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Militares influencers buscan darle un lavado de cara a las fuerzas y aumentar el reclutamiento entre los jóvenes

Militares influencers buscan darle un lavado de cara a las fuerzas y aumentar el reclutamiento entre los jóvenes

El "army washing" es una estrategia de comunicación que existe hace años en las Fuerzas Armadas más desarrolladas del mundo, como en Estados Unidos o Israel. Pero en nuestro país funciona oficialmente desde el año pasado. A partir de ese momento, las inscripciones para el Ejército crecieron hasta un 10%.

Una joven militar está en coma por un entrenamiento “antidisturbios” en una base de la Armada de Vicente López

“¿Disculpe, usted es Pablo?”, se dirige un hombre de mediana edad a otro que se encuentra sentado en un banco de la Plaza de Mayo y viste uniforme camuflado. “Capitán Pablo Bayerque”, le responde y le extiende la mano con simpatía. “Solo quería saber si era usted para saludarlo. Veo todos sus videos y me encantan. Gracias por su trabajo”, dice su seguidor y se retira alegre. Esto es algo que a Bayerque le sucede habitualmente, ya que es una celebridad en las redes sociales: tiene más de 30 mil seguidores en Instagram y casi el cuádruple en Tik Tok. Él es el máximo referente de un nuevo fenómeno en el país: los militares influencers. Al igual que el pink o green washing que buscan darle una lavada de cara a las compañías a partir de campañas que promuevan el feminismo o el ambientalismo, respectivamente, esta tendencia también llegó a las Fuerzas Armadas. Desde las redes sociales no solo buscan darles una imagen lejana a sus épocas más oscuras, también es una estrategia para aumentar el reclutamiento entre los jóvenes.

El Capitán

Bayerque (39) nació en la ciudad bonaerense de Tandil. Su padre fue militar, llegó a estar movilizado en la Guerra de Malvinas, pero no fue convocado para combatir en las islas. A pesar de la influencia familiar, durante su adolescencia él quería dedicarse a la pintura. “Terminé mis estudios secundarios en una escuela de arte y diseño. Me gustaba mucho pintar al óleo. Tenía la idea de irme a la Universidad Nacional de La Plata para desarrollar una carrera de bellas artes. Pero era algo inviable porque mi familia no tenía los recursos económicos para bancármelo”, recuerda Bayerque, en diálogo con elDiarioAR. “Así que la ecuación fue fácil”, continúa. “Yo tenía que hacer algo y que fuera en Tandil. Así que, con 18 años recién cumplidos, me anoté al Ejército. Era algo remunerativo porque el soldado cobra un sueldo. Podía prestar servicio algún tiempo, juntar dinero e irme a estudiar afuera”, cuenta los hechos que sucedieron en 2003, época por la que Néstor Kirchner asumía la presidencia del país y un año después ordenaría bajar el cuadro de Jorge Rafael Videla de la galería del Colegio Militar.

Pablo Bayerque tiene más de 30 mil seguidores en Instagram y casi el cuádruple en Tik Tok.

Pero el joven Bayerque se metió más de lleno en las Fuerzas Armadas, cuando a sus 21 años se inscribió al Colegio Militar para hacer la carrera de oficial. “También fue un acercamiento a mi viejo. Tengo una buena relación, pero la crianza fue algo parca. Cuando entré al Ejército entendí un montón de cosas que yo desconocía, como el sacrificio, el no renunciamiento y tirar con armas de fuego. Cuando me puse el uniforme por primera vez me sentí una persona respetada”, asegura. Con el tiempo, se especializó en tareas de alta montaña y fue designado a un cuartel en San Martín de los Andes, en Neuquén, donde comenzó su historia como influencer.

Hacia el año 2022, el Capitán tenía el sueño de crear un gimnasio para el escuadrón del que era jefe porque los días que nevaba no podían entrenar. “Teníamos un salón muy grande en el que no había nada, ni una mancuerna. Empecé a contactar a marcas que vendían estructuras, a ver si querían hacer una contraprestación en la que ellos nos proveyeran de los equipos y nosotros mostrábamos en redes cómo usábamos sus productos”, dice. Tan solo una marca se interesó en la propuesta. Pero resultó un éxito para la construcción del gimnasio y además fue la motivación para que Bayerque vuelva a proyectar su carrera artística con la producción de fotos y videos para el Ejército.

