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Fred Machado, un argentino con pedido de extradición a EE.UU., aportó fondos y proveyó una nave de libre uso para la campaña del excandidato presidencial en 2019, según fuentes con conocimiento directo. Un encuentro en un avión estacionado en el aeropuerto de San Fernando selló el acuerdo.
La arqueología de la exitosa carrera política de Javier Milei encuentra un eslabón ineludible en la candidatura presidencial de José Luis Espert, en 2019. Un nuevo umbral de violencia discursiva, agitación en redes, reciclaje de personajes sórdidos, odio a la izquierda, fobia al Estado, entronación del mercado y financiación oscura —elementos tan presentes en el mundo Milei— fueron parte constitutiva de aquel proyecto previo a la pandemia. No casualmente, Espert es hoy una espada aguerrida de La Libertad Avanza y un anunciado protagonista de las elecciones de octubre, como cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires, por nominación del Presidente.
La reconstrucción de aquella experiencia conduce a Federico “Fred” Machado, un presunto narco requerido por tribunales estadounidenses, que resiste la extradición desde su prisión domiciliaria en Viedma, Río Negro. Acusado en juzgados de Texas de narcotráfico y diversos fraudes por unos US$350 millones de dólares mediante una compleja trama de aviones, el argentino Machado, residente en Florida, EE.UU., fue detenido en Neuquén el 15 de abril de 2021.
El arresto regresó de inmediato a la superficie una foto de Espert y un armador delante de un avión, y un agradecimiento a “Fred Machado por el excelente vuelo” a Viedma, en plena campaña presidencial, dos años antes. Espert minimizó el hecho como un traslado puntual, que se sumó al préstamo de un vehículo de parte de alguien que se presentaba como un empresario del negocio de la aviación y la minería. El diputado casi no habló del tema, denunció una operación y rara vez fue preguntado al respecto. Tampoco respondió a la consulta de este diario.
Una investigación de elDiarioAR que incluyó consultas a una decena de fuentes vinculadas a la campaña del Frente Despertar de 2019, constatación de documentos e intercambios escritos da cuenta de que el vínculo de Espert con Machado no fue meramente ocasional, ni se redujo a algún viaje en avión y el préstamo de un vehículo. El acuerdo concretado en marzo de hace seis años comprendió el uso libre de un segundo avión de la flota de Machado durante la campaña y fondos en dólares como aportante estelar del Frente Despertar. Tampoco es cierto que el acercamiento de Machado haya sido asumido plenamente como el de un inversor interesado en promover una candidatura liberal. Por el contrario, su despliegue y sus aportes despertaron sospechas de inmediato, lo que motivó que algunos involucrados en la campaña tomaran precauciones.
El caso también expone la naturaleza de la relación entre Milei y Espert. La siguiente es la reconstrucción de los hechos.
Se acercaba la elección presidencial de 2019 y se abría un espacio para una oferta electoral de derecha pura y dura. En las dos décadas previas, el PRO y Cambiemos-Juntos por el Cambio habían encauzado con eficacia un arco que iba desde el centro y liberal-conservadores clásicos, hasta ultras camuflados en el montón. Con el país sometido a una crisis de deuda, pobreza creciente e inflación récord para el siglo, los críticos por derecha vieron una oportunidad. Para ellos, Mauricio Macri había fracasado, no por liberal, sino por populista. Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil mostraban un camino para ir por más.
Economistas en sus cuarenta, como Milei y Diego Giacomini, disparaban furia desde la pantalla, mientras la vieja guardia económica menemista volvía a la palestra. En un camino intermedio, con larga experiencia como consultor, no tan antisocial como el panelista de “Intratables”, ni tan pregnado al universo Menem como Carlos Rodríguez y Roberto Cachanovsky, Espert percibió una hendija, y entró.
“¿Sos el (Jair) Bolsonaro argentino?”, le preguntó el empresario Eduardo Eurnekián a Espert cuando lo visitó en su oficina de Palermo junto a quien sería su armador principal, Nazareno Etchepare, en una cita de la primavera de 2018.
Siempre ecuménico en sus apuestas políticas, el dueño de Corporación América prestó el oído a Espert, mientras alentaba a Milei a que hiciera ruido en la televisión, no mucho más que eso. El mundo de 2018 no era el actual. El coronavirus residía en algún animalito de Wuhan y todavía no había desatado el pandemonio. Nadie concebía que ese panelista violento e insultante de las noches de América TV, Milei, pudiera ser candidato a nada.
'¿Sos el (Jair) Bolsonaro argentino?', le preguntó el empresario Eduardo Eurnekián a Espert cuando lo visitó en su oficina de Palermo
Del encuentro con Eurnekián, Espert no se llevó algo concreto, al menos en la magnitud que le interesaba. A un año de las elecciones primarias previstas para agosto de 2019, Espert era un economista mediático, gráfico y efectista en su retórica, pero carente de condiciones esenciales para encarar un proyecto presidencial: territorio, sello partidario y fondos.
