral se llevaron a cabo en diversos domicilios, inclusive el de Karina.
“Un disparate; es falso”, dijo un allegado a Rodríguez Larreta en lo referido a que el exjefe de Gobierno hubiera mandatado a Espert a tentar a Milei con US$300.000. Desde allí apuntan un dato que cuestiona la lógica del encargo. Al competir en Provincia con el sello Avanza Libertad, Espert terminó afectando el mercado electoral de Diego Santilli, la carta de Larreta en el principal distrito en 2021.
Ese razonamiento indica que el presunto enviado a Vicente López no estaba alineado con los objetivos presidenciales del jefe de Gobierno. Suena probable, pero las idas y vueltas de Larreta y Espert en años previos y posteriores también resultan poco explicables desde un umbral bajo de lógica política.
De todas formas, lo validado por cuatro fuentes —que Milei difundió la versión— suma interrogantes sobre la vara ética de Milei, que va desde lo infranqueable a la hora de pactar con personalidades a las que odia (Larreta), e indecorosa ante lúmpenes cripto y tareas de consultoría financiera, contemporáneas con su actividad política.
También se abren dudas sobre la verdadera dimensión de los odios del Presidente.
Si transmitió que Espert quedaba cancelado por un presunto intento de coima, no se sabe qué activó la descancelación dos años y medio después, al punto de transformarlo luego en su candidato para potenciar el rumbo ultraderechista, con la dosis de violencia ilimitada que supone “el profe”, si es que Santiago Caputo no logra torcer esa decisión.
Así, la presunta resistencia de Milei a Larreta resulta pétrea, pero líquida ante Milei o ante Patricia Bullrich, a quien acusó falsamente de un acto atroz: poner bombas en jardines de infantes.
Milei lanza llamaradas hasta lo temerario contra quienes se le ponen delante de su camino, pero también elige cuándo ser vaporoso.
Lo validado por cuatro fuentes —que Milei difundió la versión— suma interrogantes sobre la vara ética de Milei, que va desde lo infranqueable a la hora de pactar con alguien a quien odia (Larreta), e indecorosa ante lúmpenes cripto y consultorías indebidas
En octubre de 2022, entre risas, le contó a Alejandro Fantino que le habían puesto US$300.000 dólares sobre la mesa y le dijeron “correte”. “Llevátelos, no me interesa”, dijo que respondió. Cauto esa vez, prefirió no dar nombres.
La vida política de Milei y Espert es relativamente breve, como es lógico, porque nunca una opción ultra había llegado tan alto en las urnas. Ocurre que la dupla acumula demasiados acercamientos y distanciamientos inexplicables para tan poco tiempo, aun desde la óptica más extrema del pragmatismo político.
Milei y sus socios Diego Giacomini, Mariano Fernández y Gustavo Lázzari se sintieron atraídos por la candidatura presidencial de Espert en 2019. En marzo de ese año, el candidato selló una alianza con Alberto Asseff, un veterano nacionalista conservador, dueño de sellos que sirvieron a políticos sin partido en varias elecciones. El grupo de Milei se bajó del barco del Frente Despertar con el argumento de que aliarse con Asseff era inaceptable, porque resultaba “contrario a las ideas de la libertad”.
Meses después, antes de las elecciones, Milei y Espert se fundieron en un abrazo. Desconcertados, los grupos ultras se encendieron, pero finalmente el economista de las empresas de Eduardo Eurnekian se declaró prescindente.
Esa campaña dejó un lastre para Espert. El hombre de negocios Federico “Fred” Machado puso sus aviones a disposición de la campaña del candidato del Frente Despertar, pero resultó ser un narco que en 2022 sería extraditado a Estados Unidos.
Un segundo episodio poco edificante de aquel año lo admitió Gonzalo Díaz Córdoba, jefe de la campaña de Espert en la Ciudad de Buenos Aires. Este dirigente, entonces amigo de Lilia Lemoine y de larga trayectoria en proyectos de derecha, contó en un streaming con Maslatón que había negociado el apoyo de Espert a la reelección de Larreta como jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires en 2019, a cambio de fondos para sostener la candidatura presidencial del Frente Despertar.