“Hasta ese momento, nadie lo hacía dentro de las Fuerzas Armadas. Yo he armado un nicho, netamente motivacional, en los que muestro mis pilares: la vida dentro del Ejército, el amor a la Patria, las tradiciones y la familia”, dice Bayerque sobre sus videos en los que se muestra entrenando y comparte diferentes actividades institucionales. Si bien su presencia en redes sociales generó varias resistencias entre sus superiores, hoy es una estrategia que funciona bajo la Secretaría General del Ejército. Mientras que la comunicación funciona para mostrar una nueva cara de las Fuerzas Armadas, también sirve para incrementar el número de reclutamiento entre los jóvenes.

“La idea es mostrar un Ejército profesional y en apoyo a la comunidad. Nuestro público fuerte es de 18 a 24 años y apuntamos a ellos para que se animen a incorporarse a la fuerza”, asegura Bayerque. Desde el año pasado, él tiene un equipo de cuatro militares a su cargo que se encargan de la producción de contenido y difundirlos en las redes sociales oficiales.

Fuentes oficiales de la Secretaría General del Ejército le confirman a elDiarioAR que, a partir de la renovación en sus redes sociales, obtuvieron alrededor de 30% de crecimiento de seguidores en Instagram y aumentó la cantidad de jóvenes que desean sumarse a sus filas. “Registramos un crecimiento entre el 8 y 10% de postulantes”, sostienen sobre los treinta mil jóvenes que se inscribieron al Colegio Militar y los 40 mil que se anotaron para entrar al Ejército. “Sabemos que la gran mayoría de los chicos nos conocen por redes. Su influencia es notoria y directa”, dicen.

Modelo, influencer y militar

Uno de los militares que el Capitán Bayerque tiene en su equipo de comunicación es Fernando Fernández Behotats (26). Él se crió en Mar del Plata bajo la órbita de un padre militar y riguroso. “Era una relación conflictiva porque, como buen adolescente, yo era rebelde. Andaba en skate, tocaba la guitarra y mi viejo me decía que era un hippie mugroso”, cuenta. Finalmente dio el brazo a torcer, ya que a los 16 años se inscribió en la escuela de suboficiales. “Había un encanto por seguir el legado porque mi abuelo fue paracaidista del arma de artillería”, recuerda sobre el momento en el que empezó a andar siempre “peinado y arreglado”.

“Yo soy el community manager de las cuentas del Ejército. También soy creador de contenido, filmo y edito las actividades de la fuerza con la idea de transmitir qué es lo que hacemos”, cuenta Fernández. Él llegó a ocupar este lugar este año después de tomar cursos de fotografía y emular lo que el Capitán hacía en sus propias redes sociales. Pero lo más llamativo de este personaje es que, además, es modelo publicitario.

“Hice dos veces el curso de modelo profesional. La primera vez, a los 18 años, pero lo terminé dejando”, cuenta por las burlas homofóbicas que recibía entre sus compañeros militares. “Eran comentarios despectivos”, recuerda. “El año pasado lo hice de nuevo y lo terminé porque quería adquirir herramientas de fotógrafo, en temas como la postura o el vestuario. Para este momento tenía otro ambiente laboral y ya me bancaban bastante la carrera de modelo”, dice. Esta formación le permitió crear una agencia publicitaria junto a su novia con la que trabajan con alrededor de doce modelos para realizar promociones para diferentes marcas de indumentaria. Hasta el propio Fernández ha sido la cara para publicidades de sandalias, remeras y pantalones.

Fernando Fernández Behotats, a cargo de las redes sociales del Ejército y modelo publicitario.

Fenómeno internacional

El fenómeno de los militares influencers no es nuevo y, mucho menos, local. Es una estrategia comunicacional y lucrativa que implementan hace años las Fuerzas Armadas más desarrolladas del mundo, como las de Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Algunos de los máximos exponentes de esta tendencia son David Boggins y Nick Bare, militares retirados norteamericanos que tienen millones de seguidores en sus redes sociales. En el caso de Israel, también apelan a mujeres voluptuosas y con labios llenos de ácido hialurónico que suben imágenes sexualmente sugestivas. La más famosa es Natalia Fadeev, que hace campañas de lencería y armas de guerra, pero que también promueve discursos anti palestinos.

Natalia Fadeev, es miembro del ejército israelí. En sus redes sociales mezcla poses sugestivas, lencería y fusiles.

En el caso de Argentina se suma un elemento clave: los bajos salarios, en los que un profesional con cargo de oficial apenas supera los $900 mil. De hecho, días atrás, el ministro de Defensa, Luis Petri, apuró un decreto para elevar los ingresos del personal que cumple tareas en el exterior. Pero la situación económica es crítica para la mayoría de los militares y por eso buscan otras alternativas para llegar a fin de mes. Mientras que Fernández mantiene en paralelo una carrera de modelo, Bayerque hace canjes con diferentes marcas deportivas para sus videos y también vende cursos motivacionales. De paso, aprovechan para difundir los valores tradicionales del Ejército en un cambio de época marcado por jóvenes cada vez más seducidos por las posturas de derecha.