Etchepare había cosechado experiencia en las inmediaciones del macrismo como uno de los agitadores digitales que convocaron a las manifestaciones multitudinarias contra el Gobierno de Cristina en varios anocheceres de 2012 y 2013, presentadas como “espontáneas” por los medios del Grupo Clarín. Aquel fervor acercó al estratega a Elisa Carrió, quien admiró la pericia en un mundo para ella desconocido. Los últimos progresistas que quedaban en la Coalición Cívica-ARI vieron con enorme distancia la incursión de una persona como Etchepare, por dos motivos centrales: ostentosidad ajena a la cultura Carrió, como el lujoso Mercedes Benz con el que el joven aparecía en el estacionamiento del canal TN, al que frecuentaba la entonces diputada, y un vínculo familiar que presuntamente lo conducía a la SIDE.
A la par de Etchepare, Espert apoyó su armado en Gonzalo Díaz Córdoba, otro abogado con nexos de larga data con la Unión de Centro Democrático (UCD) y el peronismo de derecha. Desde otra cantera, apuntaló Luis Rosales, experto en comunicación política proveniente de la derecha mendocina, con llegada a demócratas y republicanos de Estados Unidos. Díaz Córdoba, Etchepare y Rosales ya habían trabajado juntos en la fallida candidatura presidencial del peronista salteño Juan Manuel Urtubey, en 2017.
Un tercer abogado con pasado en múltiples derechas, Germán Gegenschaltz; el joven liberal Tomás Santolín —próximo a Rosales—; el marplatense Guillermo Castello —otro desembarcado desde la Coalición Cívica— y Jimena Aristizábal, secretaria de Espert, completaban la mesa.
Así, con poco, el fundador del Estudio Espert oficializó su candidatura presidencial en un acto en el Palacio San Miguel, en el centro de Buenos Aires, a horas de la Navidad de 2018. Un grupo de economistas —tanto asentados como periféricos, todos críticos de Macri “por tibio”—, le hicieron el aguante. Espert, Milei, Giacomini, Guillermo Nielsen, Mariano Fernández, Gustavo Segré, Gustavo Lazzari, Fausto Spotorno y Agustín Etchebarne compartían el grupo de whatsapp “Morondanga Model”.
Marcos Peña, jefe de Gabinete y artífice político-electoral de Juntos por el Cambio, veía una mano inequívoca detrás de los primeros movimientos de Espert: Sergio Massa.
La aversión de Macri y Peña a su exaliado peronista esparció la sospecha de que Massa y los empresarios José Luis Manzano, Daniel Vila y Eurnekián alimentaban una candidatura por derecha, que serviría para limar al entonces Presidente y aspirante a la reelección.
En lo que fue el entorno de Espert no niegan esa intención de Massa, pero minimizan el alcance. “Una oficina y casi nada de guita”, dijo una persona que perteneció al a cocina del espacio. Otra agrega un dato. Desde su posición de privilegio, Peña se dedicó a bloquear todo aporte de empresarios tentados de colaborar con un plan B.
El 26 de diciembre de 2018, Espert, Giacomini y Milei difundieron un sketch delante de un monolito de Néstor Kirchner, en el que vaticinaron: “a este chorro lo metemos preso hasta el cajón”, y “la chorra, la jefa de la banda, que cuide el cajón detrás de los barrotes”. “Viva la libertad, carajo”, gritó el ya candidato presidencial, unos diez años mayor que sus discípulos, que lo arengaron con un “Espert presidente”.
Con ese penoso paso de comedia no alcanzaba para nada.
El primer esbozo de la candidatura de Espert fue montado sobre el Partido Libertario, un sello anclado en Córdoba con problemas de papeles. La UCD, vehículo ideal fundado por Álvaro Alsogaray, padre de varios de los esperistas, estaba sometido a un limbo judicial.
Desafiados por puertas que se cerraban, el postulante presidencial y sus armadores terminaron en manos de Alberto Asseff. Este abogado sostenía hacía años el Partido Nacionalista Constitucional – UNIR (PNC-UNIR), una estructura en regla con la Cámara Nacional Electoral. De perfil nacionalista conservador, Asseff tenía fama de negociar fuerte. A veces, el paquete incluyó un lugar “entrable” para él mismo en la Cámara de Diputados o el Parlasur.
Espert y sus armadores escucharon una advertencia unánime: “el viejo los va a cagar”. Decidieron asumir el riesgo.
La movida de asociarse a un exradical nacionalista como Asseff resultó insoportable para Milei, Giacomini y otros agrupados en “Morondanga”. Mediante un comunicado, se bajaron solemnemente del barco, el 7 de marzo de 2019.
Asseff no era el socio ideal, pero había que apurar el trámite. Etchepare había acercado un nombre para la pata financiera: Federico Machado. Espert y Asseff firmaron una hojita y la llevaron al juzgado electoral de María Romilda Servini, en Comodoro Py. Había que mostrarle algo a Fred.
Empresario argentino con dos décadas en EE.UU. y radicado en Florida, Machado viajaba seguido a Buenos Aires y a Viedma, la ciudad en la que vive parte de su familia.
El potencial aportante propuso un lugar inusual para la primera cita con Espert: su propio avión estacionado en el aeropuerto de San Fernando, norte del conurbano.
Allí acudieron Espert, Etchepare y Díaz Córdoba una mañana de fines de marzo o principios de abril —tres fuentes con conocimiento directo del hecho coinciden en el marco, pero difieren sobre la fecha exacta—. Al cabo de una conversación de menos de una hora, Espert se llevó tres promesas: un avión con piloto de libre disponibilidad con base operativa en San Fernando, un auto blindado y fondos para la campaña. ¿Cuántos? Espert habría pedido US$5 millones, pero lo realmente comprometido vuelve a entrar en un terreno impreciso, según quién sea el consultado, con un piso de US$2,5 millones y techos bastante más altos.