Luego sobrevino el proceso de distanciamiento, el reencuentro para las elecciones de 2021, el relato de Milei sobre la valija y la línea roja que parecía definitiva. La frialdad se transformó en enfrentamiento cuando Larreta, asediado por Bullrich y Milei, designó a Espert como su candidato a senador por la provincia de Buenos Aires en las primarias de 2023. “Yo te conozco”, “títere del kirchnerismo”, “populista”, regaló Espert a su examigo durante la campaña. Las huestes de Milei respondieron con la cloaca habitual de las redes.
La enemistad se puso nuevamente en pausa con un abrazo en el recinto de la Cámara de Diputados, en noviembre de 2023, a pocos días de la asunción presidencial de Milei. Desde entonces, Espert aceleró a fondo con promesas de bala y una catarata irrefrenable de violencia en cada una de sus intervenciones públicas.
Y así nació el presente idilio.
SL/DTC
slacunza@eldiarioar.com
En la última semana la vicepresidenta sufrió el desplante de Milei en el Tedeum, la renuncia de su secretario administrativo, de su vocero y un ataque coordinado en redes. La designación de "Pato" Russo y la familia militar. Los cambios en el Senado.
En una semana, Victoria Villarruel sufrió el desplante público de Javier Milei en el Tedeum por el 25 de Mayo, la renuncia de su amigo personal y flamante secretario Administrativo, y un nuevo ataque virtual coordinado desde Casa Rosada. A modo de respuesta, la vice designó a un ex estratega de Milei como jefe de asesores, le soltó la mano a viejos aliados y se rodeó de una nueva camada de militares retirados. Entre el caos y la paranoia, Villarruel resiste en soledad, en su despacho en el Senado, y busca modos de relanzar su perfil político.
Quienes acompañan a Villarruel aseguran que, cuando la vice camina por la calle, la gente se le acerca para decirle que “se corte sola” y que “arme un espacio propio”. El gran fantasma que explica la enemistad originaria del Presidente con su vice, que comenzó con la desconfianza de Karina durante la campaña en 2023, pero se consolidó cuando Milei comenzó a sospechar que Villarruel pretendía reemplazarlo. Ante esas acusaciones, la vice siempre afirmó que ella no haría nada para perjudicar al Gobierno ni al Presidente.
Esta escena se repitió el jueves, cuando Villarruel visitó Chivilcoy y se reunió con el intendente, Guillermo Britos, quien viene trabajando en un armado electoral de “centro” con actores del radicalismo y el peronismo no K. Britos y la vice se conocen desde 2023, cuando Milei lo tentó para ser su candidato a gobernador para la Provincia de Buenos Aires, pero terminó declinando por diferencias con el armador hoy caído en desgracia Carlos Kikuchi. Desde entonces, la vice mantuvo contacto con Britos, que es excomisario de la Bonaerense, y lo recibió incluso en el Senado el año pasado.
Escoltada por Claudia Rucci, hija del secretario general de la CGT asesinado en el 73’ y amiga personal de Villarruel, la vice conversó con Britos en su despacho sobre las elecciones bonaerenses. Sin embargo, cuando el intendente le consultó si iba a jugar, Villarruel le aseguró que no competiría. No este año, al menos.
La foto que se sacaron al final del encuentro, sin embargo, enviaba otro mensaje. Y Villarruel y Britos lo sabían. El intendente, por un lado, venía de reunirse con los peronistas Fernando Gray, Julio Zamora y Juanchi Zabaleta, con quienes pretende cerrar una alianza electoral. Y Villarruel, mientras tanto, venía de cerrar una semana de fogoneo en las redes en el que toda la tropa virtual del Gobierno había salido a acusarla de traidora.
Con un gesto, Villarruel daba rienda libre a la especulación y al mayor temor de los hermanos Milei. La venganza, tras la oleada de ataques en redes que habían comenzado con el desplante en el Tedeum y la oficialización de Mario “Pato” Russo como su jefe de asesores.