La seducción de la derecha

“El encantamiento que tenían los valores progresistas no eran totales, siempre existieron los tradicionalistas. Pero en los jóvenes era una minoría. Los jóvenes votan a la derecha porque hubo una sociedad que ya casi no existe y que no pudo cumplir con sus promesas. Los discursos progresistas hablan de la inclusión social a partir del trabajo y la experiencia de los chicos hoy es la precarización. Hay un gran desencanto”, explica José Garriga Zucal, sociólogo e investigador del CONICET que se dedica a estudiar a las fuerzas de seguridad y la conformación de la pertenencia a partir de la masculinidad.

Otro punto importante del encanto de los jóvenes a sumarse a las fuerzas armadas se relaciona con formar su identidad a partir de un grupo de pertenencia. “La cantidad de ejercicios que hacen, muchos de ellos rigurosos y crueles, sumado a la construcción del temple para obedecer órdenes, genera espíritu de cuerpo”, explica Garriga Zucal.

Mientras que para Sabina Frederic, ex ministra de Seguridad durante los primeros dos años de la gestión de Alberto Fernández, “la vuelta a las tradiciones, la autoridad y jerarquía son parte de lo que expresa esta nueva derecha conservadora y reaccionaria que representa Javier Milei. Después de una época de amor libre y diversidad de género, entiendo que hoy se desarrolla una reacción de gente que pide la vuelta a ‘lo normal’”, dice la antropóloga.

En cuanto al crecimiento de los postulantes para las Fuerzas Armadas, Frederic asegura que “el reclutamiento siempre aumenta en épocas de desempleo, como está sucediendo ahora”. “Hay una gran desmotivación dentro de las fuerzas porque la mayoría votó a Milei –al igual que la sociedad argentina– y tenían expectativas que el Gobierno no está cumpliendo, como el aumento de los salarios. Hace años que está sucediendo una deserción muy grande, por lo menos desde 2006, cuando colaboraba para Defensa”, dice.

Frederic también destaca que el trabajo comunicacional que está haciendo el Ejército sirve para motivar a un personal generacionalmente diferente a los militares que participaron de la última dictadura. “En los últimos veinte años se construyó una identidad profesional alejada a esa reserva moral de la Patria. Es muy complicado el proceso interno, producto de una historia trágica. En privado, muchos reconocen que fue un error y que aparezca gente como Victoria Villarroel les complica porque despiertan leones dormidos. Es difícil escuchar a un militar que no piense como uno, pero eso no quiere decir que sean pro terrorismo de Estado. Quieren hacer bien su trabajo como servidores de la Patria, como se sienten ellos”, dice.

Ante la pregunta de qué opina sobre el accionar de las Fuerzas Armadas durante la última dictadura, el Capitán Bayerque responde: “Los militares tenemos que estar en los cuarteles y no involucrarnos en política. Hoy somos un Ejército que está muy lejos de aquella época. Somos el Ejército de la democracia y eso es lo que tenemos que defender”, asegura sobre de un tema que “se habla poco porque es incómodo”.

“Hoy las fuerzas tienen una sola cara, que es la del apoyo a la comunidad. Nuestra razón de ser es prepararse para la guerra, pero eso no implica querer la guerra. Significa estar preparado para sostener la paz por la Patria”, asegura Bayerque. ¿Qué es la Patria? “La Patria es el otro”, cierra Fernández, el militar modelo e influencer.

Con el fantasma de la proscripción pisando los talones, CFK exhibe la unidad como prueba de liderazgo

Con el fantasma de la proscripción pisando los talones, CFK exhibe la unidad como prueba de liderazgo

La ex presidenta promete borrón y cuenta nueva, y le da el abrazo de oso a Axel Kicillof. El pliego de condiciones del gobernador bonaerense. La amenaza de la confirmación de la Corte Suprema de la condena en la causa Vialidad.

La guerra fría terminó. Cristina Fernández de Kirchner levantó el teléfono, convocó a Axel Kicillof y, después de seis meses de teléfono descompuesto y fuego amigo, comenzó el proceso de deshielo. Predominó la lógica de la supervivencia: con el PRO y La Libertad Avanza jugando juntos en la Provincia de Buenos Aires, romper no era una opción. Para ninguno de los dos. CFK necesita proteger el pago chico, bastión del núcleo K, y el gobernador no puede arriesgarse a sufrir una derrota brutal si pretende sostener la fantasía presidencial en 2027.