El potencial aportante propuso un lugar inusual para la primera cita con Espert: su propio avión estacionado en el aeropuerto de San Fernando, norte del conurbano
Concluida la reunión en el aeropuerto de San Fernando, Machado partió a bordo de su propio avión rumbo a Viedma, y el candidato presidencial regresó a la Capital Federal con la idea de que había despejado el escollo más importante para llegar a las primarias de agosto.
Desde entonces, los involucrados en la campaña se manejaron con la convicción de que Machado pasó a ser el aportante casi exclusivo. El nombre de José Luis Manzano sobrevoló el ambiente, pero pronto fue unánime el convencimiento de que el dinero provenía del nuevo amigo Machado y de que el avión puesto a disposición formaba parte de su flota.
Espert tenía partido, movilidad, fondos y nombre para la lista: Frente Despertar.
¿Quién era Machado? “Un empresario aeronáutico, que restauraba y comercializaba aviones, con bastante conocimiento de la actualidad, interesado en apoyar un proyecto liberal. También estaba en el negocio de la minería en Guatemala”, describió Carlos Maslatón, quien se encontró con Machado en 2014, 2016 y julio de 2019. Sus citas fueron en una comida con más participantes en Londres, en un museo sobre las Islas Malvinas que el colombiano Iván Sherman montó en Miami y en el hotel Four Seasons, en Recoleta.
Maslatón, exconcejal de la UCD e inversor financiero, fue muy conocedor del entramado presidencial de Espert, al punto de que se barajó el nombre de su pareja, Mariquita Delvecchio, como candidata a jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en reemplazo de Manuel Adorni, la primera opción. Finalmente, ni Adorni ni Delvecchio fueron candidatos.
Los movimientos de un empresario argentino que viajaba por América Latina a bordo de su propio avión y aportaba fondos a políticos de Argentina y Guatemala despertaron alguna desconfianza en el equipo de campaña sobre el origen del dinero. Gegenschaltz, por caso, llegó a advertir a sus colegas que nunca se subiría a ese avión y sólo aceptó abordar la camioneta Grand Cherokee una única vez.
Espert lo vivió con menos tensión. Se entusiasmó con la Cherokee para uso de él y alguno de sus familiares, y se impacientó cuando la entrega se demoró unos días. No tuvo ningún problema con el avión cedido por Machado o con subirse a la otra nave, el Bombardier Challenger con matrícula N28FM, que transportaba al empresario desde Fort Lauderdale hacia Guatemala, San Fernando o Viedma.
“Gracias a Fred Machado por el excelente vuelo que hemos tenido”, dijo Espert en el inicio de la presentación del libro La Sociedad Cómplice en el Club Deportivo Viedma, el 18 de abril de 2019, pocos días después de aquella cita en el aeropuerto de San Fernando.
En silencio, el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU. seguía el rastro de Machado. El empresario había despegado el 14 de abril de 2019 desde Fort Lauderdale, Florida, y aterrizado en San Fernando por la noche. Seis días más tarde, en el mediodía del 20 de abril, hizo la ruta inversa, con escala en Lima, probablemente junto a Daniel Mastropietro (directivo de Avian, nuevo nombre de la fallida empresa de aviación adquirida a los Macri) y pasajeros de nacionalidad italiana, venezolana, mexicana y estadounidense.
Con el anuncio de los binomios Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto, la campaña tomó temperatura. Las encuestas comenzaron a halagar a la dupla Espert-Rosales con una intención de voto cercana a los dos dígitos y paridad entre Macri y Fernández. No era una mala noticia para el universo de derecha, que podría volver a reunirse en escenario de ballottage.
Más allá de los números, los pilares de la campaña entraron en zona inestable. Asseff cumplió con las expectativas depositadas en él. El 21 de junio de 2019, a horas del cierre de listas, el PNC-UNIR se retiró del Frente Despertar y Asseff negoció con Pichetto un lugar entrable en las listas de Juntos por el Cambio. La candidatura de Espert pendía de un hilo.
Apareció en escena José Bonacci, dueño del sello Unite por la Libertad y la Dignidad, el primero en advertir sobre lo que haría Asseff. El dirigente santafesino —hoy se define como “fascista” o “facho herbívoro”— viajó de urgencia a Buenos Aires y se encontró con Espert y su gente en el Hotel Libertador, de Córdoba y Maipú, el sábado 22 de junio por la noche. Sellaron un acuerdo y el Frente Despertar se montó sobre Unite, que cumplía las condiciones de la Justicia Electoral.
La movida sirvió para salvar la candidatura presidencial, pero no las listas para la provincia de Buenos Aires. Sin el soporte del PNC-UNIR, un juez de La Plata inhabilitó la inscripción para puestos provinciales y nacionales, decisión que todo el mundo vio como un favor a María Eugenia Vidal, con esperanzas de ser reelecta que se demostrarían vanas. Si se disgustó, Espert protestó poco.