La decisión de Villarruel de oficializar a Russo como director general del Cuerpo de Asesores del Senado generó un tembladeral en el mundillo libertario. Su nuevo estratega, al que la tropa karinista identifica como el responsable detrás del coqueteo con un sector del peronismo de derecha, condujo la campaña libertaria en 2021, que llevó a Milei y la propia Villarruel a ocupar dos bancas en la Cámara de Diputados. Russo fue, incluso, quien le presentó a Villarruel a Milei con el objetivo de diseñar una boleta que combinase el perfil anarco libertario de él con el perfil más conservador y castrense de ella.
Desplazado de la mesa chica luego del desembarco de Santiago Caputo, Russo pasó rápidamente a integrar el grupo de los indeseables del régimen libertario. Por lo que su designación en la mesa de la otra gran indeseable, Victoria Villarruel, despertó las alarmas del triángulo de hierro que, a través de Lilia Lemoine, salió a acusarlo de ser un “infiltrado” puesto para “controlar y de ser necesario detonar” a Milei.
Los dardos de Lemoine, sin embargo, no son más que una continuación del ataque coordinado que Casa Rosada retomó contra la vice después del 25 de mayo, cuando Milei le negó el saludo en el Tedeum. Javier Negre, el dueño español de La Derecha Diario; Nicolás Marquez, el ideólogo de ultraderecha y biógrafo de Milei; Santiago Oría, el cineasta personal del Presidente: todos salieron a acusar a la vice de haber “conspirado” contra el Presidente, de ser una “traidora” y una “desagradecida”.
Villarruel les respondió el viernes, después de unos días. “A los operadores mediáticos y a la casta toda: ‘Villarruel se junta con Macri’. Lo vi una sola vez en noviembre de 2023 previo comunicárselo a mi compañero de fórmula. ‘Villarruel comería pizza con Moreno’. Como pizza pero a él no lo conozco. ‘Villarruel estaría alquilando un hotel para lanzar un espacio político’. Debe ser el mismo hotel donde se celebró mi casamiento imaginario el año pasado”, ironizó, a través de Twitter.
Las cuentas fandom que siempre le revolotean salieron en su defensa. Pero nadie más.
“Villarruel está sola, está desorientada”. Las palabras son de un importante senador de la oposición que dialogaba cotidianamente con la vice hasta que, hace un mes, cortó con toda comunicación. Pero podrían ser, sin embargo, de casi la totalidad de los exaliados de la presidenta del Senado, que en el último par de semanas ingresó en un raid de cambios internos que tienen a toda la Cámara Alta en pie de alerta.
Los problemas comenzaron la semana pasada, cuando el cordobés Emilio Viramonte Olmos, un amigo personal de la vice, renunció a su cargo como secretario Administrativo del Senado: un cargo por el cual Villarruel había luchado y negociado con fiereza con la oposición, concediendo nuevos lugares al peronismo en las comisiones solo para que le aceptaran el lugar a Viramonte Olmos. “Tardamos más tiempo en ponerlo que él en ocupar el cargo”, ironizaba uno de los pocos aliados libertarios que le quedan a la vice en el Senado.
En efecto, Viramonte Olmos apenas llegó a ocupar dos semanas el cargo hasta que, enfurecido con Villarruel porque no le cedía las funciones que le había prometido, presentó una carta de renuncia y anunció: “Me vuelvo a Córdoba, cuando necesiten de mis funciones vuelvo”, le dijo a un senador que lo llamó sorprendido cuando se enteró de la novedad.
El secretario administrativo, sin embargo, no fue el único. La vice ya había roto vínculo con Juan Martín Donato, el líder de los “villarruelines”, como se conoce a la Juventud que milita la vice, y uno de los pocos integrantes de la mesa chica. También había sido el turno del vocero Gaspar Bosch, que discutió con Villarruel y presentó su renuncia.