Hay que hacer delete de todo lo que pasó y olvidarlo. Hay que tener poca memoria”, explican desde el Instituto Patria, en modo zen. Casi como si dijeran “tábula rasa”. Con un gesto, CFK definió enterrar el último año de internismo furioso con el kicillofismo por la conducción del panperonismo, y le abrió la puerta a algo que el gobernador siempre le pidió, pero que ella nunca quiso dar: una mesa para sentarse a negociar como iguales. Y si no era como iguales –como se apresuran en señalar en el cristinismo– al menos como dos líderes que representan espacios de peso en el peronismo bonaerense.

El resultado de esa conversación, que duró dos horas y se desarrolló el jueves por la noche, fue un compromiso para buscar un esquema de trabajo que permitiera firmar la unidad. El título que se eligió fue la creación de una comisión integrada por intendentes y referentes de los tres espacios –CFK, Kicillof y Sergio Massa– que funcione como comando electoral. El objetivo es establecer una mesa común que habilite vasos comunicantes entre los tres sectores de modo de poder organizar una campaña que, se preveé, será difícil y caótica.

Máximo, Massa, Cristina, Mariel Fernández (intendenta de Moreno), Kicillof y Magario, el año pasado en una cumbre del PJ bonaerense.

Cada sección electoral será un mundo. En la Tercera, la más populosa, CFK tendrá la lapicera, al ser quien encabece la lista. Pero el objetivo de la mesa de trabajo es establecer un sistema de compensaciones que evite que alguno de los sectores pegue el portazo.

No será una tarea fácil, y en el kicillofismo anticipan, a modo de advertencia, que la unidad aún no está garantizada. El gobernador bonaerense, que viene de lanzar su espacio Movimiento al Futuro, se reunirá, el lunes, con los más de 40 intendentes que integran su espacio para definir qué hacer. Hay varios, como Mario Secco (Ensenada) o Fabián Cagliardi (Berisso), que amenazan con lanzar candidaturas testimoniales a modo de desafío a La Cámpora. La bronca y el resentimiento persisten entre varios de los jefes comunales y Kicillof, cuyo músculo político se sostiene gracias al apoyo de más de la mitad de los intendentes peronistas, necesita coordinar internamente antes de tomar cualquier decisión.

“Si tenes que ir corriendo a consultarle a los intendentes no sos el jefe, sos el delegado”, mascullan, irónicos, en las filas del cristinismo. En el kicillofismo, sin embargo, no quieren sumarse a una falsa mesa y que, sobre el final, Máximo Kirchner termine cerrando las listas en la sede del PJ provincial. Hay un pliego de condiciones y exigen no solo lugares en las listas, sino el protagonismo que le corresponde al gobernador de la provincia. Exigen, a su vez, que por más nacionalizada esté la elección haya candidatos que defiendan la gestión del gobernador.

Axel Kicillof sostiene su proyecto presidencial para 2027

Kicillof sabe, sin embargo, que está en una encerrona. Cristina le dio el abrazo del oso: con su llamado de paz, la ex presidenta se posicionó como la principal abanderada de la unidad, y cualquier rechazo a ese gesto significa ser el responsable de la ruptura. Con un solo movimiento, CFK había terminado de intervenirle la campaña al gobernador. El desdoblamiento no había servido de nada: la candidatura de CFK en la Tercera cambiaba todo y, ahora, tras ofrecerle la pipa de la paz, Kicillof no le queda alternativa que amoldarse.

“Cristina ocupó toda la cancha y dejó a Axel en un lugar secundario, y ahora Axel va a tener que acomodarse a este nuevo esquema de unidad”, explica un funcionario bonaerense del riñón del gobernador.

Había, sin embargo, un segundo factor. El verdadero motivo detrás del apuro de CFK para anunciar su candidatura provincial y de terminar con la guerra fría. El verdadero motivo por el cual, además, Kicillof aceptó. Esto es: la amenaza de que, más temprano que tarde, CFK terminará presa.

La amenaza de la proscripción

El rumor comenzó a correr con fuerza en las filas del cristinismo en las últimas 48 horas: la Corte Suprema de Justicia no iba a esperar a que finalizara el año electoral e iba a confirmar la condena de la causa Vialidad la semana próxima. CFK, el próximo martes o miércoles, podría terminar presa. Y, si eso sucedía, el panorama político cambiaba. Era otra elección, otro país, otro peronismo.