El calvario de completar listas fue menor comparado con la crisis de los fondos de la campaña. El aporte de Machado se había extinguido a días de las primarias del 11 de agosto. Con relaciones resquebrajadas, todos comenzaron a sospechar de todos. Alguno atinó a filtrar que el empresario aeronáutico no había cumplido con su palabra y no había completado siquiera el piso de lo comprometido.
Luis Rosales gestionó el acercamiento de Dick Morris, el famoso gurú de campaña de Bill Clinton, con experiencia variada en Argentina, que se había volcado a proyectos de la alt right en los años previos. Espert era “brillante”, “maravilloso”, “inteligente”, un hombre frente “una ventana de oportunidad para ganar las elecciones”, regaló Morris en su paso por Buenos Aires entre el 20 y el 22 de julio, en teoría, por cortesía.
En plena visita ilustre, el Frente Despertar era un hervidero. Antes de una charla de Morris con la cúpula del Frente Despertar y los principales candidatos, los estrategas y el entorno de Espert se dieron cita en una sala del Four Seasons. Machado, presente en la ocasión como en otras del equipo de campaña, tomó la palabra y dejó un mensaje nítido, para que lo comprendiera todo el mundo: “Yo cumplí con mi parte”. Se cruzaron las miradas. El clima se cortaba con un cuchillo.
La crisis económica del Frente Despertar despertó avidez por los fondos que otorgaba el Estado para imprimir boletas, que fueron $18 millones, unos US$4,5 millones de entonces, lo que dio lugar a más tironeos y reclamos de reparación en el comité de campaña.
La carrera electoral entraba en la recta final. El 6 de agosto, a cinco días de las PASO, la camioneta Jeep Cherokee, con patente OIO 592, recibió dos impactos mientras transportaba a Espert y Rosales a los estudios de Crónica TV, en Barracas. La agresión generó dos marcas en el vidrio del vehículo blindado. ¿Un intento de asesinato en plena campaña presidencial? Habría sido gravísimo e inédito, pero Espert y Rosales bajaron un cambio y lo atribuyeron a un acto de vandalismo o un probable intento de robo.
Como informó el periodista Rodis Recalt en la revista Noticias, la camioneta estaba a nombre de Claudio Ciccarelli, primo de Machado, mientras Espert, Etchepare y Mastropietro (el de la empresa de aviación comprada a los Macri) tenían extendidas tarjetas azules (de libre uso) a su nombre.
El resultado de las urnas fue decepcionante. Espert salió sexto, con 2,2% de los votos, por detrás de los Fernández, Macri, Roberto Lavagna, Nicolás del Caño y el excarapintada emigrado del macrismo Juan José Gómez Centurión. No había aritmética de las derechas que impidiera un regreso del peronismo a la Casa Rosada.
En la misma noche de las elecciones, Espert designó a Rosales como jefe de campaña y desterró a Etchepare, quien, no obstante, siguió en órbita como primer candidato a diputado nacional por CABA.
Sin posibilidades de remontar de cara a la primera vuelta del 27 de octubre, hubo espacio para otro giro llamativo. Horacio Rodríguez Larreta subió a Espert al barco de su reelección en la Ciudad de Buenos Aires. Dada la magnitud de la derrota de Juntos por el Cambio en las primarias, la hipótesis de que Larreta perdiera la Jefatura de Gobierno no sonaba descabellada para el sistema político.
Si Espert consideraba a Macri “populista”, la crítica, sorpresivamente, no alcanzaba a Larreta, considerado “comunista” por el encendido panelista Milei. La negociación corrió a cargo del ministro de Gobierno de la Ciudad, Bruno Screnci, un hombre de Diego Santilli, y se coronó con una foto en la sede del Ejecutivo porteño, en Barracas. Según admitió Díaz Córdoba (candidato a legislador en esas elecciones) en un streaming posterior con Maslatón, la contraprestación del apoyo fue con espacios de publicidad en la vía pública para mantener la candidatura de Espert con vida de cara a la primera vuelta.
Fred Machado siguió surcando los cielos de América Latina. Centró su actividad en una explotación de oro en el municipio de San Miguel Tucurú, en Guatemala, y en la empresa South Aviation, una de varias de su propiedad dedicadas a la comercialización de aviones y servicios de aviación. También se interesó por un proyecto de oro en Neuquén.
La acusación incluyó tráfico de cocaína desde Colombia, Venezuela, Ecuador, Belice, Honduras, Guatemala y México, lavado de dinero, fraude y otros delitos comerciales, con un beneficio ilegal aproximado de US$ 350 millones
En Guatemala, Machado proveyó movilidad a Jimmy Morales, presidente entre 2016 y 2020, y, según medios de ese país, a su sucesor, Alejandro Giammattei (2020-2024). En entrevista con el diario guatemalteco Prensa Libre, Machado negó la sospecha instalada de que financió a ambos.
A lo largo de los años, naves con terminales directas e indirectas en Machado supuestamente aparecieron con cargamentos de droga en América Central y el norte de Sudamérica, lo que encendió alarmas sobre un complejo sistema de transporte al servicio de cárteles de la droga, en particular, del de Sinaloa, de Joaquín “el Chapo” Guzmán.