Poco a poco, la vicepresidenta le soltaba la mano a los aliados de la primera etapa de su gestión al frente del Senado. Recelaba, concentraba las funciones, sospechaba, se negaba a delegar. Pero, fundamentalmente, perdía la confianza en quienes la rodeaban y, lentamente, el círculo se iba achicando.
Fue así que, de la mano de su director de Seguridad, Claudio Gallardo, Villarruel fue copando el Senado de militares retirados. Gallardo, que fue director de Inteligencia durante la gestión de César Milani, pasó a convertirse en una de las pocas personas de confianza de la vice, junto al nuevo asesor estrella, “Pato” Russo. Y una de las decisiones que tomó fue la de ir designado a varios ex militares en puestos del Senado y delegando las tareas que la vice no se animaba a delegar en nadie más.
Así llegaron figuras como Juan Manuel Gestoso Presas a la Subdirección General de Auditoría y Control de Gestión. Gestoso Presas es el ex militar que estuvo procesado en Salta por haber ordenado destruir documentación del Hospital Militar que tenía información sobre los nacimientos ocurridos durante la dictadura cívico militar. Su designación fue la que causó mayor impacto mediático, pero no es el único. Jorge Vives, por ejemplo, es un coronel retirado que trabaja como asesor en materia de Seguridad. Fue director de investigaciones de la Aduana durante el gobierno de Mauricio Macri y quedó involucrado en la causa judicial que involucra al falso abogado Marcelo D’Alessio.
En su momento de mayor soledad, sin vínculo con los senadores que antes funcionaron como su principal núcleo de contención, Villarruel se repliega en lo único que conoce: la familia militar.
MC/DTC
Saltaron las alarmas con la nueva propuesta de contenido de Paka Paka, pero es mucho más difícil establecer una conversación sensata sobre un tema del que los padres y las madres hablamos todo el tiempo: qué eligen ver los niños en las múltiples pantallas que consumen a diario y quién debería ocuparse de eso.
Desde que salió el libro La generación ansiosa, de Jonathan Haidt, en 2024, el asunto del tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, que ya estaba presente en conversaciones y castigos varios, adquirió un estadío público, con ribetes de causa municipal –prohibir o no celulares en las escuelas–, nacional, global, pero también doméstica.
Los que administramos el tiempo libre de niños sabemos que es prácticamente imposible prohibirles las pantallas, que los niños consumen contenidos audiovisuales en sus hogares, en las escuelas (bastante, de hecho), en las casas de sus abuelos, amigos y prácticamente en cualquier lugar adonde van. Como los adultos. Por eso, el acento en el dispositivo –el celular– como fuente de todo mal –si lo tienen o no, cuanto tiempo, en dónde, de quién– no solo puede implicar algunas repreguntas metodológicas sino que opera quitando la atención en un aspecto relevante, al menos si analizamos el tema con sensatez y sentimientos: qué ven los niños en esas pantallas es tanto o más importante que cuánto tiempo las tienen en sus manos. Pero es un debate muchísimo más incómodo, complejo, sutil. Es más fácil, como padres y como tomadores de decisión, prohibir y patalear, o hacer la vista gorda ocupados en nuestras propias pantallas, cuando vemos que nadie nos respeta.
No sorprende entonces que Paka Paka, una señal que existe desde el año 2010 pero que nació completamente atravesada y aparentemente signada de por vida por la batalla entre el grupo Clarín y el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, solo aparezca en la opinión pública cuando los adultos se escandalizan por alguno de sus contenidos, a los que consideran o adoctrinadores, o caros, o producto de manejos de dineros públicos turbios o alguna otra cosa similar. En 15 años de programación, la conversación pública local no tuvo prácticamente espacio para un debate sensato sobre cómo garantizamos que, en el caudal infinito de basura audiovisual que se aloja en las plataformas, exista y los niños accedan –dos asuntos separados, que exigen acciones diferenciadas– a eso que intuimos que es contenido de calidad, aunque no queramos tomarnos el trabajo de definirlo.