CFK está preparada. Ya le viene advirtiendo a quienes la rodean, hace semanas, que sospecha que será condenada este año. La Corte ya rechazó la recusación que presentó contra Ricardo Lorenzetti, a quien acusó de falta de parcialidad, y el paso siguiente lógico es la confirmación de la condena: en La Cámpora denuncian que Horacio Rosatti ya la tiene firmada, pero espera el momento político propicio. La gran incógnita es si será antes del cierre de listas o después: si es antes CFK irá presa y no podrá competir, pero si es después ya entran a funcionar los fueros.

Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, los tres jueces de la Corte Suprema

Ante esto, CFK repite “Me quieren presa o muerta” y avanza. Ya tiene diseñada una estrategia de campaña, con actividades y recorridas en el territorio –fundamentalmente en los municipios de la Tercera– y está decidida a seguir adelante. Tiene planeado, además, conceder más entrevistas televisivas y en su entorno fantasean, incluso, con un acto de unidad junto a Kicillof y Massa para cerrar la campaña.

Este fin de semana, por ejemplo, viajará a Corrientes para participar del lanzamiento de campaña a gobernador de Martín Ascúa. El sábado por la tarde, en Paso de los Libres, CFK estará presente en el acto y dirá unas palabras, y hay expectativa por lo que dirá luego de la cumbre con Kicillof.

Presa o candidata, admiten en el kirchnerismo, una cosa es segura: CFK ocupará toda la centralidad de la elección bonaerense, la madre de todas las batallas del peronismo.

MC/MG

Milei embate contra la prensa en tiempos de pluriempleo y periodismo exhausto

Milei embate contra la prensa en tiempos de pluriempleo y periodismo exhausto

Este 7 de junio se celebra el Día del Periodista, una profesión en la que 7 de cada 10 trabajadores tiene salarios por debajo de la línea de pobreza. El periodismo bajo amenaza constante en la era Mili.

Hasta la llegada de Javier Milei al poder, el concepto de “padres fundadores” no existía en la Argentina. Se trata de una expresión utilizada en Estados Unidos pero tan foránea como el Ciber Monday, Hot Sale o Happy hour, porque en verdad, aquí a los próceres siempre se les dijo así, “próceres”.

De todos modos, podemos deducir que para el Presidente los “padres fundadores” son todos aquellos personajes de la historia que ayudaron a construir este país. Y en esa categoría entraría entonces Mariano Moreno, uno de los hombres más singulares de la Revolución de Mayo. Moreno, un hombre de leyes y también periodista, no concebía la idea de forjar una nación sin periodismo. Por eso, el 7 de junio de 1810, días después de la Revolución, fundó la “Gazeta de Buenos Aires”.

“Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale y debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”, escribió entonces el ¿padre fundador?.

Por ese 7 de junio es que desde 1938 se celebra el Día del Periodista. Es una manera de recordar que el periodismo es una parte constitutiva de nuestra patria, que está ahí desde su nacimiento.

Este 7 de junio, el segundo de la era Milei, encuentra a los periodistas exhaustos. Esa sería la palabra más adecudada para definir la situación del gremio. Algunos datos: Siete de cada diez periodistas de la región metropolitana tiene salarios por debajo de la línea de pobreza. Representan el 70,45% de los trabajadores, según los últimos datos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba). Sólo durante el primer año de Milei en el poder, 2024, las agresiones contra la prensa aumentaron 53% con respecto al año anterior, según un relevamiento de Fopea.

Ayer, la Comisión Interamerica de Derechos Humanos (CIDH), advirtió sobre “por la baja tolerancia del Poder Ejecutivo hacia las críticas y los procesos deliberativos”. No se trata, según la CIDH, de una cuestion declarativa: “en buena parte de las movilizaciones se registraron agresiones contra trabajadores de la prensa, originadas tanto en el accionar de agentes de seguridad como de particulares.”

Los ataques de Javier Milei al periodismo son anteriores a su llegada al poder. En 2018, cuando era apenas un disertante, estalló a los gritos ante una pregunta de la periodista salteña Teresita Frías. “Burra”, fue lo más suave que le dijo. El mismo tono de agravios desparramó al año siguiente contra Sol Perez. La panelista terminó llorando.

Milei debutó en la presidencia dejando en claro que sus enojos con el periodismo no eran cuestión de conseguir likes en las redes ni algo del pasado. En su primer discurso al inaugurar el período de sesiones ordinarias en el Congreso, anunció el cierre de la agencia Télam y el recorte de la pauta oficial. Y de inmediato vinieron los ataques sobre todo, a las periodistas mujeres. María O’Donnell, Romina Manguel y Silvia Mercado fueron las primeras en sufrir los agravios de un Milei convertido en Presidente y se convirtieron en la avanzada de un aluvión de insultos y agresiones que no se detendrían más.