Un tribunal federal de Texas, Estados Unidos, ordenó el procesamiento y arresto de Machado y otras siete personas en febrero de 2021. La acusación incluyó tráfico de cocaína desde Colombia, Venezuela, Ecuador, Belice, Honduras, Guatemala y México, lavado de dinero, fraude y otros delitos comerciales, con un beneficio ilegal aproximado de US$ 350 millones. La pena mínima para los delitos mencionados es de diez años y un máximo de prisión perpetua, según la publicación del Departamento de Justicia.
Un aspecto central de la trama fue que el grupo, en el que Machado habría ocupado un papel central, creó varias firmas de aviación anotadas en propiedad de fideicomisos bajo el paraguas de Aircraft Guaranty Corporation, con sede en Onalaska, una ciudad del este de Texas que no tiene aeropuerto. En suma, más de mil aeronaves fueron registradas de esa manera. Al estar formalmente radicadas en EE.UU., la Federal Aviation Authority de ese país otorgó matrículas que comienzan con la letra N, lo que permite eludir los controles más exhaustivos que se aplican a aeronaves extranjeras. Los aviones de la empresa South Aviation y otras propiedad de Machado tenían patente con la letra N.
La imputación contra el empresario argentino y sus colegas incluyó un probable fraude masivo con el esquema Ponzi para la presunta venta de aviones. El grupo ofrecía naves que no estaban en venta, recibía pagos de interesados, que finalmente, ante el reclamo, eran devueltos con el dinero de otros incautos que caían en la trampa. En la investigación, se barajó la posibilidad de que no hubiera sido una estafa, sino una forma de lavar dinero del narcotráfico.
Machado fue detenido en el aeropuerto de Neuquén el 16 de abril de 2021, a pedido de la Justicia de Texas. Desde septiembre de ese año, cumple prisión domiciliaria en las afueras de Viedma. El juez federal de Neuquén Gustavo Villanueva concedió la extradición un año más tarde. La medida está pendiente de revisión en la Corte Suprema.
Debra Lynn Mercer-Erwin, la beneficiaria del fideicomiso en el que se anotaban los aviones de la flota de Machado y otros empresarios, fue sentenciada a 16 años de prisión por un tribunal de Texas, en noviembre pasado.
Ante una consulta de este medio al Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre si el pedido de extradición y las imputaciones contra el empresario argentino siguen vigentes, Nicole Navas, encargada de comunicación, ratificó que el Gobierno estadounidense continúa “trabajando con el de Argentina para extraditar a Federico Machado”.
La defensa de Machado corre a cargo de los letrados Francisco Oneto y Roberto Rallín, quienes declinaron hablar ante este medio. El primero también es abogado de Milei en la presunta criptoestafa $LIBRA, que avanza parsimoniosamente en Comodoro Py.
Milei y Espert protagonizaron una primera reconciliación tras las turbulencias de 2019. En 2021, cuando Machado fue detenido en Neuquén y el excandidato del Frente Despertar quedó expuesto como alguien que, como mínimo, había viajado en un avión y aceptado el préstamo de un auto atribuido a un narco, el economista encaraba en bastante soledad su postulación a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires bajo el sello Avanza Libertad, reflejo de la primera incursión electoral de Milei con La Libertad Avanza. En esos meses, la enemistad entre ambos tocaba techo. Milei difundió entre su entorno que Espert había intentado sobornarlo con US$ 300.000 en efectivo en un encuentro en la casa de Karina en Vicente López, delante de varios testigos.
El nuevo distanciamiento se prolongó hasta después de la victoria presidencial del ultra, en noviembre de 2023. Desde entonces, la relación se fortaleció de tal forma, que Milei proclamó prematuramente a Espert como candidato a diputado nacional por LLA en la disputa decisiva en la provincia de Buenos Aires, en octubre próximo, pese a la resistencia de Santiago Caputo y, probablemente, Karina.
A pedido de la oficina de prensa de Espert, este medio envió cuatro preguntas sobre el vínculo con Machado, que no fueron respondidas.
SL
slacunza@eldiarioar.com
La frase de Ofelia Fernández que expuso la fragilidad del cierre de listas. El sondeo separatista de Juan Grabois y el operativo clamor de Sergio Massa. La campaña fragmentada de Fuerza Patria que se chocará con el cierre de listas nacionales.
El peronismo bonaerense cerró listas tras una jornada de máxima tensión
Kicillof y Máximo tensionaron la unidad peronista hasta el final, y Karina Milei relegó a Santiago Caputo en favor del PRO
En medio del páramo desolado del peronismo tras el cierre de listas, Ofelia Fernández puso el dedo en la llaga y sugirió lo indecible: “No es lo mejor para el peronismo ir unidos a las elecciones nacionales de octubre”. La reflexión de la ex legisladora de Patria Grande fue una consecuencia directa del malestar generado por el cierre bonaerense, pero tocó el nervio expuesto de Fuerza Patria en la antesala de la campaña: la indefinición de las candidaturas nacionales y la precariedad de una unidad forzada con alambres.
Las declaraciones de Ofelia Fernández, a las que luego se sumaron las de Itai Hagman y de otros dirigentes que responden políticamente a Juan Grabois, formaron parte de un operativo de Patria Grande destinado a sondear el costo político de jugar por separado en las elecciones nacionales. El cierre bonaerense dejó a todos disconformes y enojados, y Grabois no fue la excepción: en su entorno ya venía coqueteando con la idea de presentar listas propias, y la expulsión de la mesa de toma de decisiones –“la mesa de matarse entre todos”, la llaman– había sido la gota que rebasó el vaso.