Y es curioso que nunca jamás haya sido ese el centro del debate, porque hasta YouTube está pensando en el tema: en marzo de este anunció que trabajaba con productores y creadores de contenido en un nuevo “pacto” para el bienestar online de los jóvenes “apoyando una visión unificada para el desarrollo de contenido de alta calidad y apropiado para la edad de los jóvenes”. Más curiosidades: hay secciones de literatura infantil, especialistas, una reconocida industria de libros con actores grandes y pequeños, pero rara vez aparecen recomendaciones de series para niños ni se analizan con seriedad. Como si demonizar el hecho de que los niños pasan tiempo en frente de algún dispositivo que junte imagen y sonido fuera suficiente para eximirnos del trabajo de seleccionar, analizar e incluso mirar con ellos la tele.
El fenómeno es global: el audiovisual infantil es una industria multiplataforma exuberante –ahí está para atestiguarlo el imperio de El reino infantil, de los canales de YouTube en español más vistos– pero es considerado una clase B. Hasta Anna Home, histórica cabeza de los contenidos infantiles de la BBC, confesó en una entrevista con la investigadora Máire Messenger Davies: “Los chicos nunca fueron considerados algo de primera clase en la industria. Siempre fue una lucha: para el reconocimiento, para el dinero”.
En el Reino Unido, la Broadcasting Act de 1990 protegía la programación infantil gracias a la presión que ejercieron los productores, investigadores, padres y activistas, como cuenta Messenger Davies. Pero la ley de 2003 dejó caer este requisito: los chicos y las chicas ya no fueron una audiencia a la que los medios públicos tenían que servir específicamente.
En Argentina, este asunto tiene sus particularidades. Lilia Lemoine y Lali Espósito seguramente fueron arropadas con Manuelita porque María Elena Walsh es una figura cultural de consenso a la altura de los próceres más añejos. Pero Paka Paka, la señal infantil, nació bajo el fuego de la polarización hardcore, y al desinterés que suscita la producción audiovisual infantil en general se le sumó la mirada constante de la sospecha. No hay premio internacional, funcionalidad educativa e interés infantil que pueda borrar al famoso niño formoseño y su “me aburro”.
Por eso las abundantes lecturas sobre la deriva patética de sus adquisiciones internacionales en esta nueva etapa que busca un “enfoque comercial”, como dijo su director, para el canal (similar al aquel “Ahora También Competimos”, made in Gerardo Sofovich) esconde un desprecio a toda su existencia. La indignación con Tuttle Twins –los gemelos libertarios– se cuenta sola, al punto tal que medios que habitualmente miraron con desconfianza la producción estatal de contenidos para las infancias durante los gobiernos kirchneristas hoy vuelven a analizarla para señalar sus múltiples provocaciones: loas al libre mercado, insultos a la intervención estatal, a los comunistas, a Carlos Marx, menosprecio al estudio universitario... Eso es Tuttle Twins, además de estéticamente retrasada, con voces chillonas dobladas al español neutro y llena de lugares comunes en cuanto a forma y contenido, como el hecho de que la nena culta y curiosa tenga... ¡anteojos!
Lo que tampoco sorprende es que en esos espacios de difusión mediática donde se anazó Tuttle Twins indaguen poco y nada en el resto de las producciones que se adelantan en el trailer de presentación de la programación 2025, más allá de ese final con un Zamba reversionado con estética Bazooka del que no sabremos mucho más hasta que en julio terminen de “arreglarlo” (sic). Ni que olviden mencionar que los sitios de Encuentro y Paka Paka –desde los cuales los docentes solían conocer y acceder a todo el catálogo histórico para planificar sus clases– están dados de baja y la producción minimizada. Muy armónicamente con este tono, después de tantos gritos de alarma sobre el contenido libertario, llegó la propuesta de una diputada para disolver el canal. ¡Pero claro! ¡Si solo es una fuente de furia ciudadana y adoctrinamiento antes kirchnerista o ahora libertario!