Ni siquiera la muerte libra de los ataques del Presidente quien en varias oportunidades se refirió a Jorge Lanata como “uno que ya no está”, como si no mencionarlo por su apellido lo exculpara de traicionar ese proverbio callejero de las buenas costumbres que dice que “no se habla mal de quien no se puede defender”.

Según el último relevamiento de Sipreba, el 27% de los periodistas manifestó haber recibido agresiones en el último año, entre los cuales 33% fue víctima de represión y un 20% fue atacado por funcionarios del Gobierno. La violencia digital sigue siendo alarmante –sostiene Sipreba– un 78,05% de los ataques padecidos fueron de forma virtual.

Llegamos a este 7 de junio con un Presidente que inauguró una nueva frase de cabecera: “no odiamos lo suficiente a los periodistas”. Nadie en democracia había llegado tan lejos. Quizás porque este es un país que tiene entre sus 30.000 desaparecidos a 223 trabajadores de prensa y porque en este mismo país, un 25 de enero de 1997 asesinaron al fotógrafo José Luis Cabezas.

Después de un año y medio de Javier Milei en el poder ya nos acosumbramos a ver a reporteros gráficos y camarografos cubrir manifestaciones vestidos como si fuesen a la guerra. Es que en este mismo país el 12 de marzo el fotógrafo Pablo Grillo recibió el impacto de una granada de gas lacrimógeno lanzada directamente hacia su cabeza. Recién esta semana recibió el alta para continuar con su rehabilitación en otro hospital.

Ensobrados, mandriles, burros, ratas forman parte del léxico del Presidente, a quien le suele parecer una idea divertidisima cambiarle los apellidos a los periodistas para denostarlos.

Pero estas agresiones caen además sobre un gremio devastado. El pluriempleo alcanza al 55,2% de los trabajadores del AMBA. Pero además, aun con dos o más trabajos, el 43% tampoco logra superar la barrera de la pobreza. Esto tiene un impacto directo en la salud: el 27% sufre ansiedad, estrés o depresión. Es que amparados en el recorte de la pauta oficial, gran parte de las empresas periodísticas encontraron allí el argumento perfecto para hacer de los trabajadores la variable del ajuste. Por eso, este 7 de junio a las y los periodistas no nos quedan demasiadas energías para celebrar.

La libertad de prensa de Milei: 4 de cada 10 entrevistas se las dio a Majul y el 30% fue en la pantalla de LN+

La libertad de prensa de Milei: 4 de cada 10 entrevistas se las dio a Majul y el 30% fue en la pantalla de LN+

elDiarioAR analizó al menos 45 notas que dio el libertario desde que ganó las elecciones y se convirtió en presidente. La repetición de comunicadores y medios revela una estrategia comunicativa del Gobierno.

Javier Milei tiene una libertad de expresión selectiva. Habla con apenas un puñado de medios y de periodistas, a quienes les ofrece entrevistas periódicamente, incluso en cortos espacios de tiempo. Un relevamiento hecho por elDiarioAR en el marco del Día del Periodista, que se celebra este 7 de junio, demostró que desde que ganó las elecciones presidenciales el 19 de noviembre de 2023 el libertario ofreció al menos 45 notas a un grupo reducido de comunicadores argentinos y plataformas: se repartieron en 12 medios distintos y entre 17 interlocutores diferentes. El repaso de las apariciones públicas del mandatario revela más que un patrón de comunicación: traza una estrategia de cercanía con algunas vidrieras y figuras, y una distancia deliberada a las preguntas incómodas o planteos críticos.

En las casi 50 entrevistas que dio Milei desde noviembre de 2023 hasta mayo pasado se destaca sin dudar un dúo de “preferidos”: Luis Majul en la pantalla de LN+. El periodista lo entrevistó al menos diez veces, pero tanto en el canal vinculado al centenario diario como en la radio El Observador. Eso sí, la vidriera de LN+ fue la más escogida por el Presidente: apareció allí 13 veces con distintas “estrellas” del canal, desde Majul a Esteban Trebucq u Horacio Cabak.

Después de Majul aparece un pelotón de otros periodistas “preferidos” por Milei, pero con menos intensidad: Trebucq (ya se dijo, de LN+) y Jonatan Viale (de TN) lo entrevistaron cinco veces. Y cuatro veces Antonio Laje (tanto en su paso por LN+ como ahora en A24) y Alejandro Fantino (Neura). Un escalón más abajo aparece Gabriel Anello y la primera repetición en otro medio fuera de la pantalla: tres veces en su programa de Radio Mitre.