Grabois quiere encabezar la lista de diputados nacionales en la provincia de Buenos Aires, que imagina como trampolín a 2027. En Patria Grande fantaseaban con un escenario similar al de 2023, con Sergio Massa encabezando la boleta “oficial” de Fuerza Patria. En las últimas semanas, sin embargo, el tigrense comenzó a desactivar la hipótesis de su candidatura, instalando que él solo está “para ayudar”. Y, sin Massa para confrontar, la candidatura por afuera de Grabois comenzó a desinflarse, ya que en Patria Grande temen que los acusen de ser funcionales a Javier Milei.
El operativo fue, entonces, una provocación destinada a generar olas al interior del peronismo, que todavía se lame las heridas tras el traumático cierre de listas. No todos la tomaron bien. “¿Quiere cargar con la cruz de ser el responsable por la derrota del peronismo? Lo hace para tensar el cierre nacional y cobrar más”, mascullan en el massismo, en donde recuerdan que, hace un mes, la propuesta de Grabois en el PJ había sido la de militar el abstencionismo ante la inhabilitación de Cristina Fernández de Kirchner.
El desafío lanzado por Ofelia, sin embargo, expuso la fragilidad del cierre bonaerense, que quedó en la memoria de todos los participantes –muchos de ellos con más de 30 años de cierres de listas encima– como uno de los peores de su historia. “Está todo muy roto, pegado con moco. El cierre profundizó el problema: cerró, pero no resolvió ninguna diferencia”, grafica un dirigente bonaerense del cristinismo que participó de las negociaciones.
La semana posterior al cierre fue mucho peor que la anterior. Las tres tribus quedaron enojadas e insatisfechas. El massismo, que no se quedó con ninguna cabeza de lista seccional, amaga con ocupar el rol de articulador entre CFK y Axel Kicillof, pero es el único sector que muestra cierta optimismo. El resto está herido y se tira cascotazos, en un estado de alerta que no finalizará hasta que llegue el cierre de las listas nacionales. Y ahí está el gran problema: las candidaturas se oficializan el 17 de agosto, en plena campaña por la elección bonaerense, que será el 7 de septiembre.
Es decir que, mientras Fuerza Patria haga campaña con la bandera de la unidad contra Javier Milei, por lo bajo, los dirigentes seguirán a los tiros por el armado de las listas nacionales.
En Fuerza Patria coinciden en una cosa: el cierre bonaerense sirvió para evitar el desastre y ganar tiempo. No mucho más. No resolvió la crisis de liderazgos ni tampoco encontró un mecanismo institucional para sortear los dolores de cabeza que generan la coralidad de jefaturas políticas. No hay conducción ni tampoco hay, siquiera, una estrategia de campaña definida.
En La Plata deslizan que el protagonismo lo tendrá el gobernador, quien ocupará, de hecho, la jefatura de la campaña. Puertas adentro, el kicillofismo celebra haberse mantenido firme frente a las presiones de La Cámpora y haber logrado sentarse, como un “igual”, en la mesa de toma de decisiones. Recuerdan que, hace dos años, Kicillof se había enterado más de un día después del contenido de las listas que cerró Máximo Kirchner en la provincia.
Kicillof decidió desdoblar la elección bonaerense para independizarse de la conducción de CFK y liderar la campaña contra Milei. El instrumento para lograrlo, según sus armadores políticos, fue poner a los candidatos que encabezan la Primera y la Tercera –las dos secciones electorales más importantes– y lo cumplió. El pasó lógico, ahora, es encabezar la campaña. Una campaña que, inevitablemente, será un terreno minado para los chispazos internos.
Ya sucedió el miércoles, cuando encabezó una recorrida por Berazategui con la vice Verónica Magario y el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, que son ambos candidatos por la Tercera, sin invitar a Mayra Mendoza o Facundo Tignanenelli, que también son candidatos pero de La Cámpora. La decisión no cayó bien en el cristinismo y, rápidamente, Kicillof intentó solucionarlo protagonizando una foto de unidad con Mendoza en la Universidad de Quilmes el viernes.
En paralelo, sin embargo, el massismo y el cristinismo avanzarán con sus propios equipos de comunicación. CFK continuará enviando mensajes de audio e interviniendo a la distancia, desde su arresto domiciliario en San José 1111, en los actos de los candidatos del camporismo. Trabajan con ella los asesores brasileros que colaboraron con la campaña “Lula Livre”, pero no hubo, hasta ahora, una reunión con los equipos de Kicillof –comandados por “Nacho” Ramírez, el ideólogo detrás de la campaña del Clío que lo llevó a la Gobernación en 2019– o los del Frente Renovador.
No hay, en este sentido, una estrategia planificada de campaña. Solo puntos nodales a través de los cuales girarán las piezas comunicacionales y las intervenciones de los dirigentes. El paraguas conceptual, explican en las oficinas de Massa sobre la calle Libertador, será el de aunar fuerzas para hacer frente a Milei. Ya se vio, incluso, en uno de los spots que lanzó el kicillofismo, en los que se habla de “sumar fuerzas para defender la Provincia”.