Qué ven los niños y las niñas en sus pantallas excede y mucho a Tuttle Twins y al gobierno de Milei. Quienes escuchamos de fondo regularmente a influencers niños que pasan info absurda sobre el sistema solar, imágenes sangrientas perturbadoras en un contenido aparentemente ingenuo, canciones repetitivas exaltadas, o pispeamos la aceleración de los cuadros y los colores flúo enloquecedores, quizás sospechamos que alguien debería hacer algo para ayudar a que los niños consumieran menos porquerías y le sacaran mejor provecho al kiosco online. Hace 15, 60, o casi 100 años, según el país, ese alguien era el Estado, organizaciones no gubernamentales o en un sistema de aportes mixto público y privado y ese algo medios públicos o eso llamado contenidos de interés público: así surgieron desde Plaza Sésamo (PBS, Estados Unidos), Historias Horribles (CBBC, Reino Unido) y hasta Bluey (ABC, Australia) o Simón (France Télévisions), entre tantos otros programas. Hasta ahora, las plataformas digitales comerciales –que contienen prácticamente todo, también lo producido por los medios públicos– básicamente propusieron que sean los adultos los que regulen el acceso de los niños, y ofrecen el control parental. Quitar los anuncios publicitarios de un video –una característica que comparte buena parte de los medios públicos infantiles– requiere, para YouTube, una suscripción paga.
Tuttle Twins es una desgracia, pero no una más grande que el hecho de que, del nuevo Paka Paka, solamente importe Tuttle Twins, en lugar de qué contenidos llenan las pantallas de los dispositivos que los niños consumen sin parar y qué hace o deja de hacer el Estado argentino al respecto.
Funcionarios del gabinete de Milei, del Ministerio de Economía y directores del BCRA suman US$73 millones en efectivo o en el extranjero, según consta en sus declaraciones juradas. Es dinero que, de ser ingresado al país, contribuiría a alcanzar el mismo objetivo que se busca con el cambio de régimen para usar los "dólares del colchón".
El presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, pretenden remonetizar la economía y por eso buscan que los argentinos saquen los “dólares del colchón”. Quieren que así se impulsen el consumo y la actividad económica y se acumulen las reservas en el Banco Central (BCRA), tal como le exige el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Apuntan a las divisas no declaradas que están en efectivo o en el exterior, pero en las estadísticas oficiales y extraoficiales que contabilizan los cientos de miles de millones de dólares fuera del sistema financiero argentino también se incluyen el contado y los fondos en el extranjero que sí están registrados. Esas divisas también vendrían bien para remonetizar la economía y recuperar las reservas.
Javier Milei, Luis Caputo y el resto de los funcionarios del gabinete y los directores del Banco Central suman en total US$73.000.000 declarados entre efectivo y depósitos, participaciones societarias, acciones y bonos en el exterior. Así consta en las declaraciones juradas patrimoniales de cuando iniciaron su gestión, algunos en diciembre de 2023 y otros a lo largo de 2024. No se contabilizan en este caso las inversiones inmobiliarias, difíciles de repatriar, o las acciones de empresas argentinas o los títulos públicos argentinos en el extranjero, que son modos de invertir también en el país.
Habrá que ver si a partir de la necesidad de dólares para remonetizar la economía y recuperar las reservas, depositan el efectivo o los fondos en el exterior en el sistema financiero criollo. Eso se reflejará recién en las declaraciones que presenten en 2026, con los datos a diciembre de 2025. Falta. Por ahora sólo se cuenta con la radiografía inicial de sus patrimonios, que puede reflejar la desconfianza que tenían hacia el gobierno anterior. En algunos casos el motivo puede radicar en el hecho de que vivían en el exterior.
A pesar de que Milei se ufanaba de cobrar miles de dólares por charlas como consultor, sólo declaró US$20.000 en efectivo al iniciar su presidencia. En su gabinete suman US$44,4 millones entre divisas en efectivo y en el exterior. Más de la mitad de esa fortuna (US$24,6 millones) proviene del canciller Gerardo Werthein, empresario de una familia con larga tradición en los negocios de seguros, el campo y las telecomunicaciones. Werthein tiene participaciones en sociedades como Pine Bay Investment LTD, depósitos en EE.UU., otros en países no especificados y 'cash'.