Con menos frecuencia, en este año y medio de mandato Milei habló también con otras caras conocidas, tanto periodistas como streamers libertarios o figuras del mundo del espectáculo: Susana Giménez, Mirtha Legrand, Yuyito González (cuando era su pareja) o el Gordo Dan, entre otros.

La repetición mediática es también reveladora. Además de las presencias sistemáticas en señales como LN+, Milei ya estuvo en TN siete veces; en Neura, cinco; y en El Observador, cuatro. Otros medios —Canal 13, Telefe, Forbes, incluso Radio Rivadavia— figuran en la línea, pero como excepciones esporádicas, no como parte del circuito regular.

Algunas curiosidades: entre mayo y junio de 2024, en un abanico de 40 días, Milei apareció tres veces seguidas en LN+. Entre abril y mayo de 2025, por ejemplo, Majul tuvo al Presidente tres veces al aire en menos de 30 días, tanto en su programa de televisión como en la radio. También hay repeticiones de medios y nombres: las tres veces que fue a A24 fue con Laje, y las apariciones en radio Mitre solo se dieron con Anello.

Sin duda queda en la memoria la interrupción que hizo el asesor presidencial Santiago Caputo a la entrevista que Milei le dio a Viale en TN apenas estalló el escándalo de la cripto $LIBRA. El diálogo que se transmitió revela la complicidad del periodista con el aparato comunicacional del Gobierno.

Otro dato de color sobre las entrevistas de Milei es que la última vez que estuvo con Laje fue de “sorpresa”: apareció mientras el periodista hablaba con el economista ultraliberal Jesús Huerta de Soto. El rostro de incomodidad del conductor fue delator.

El Presidente llegó a hablar unas 5 horas en Neura con Fantino, quien se declaró “amigo” del mandatario tras “descubrirlo” en Animales Sueltos –primera pantalla donde Milei irrumpió con éxito de rating–. Ahora analizan juntos dar una serie de charlas sobre economía en distintas provincias, donde Fantino hará de “entrevistador” para que el mandatario despliegue toda su teoría ultraliberal de ajuste y motosierra.

Una nota al margen fue con el Gordo Dan en el streaming libertario La Misa: fue de seis horas sin pausa, logrando el récord de “la entrevista más larga de la historia” a un presidente.

La regularidad de nombres y medios muestra una dinámica selectiva que desafía la retórica oficial sobre la libertad de prensa. La libertad, parece, no está restringida, pero sí está cuidadosamente administrada: Milei habla cuando quiere, donde quiere y, sobre todo, con quienes quiere. Elude conferencias de prensa, evita periodistas que podrían incomodar y prefiere espacios donde la cercanía ideológica o afectiva garantiza una conversación a medida.

Este mapa de entrevistas funciona también como radiografía del ecosistema mediático afín. No es solo Milei quien elige: son también ciertos periodistas quienes, por convicción, interés o alineamiento, abren sus micrófonos para amplificar el mensaje presidencial sin demasiadas fisuras. La selección no parece casual en tiempos en que el propio gobierno promueve un discurso confrontativo con sectores del periodismo: acusa sin pruebas de operar, mentir o responder a intereses oscuros, y avala el ataque a los trabajadores de prensa tanto en redes sociales como físicamente en las represiones fuera del Congreso.

En definitiva, en lugar de diversidad de voces, Milei opta por un repertorio acotado. En lugar de confrontar con preguntas, elige la comodidad de los reflectores amigos. Y en lugar de celebrar el ejercicio del periodismo como control del poder, lo reduce —al menos en sus apariciones públicas— a una zona segura.

MC

Lo que no se entiende

Lo que no se entiende

Por supuesto que es un problema que los chicos no lean. Pero resulta extraño plantearlo a través de un slogan que ubica la dificultad lectora en un país lejano y conveniente, el de los niños y la escuela, en lugar de en ese otro mundo en el que vivimos.

“Que entiendan lo que lean”, dice la consigna. Cincuenta figuras públicas la llevan escrita en remeras como parte de la Campaña Nacional por la Alfabetización impulsada por Argentinos por la Educación junto a otras doscientas organizaciones civiles. La idea es visibilizar una situación educativa crítica que se hizo especialmente evidente el mes pasado con la publicación de los resultados de la prueba Aprender Alfabetización 2024.

El test, difundido por la Secretaría de Educación de la Nación, muestra que el 45% de los estudiantes de tercer grado no comprende textos acordes a su edad y que casi el 20% de los chicos de sectores vulnerables ni siquiera sabe leer. Dos datos que, cruzados con otras evaluaciones regionales, dejan a la Argentina en una posición de retroceso respecto de buena parte de los países de América Latina.