En la práctica, serán los intendentes quienes arrastrarán con el peso de la campaña. El trabajo territorial, explican en las distintas terminales de Fuerza Patria, será de abajo hacia arriba. Y, después, esperar a que el trabajo pesado lo haga el propio Milei, ya que la campaña del peronismo será, fundamentalmente, de confrontación directa con el presidente.
El objetivo, al final, será el mismo de siempre: sostener la unidad, pasar el cierre de listas nacionales y posicionarse como el “voto útil” contra la motosierra libertaria. Para eso, primero, habrá que atravesar el cierre del 17 de agosto. “Ahora ya está, solo podemos minimizar los daños y rezar un poco”, afirma, casi sin ironía, uno de los protagonistas de la campaña bonaerense.
MC/MG
La Vicepresidenta rearma su plan en medio de la tormenta con los Milei. En su entorno, construyen pensando en instalarla como una figura candidateable en la provincia de Buenos Aires. Al menos por ahora, mientras la cambiante funcionaria decida no volver a dar un giro en la estrategia.
Derrota legislativa y guerra abierta: Milei vetará las leyes votadas y acusa al Senado de un “golpe institucional”
Villarruel salió al cruce de los hermanos Milei y les reclamó que ahorren en la SIDE y los viajes
La vicepresidenta Victoria Villarruel reacomoda su estrategia. Durante el último año se había llamado a silencio para evitar que escalara la confrontación con su propio gobierno. En las últimas semanas, impulsada por el enojo, tiró por la borda lo acordado con su equipo y salió a responder los ataques de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y se metió de lleno en la interna con los hermanos Milei, criticando las políticas del Ejecutivo que integra. Ahora, cuando todavía la pelea está caliente, debe barajar y dar de nuevo. “Perdió el miedo”, le dicen en su entorno a elDiarioAR. El miedo a enfrentarse abiertamente al Presidente y pagar las consecuencias.
¿Cómo sigue Villarruel tras la crisis política e institucional que desató su interna con Javier Milei? “Victoria no quiere parecerse a Cristina Kirchner, no quiere mostrarse obstaculizando al Gobierno al que pertenece y que eso funcione además como excusa para tratarla de traidora”, explican cerca de Villarruel. “Hasta la pelea de los últimos días, ella ponía la otra mejilla” ante los embates presidenciales, es la lectura que hacen en su entorno.
Ahora, intenta retomar esos ánimos casi bíblicos. Mientras Milei la llamaba “bruta traidora” en el Derecha Fest –lo mismo hizo en el acto en la Sociedad Rural–, Villarruel se mostraba en Catamarca y Santiago del Estero, posando en las montañas, acariciando perros de la calle y rezando en capillas.
Su paso por ambas provincias implicó además reuniones con los gobernadores Raúl Jalil y Gerardo Zamora, en medio de la pelea del Presidente con los mandatarios provinciales por el reparto de fondos públicos. Villarruel se calla pero se mueve, resaltan en su equipo. No está paralizada ante la interna. El plan original de activar su proyecto político después de las elecciones de 2025 y con miras a 2027 parece haberse adelantado.
Algunos sondeos publicados en los últimos días destacan un impacto negativo de la pelea con Milei en la imagen de la Vicepresidenta. En su equipo, sin embargo, creen que puede capitalizar la embestida oficial en su contra. Atrás quedó la frase que repetían hace tan solo semanas: “Para romper hay tiempo”.
Lo que la Vicepresidenta vivió como un divorcio, ya fue superado, aseguran en su entorno. ¿Será así? Mientras tanto, sumó a dos personas clave para su construcción política por fuera de La Libertad Avanza (LLA): el consultor político Mario “Pato” Russo y Claudia Rucci, quien se había ido en enero y regresó en mayo al Senado.
Russo y Rucci son peronistas, de la provincia de Buenos Aires y de la batalla cultural contra el progresismo. Russo piensa candidatos y campañas electorales. Fue el consultor político de Milei en la elección legislativa de 2021, que llevó al economista y a Villarruel a la Cámara de Diputados. Trajo el concepto de la “casta” a la campaña, ha asegurado en entrevistas. Estuvo en las reuniones con los gobernadores de los últimos días y analiza sus posibilidades.
Rucci construye alianzas con la política tradicional, una herramienta clave de lo que los libertarios llaman “la casta” o la “vieja política”. Construye también en los barrios, con la gente. Uno de los objetivos es quitarle el tufillo militar, algo que cuando se trata de Villarruel es una odisea, debido a su relación directa con las Fuerzas Armadas y acusados de delitos de lesa humanidad durante los años 70 y las familias poderosas que apoyaron la última dictadura cívico-militar.
No sólo hay coqueteos con el peronismo sino también con los heridos de LLA, aseguran en el Senado. “Se les dio libertad de acción a los aliados en las legislativas de este año, se va a jugar más adelante”, aseguran.
En el villarruelismo replican los señalamientos de Patricia Bullrich y Milei que asociaron a la Vicepresidenta con el kirchnerismo y critican tres características del mileísmo, que, dicen, los asemeja al kirchnerismo: es un proyecto hegemónico, tiene un componente familiar en el poder -por la hermana del Presidente, Karina Milei-, y tienen a su propio Julio De Vido, por Santiago Caputo, asesor presidencial. Y se guardan una carta que no terminan de blanquear pero que apunta a Sergio Massa. Se preguntan: “¿Quién bancó la campaña de Milei en 2023? ¿Quién le impuso candidatos en la provincia de Buenos Aires?”. “Victoria eligió no ir al corazón”, aseguran sobre su silencio con respecto a la supuesta alianza con el candidato presidencial del kirchnerismo en las elecciones de 2023.