El ministro de Justicia, el abogado Mariano Cúneo Liberona, lo sigue con US$13,9 millones, entre cuentas en EE.UU., Suiza, Puerto Rico y Uruguay. Luis Caputo, de larga trayectoria como ejecutivo financiero, es el tercer ministro con más dólares fuera del sistema local, unos US$3,5 millones, entre depósitos en EE.UU. y la isla británica de Man, una jurisdicción caracterizada por la baja imposición tributaria, y una participación en la sociedad Ancora Investments LP.
El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, que está de licencia como profesor de la Universidad de Harvard, tiene US$1,7 millones en dos depósitos en el exterior. Su par de Salud, Mario Lugones, declaró US$112.000 en efectivo; la de Capital Humano, Sandra Pettovello, sólo US$5.000 y los de Defensa, Luis Petri, y de Seguridad, Patricia Bullrich, ni un dólar al contado ni en el extranjero.
En el gabinete de Caputo, sus secretarios suman US$18,8 millones entre cash e inversiones afuera. Más de la mitad de esa fortuna es del secretario de Política Económica, José Luis Daza, que nació en la Argentina porque su padre era un diplomático chileno, vivió acá hasta los cinco años y después se marchó hasta 2024, cuando regresó a los 66. El resto de su infancia y juventud transcurrió entre Chile y Uruguay, después se doctoró en EE.UU., donde pasó casi toda su vida adulta. Ejecutivo del mundo financiero, cuenta con US$10,4 millones entre efectivo, depósitos, acciones, bonos y participaciones societarias en el exterior.
Los demás secretarios también declaran divisas fuera del sistema financiero local. El de legal, José García Hamilton, US$328.000 en efectivo; el de Hacienda, Carlos Guberman, US$49.000 en billetes; el de Finanzas, Pablo Quirno, US$40.000 depositados en EE.UU.; el de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, US$6,9 millones, entre efectivo, cuentas en EE.UU. y otras inversiones financieras; la de Energía, María Carmen Tettamanti, US$297.000 entre contado, bonos y acciones; el de Minería, Luis Enrique Lucero, US$425.000 entre depósitos y títulos; el de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne, US$29.000 en billetes; el de Economía del Conocimiento, Marcos Ayerra, US$289.000 entre una cuenta e inversiones de portafolio; el de Agricultura, Sergio Iraeta, US$46.000, mientras que los de Industria y Comercio, Esteban Marzorati, y de Obras Públicas (aún existe esta dependencia pese a la motosierra), Luis Giovine, no tienen ni un dólar en efectivo ni en el exterior.
En el directorio del Banco Central totalizan US$9,6 millones entre contado e inversiones en el extranjero. Su presidente, Santiago Bausili, tiene US$618.000 entre efectivo en dólares canadienses, cuentas en EE.UU, criptomonedas y participaciones en sociedades como la de Caputo, Ancora. Eran socios en el sector financiero.
Los demás directores también declaraciones divisas fuera del sistema local al inicio de su gestión, salvo Juan Curutchet: Vladimir Werning, de larga trayectoria en Wall Street, US$421.000, entre depósitos en EE.UU., inversiones de portafolio y un fondo de pensión; Nicolás Ferro, US$4,6 millones, entre efectivo, cuentas en EE.UU., bonos, acciones y participaciones; Federico Furiase, US$23.000 en billetes; Marcelo Griffi, US$98.000 al contado; Pedro Inchauspe, US$86.000 'cash' y en una sociedad foránea; Silvina Rivarola; US$61.000 entre efectivo y depósitos; Baltasar Romero Krause, US$3,5 millones, entre depósitos e inversiones; y Sebastián Sánchez Sarmiento, US$272.000 entre contado y cuentas.
AR/DTC