En ese contexto apareció la campaña, que convocó a cincuenta figuras entre las que no hay —salvo por el caso de Reynaldo Sietecase— un solo escritor. Una sola persona que piense, trabaje, padezca, interrogue y ponga el lenguaje escrito en circulación, tanto en el plano simbólico como en el monetario. En una suerte de reversión del “billetera mata galán”, se eligió la visibilidad por sobre el sentido. Se apostó a celebridades que, con la mejor de las intenciones —el problema no son ellas—, promocionan productos con la misma destreza con la que, ahora, promueven la idea de que la lectura en la infancia y la adolescencia es un terreno a defender.

“Que entiendan lo que lean” funciona como consigna, siempre y cuando no se desgrane el slogan que los famosos se ponen a la altura del pecho. Como si la incomprensión lectora fuera un desperfecto infantil o una falla de fábrica provocada por la inteligencia artificial —el gran villano de moda— la campaña, tal como está presentada, deja por fuera dos factores que se me hacen centrales.

El primero, creo, es el bombardeo sin lenguaje que impone el scrolleo permanente por los videítos y pseudoacontecimientos en redes sociales y que impide que una persona —no hablo solo de los niños— quede confrontada a la posibilidad del silencio, la mayor condición de posibilidad para que surjan la escritura y la lectura: dos caras de una misma y adorable criatura.

El segundo factor es la relación torpe, deteriorada y vacua que los adultos tenemos con el lenguaje y la producción escrita, y que se derrama sobre las cabezas de niños y niñas que luego, se supone, debieran sentarse a leer.

Me refiero a cosas como estas.

En febrero de este año, en una entrevista para La Nación, el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, no pudo recomendar un solo libro. Cuando le preguntaron por su “dieta cultural”, mencionó una obra de teatro, una serie, un recital, una muestra de danzas y una de artes plásticas, pero de literatura no pudo decir nada a pesar de que sus asesores se desvivían por hacerle decir “Murakami”.

Juliana Santillán, diputada de La Libertad Avanza, estuvo en los medios esta semana por citar mal un dato del Indec: en un error de lectura —problemático tanto si es voluntario como si no lo es— dijo que la canasta básica era de $360.000, cuando en realidad ese número corresponde al monto individual para no ser pobre. Esa gaffe permitió conocer más a fondo el glosario de Santillán, quien escribe “cluaca” en vez de “cloaca” y etcétera.

Javier Milei suele citar papers que no leyó y publicó un libro con párrafos copiados de artículos ajenos. El salteño Alfredo Olmedo reconoció, mientras era diputado nacional, no haber leído nunca completa la Constitución. Aníbal Fernández hizo una lectura delirante de las mediciones internacionales y dijo que en Argentina había menos pobres que en Alemania.

Sandra Mendoza, senadora del Frente de Todos, habló en el Congreso de la “espada de Domacle” (por Damocles) y dijo que había que “afrentar el peligro”, cuando quiso decir “afrontar”. Daniel Scioli, en campaña, criticó a Sturzenegger por no aparecer junto a Macri, pero lo hizo usando otro apellido: Schwarzenegger. Alberto Fernández confundió la revista La Garganta Poderosa con la película porno Garganta Profunda, y en otro acto aseguró que, “como escribió alguna vez Octavio Paz, los mexicanos salieron de los indios, los brasileños de la selva y nosotros de los barcos que venían de Europa”: una cita que ni siquiera era de Paz: era de Lito Nebbia.

A eso se suman las fake news, los posteos automáticos, las frases sin autor y los golpes de efecto que no resisten una segunda lectura: un nivel de empaste y saturación que llevó al sitio Chequeado.com a crear una categoría específica: “Falso en las redes”.

Entonces, y retomando: por supuesto que es un problema que los chicos no lean. Pero resulta extraño plantearlo a través de un slogan que ubica la dificultad lectora en un país lejano y conveniente: el de los niños y la escuela. Mientras tanto, en el otro país que tenemos afuera, hay escritores y escritoras que esperan seis meses para cobrar las regalías de sus libros, periodistas que ganan miserias por escribir y chequear lo que escriben, medios que publican notas generadas por ChatGPT que nadie edita, y —lo dicho— funcionarios con altos niveles de decisión pública que no nos ahorran sus torpezas, sino todo lo contrario: nos arrastran con ellas.

Por eso, en vez de reclamar que los chicos “entiendan lo que lean”, iría un poco más atrás, sacaría tremendo peso de las espaldas docentes, y pediría que entiendan lo que viven. Una demanda que, ahora sí, nos pone a todos en problemas: condición indispensable para que algo, alguna vez, empiece a moverse.

JL/DTC