“No hace falta construir una estructura propia por ahora”, aseguran en el villarruelismo. “Victoria puede insertarse en estructuras ya formadas y generar un negocio compartido con otros espacios políticos porque ella tiene alto conocimiento en la gente, peso propio, perfil atractivo y hoy con los celulares haces una campaña e instalás un candidato”, sostienen.
“Ella entra bien en zonas del peronismo, tiene buena relación con el campo, la provincia es una opción que se está pensando para 2027”, afirman. “¿Renunciar? No está en ninguno de sus análisis por el momento”. “Por el momento”, remarcan porque saben que la Vicepresidenta es cambiante. En el último año y medio modificó tres veces a sus equipos y tuvo cuatro manos derechas.
“Está entusiasmada en la etapa que viene y en la transición de vicepresidente a dirigente política para lo cual el Gobierno la está ayudando porque la convirtió en la principal opositora. Lo que la hacía llorar hace meses, ahora la fortalece”, explicó a elDiarioAR un hombre de su espacio. “Hay llamados de gente de la oposición, que pregunta qué va a hacer”. Si no le va como espera en 2027, hay tiempo, apenas cumplió 50 años el 13 de abril último. “Tiene una carrera por delante”. Y ambiciones presidenciales. Y quiere un bloque propio en Diputados.
“Cuando ella diga ‘juego’, los aliados van a estar ahí”, se convencen en su equipo. Ella nunca se sintió dentro del Gobierno. “Ahora tiene más libertad, está suelta. Ya está”. Mientras tanto, se ocupa de los partidos de paddle los fines de semana para descansar de las recorridas por las provincias y de los actos para suplir las ausencias del Presidente.
Emilia Delfino es autora de La Generala, la biografía no autoridaza de Victoria Villarruel, la vicepresidenta que desafía a los Milei (editorial Planeta).
Los expertos alertan de que el plan para anexionarse el territorio y el desplazamiento forzado de los palestinos equivale a una limpieza étnica
Israel impulsa los planes para expulsar y encerrar a todos los palestinos de Gaza
Un grupo formado por colonos y políticos israelíes de extrema derecha presentó la semana pasada en el Parlamento un plan para desplazar a los palestinos de Gaza con el objetivo de anexionarse el territorio y transformarlo en un complejo turístico de lujo y alta tecnología para israelíes.
El proyecto, llamado “Plan maestro para el asentamiento en la Franja de Gaza”, prevé 850.000 viviendas, ‘ciudades inteligentes’ de alta tecnología donde se comercie con criptomonedas, y un sistema de metro que recorra todo el territorio. Se inspira en una idea que Donald Trump compartió en febrero, cuando el presidente de Estados Unidos dijo que convertiría a Gaza en la “riviera de Oriente Medio”.
El texto del plan también se jacta de los beneficios económicos que generaría a Israel. “El derecho del pueblo de Israel a asentarse, desarrollar y preservar esta tierra no es solo un derecho histórico, es una obligación nacional y de seguridad”, dice.
El plan, al que tuvo acceso The Guardian, requiere el desalojo de unos dos millones de personas, la población actual de Gaza. Los expertos jurídicos advierten que un desplazamiento forzoso de tal magnitud equivale a una limpieza étnica.
“Se trata de un plan de limpieza étnica”, dice Michael Sfard, uno de los abogados de derechos humanos más importantes de Israel. “Según el derecho internacional, esto constituiría un crimen contra la humanidad, ya que la deportación es un crimen de guerra cuando se comete a pequeña escala, y un crimen contra la humanidad cuando se comete a gran escala”.
El plan se debatió el pasado martes en la Knéset [el Parlamento israelí] durante una conferencia titulada ‘La riviera en Gaza: de visión a realidad’. Entre los ponentes figuraban la activista del movimiento de colonos Daniella Weiss y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, uno de los dos miembros del gabinete israelí sancionados por países como Reino Unido. La conferencia suscitó críticas de políticos como Gilad Kariv, del Partido Demócrata, que acusó a Smotrich de incitar a la perpetración de crímenes de guerra.
“Los habitantes de Gaza no se quedarán allí, se irán a otros países”, dice Weiss a The Guardian durante una conversación telefónica. “Lucharemos contra los partidarios de Hamas, pero aquellos que quieran llevar una vida normal tendrán que abandonar Gaza debido al ataque del 7 de octubre”, añade. La colona sostiene que los palestinos serían reubicados en Egipto y en otros “países africanos” que no han sido especificados.
Weiss asegura tener una lista con los nombres de 1.000 familias israelíes que ya se han inscripto para vivir en Gaza una vez que los residentes palestinos sean expulsados. “Mi plan es convertir [Gaza] en un paraíso, en Singapur”, afirma.
Weiss representa a un grupo pequeño pero cada vez más influyente de colonos radicales que aspiran a ocupar ilegalmente la Franja de Gaza. Sus llamamientos a crear asentamientos israelíes se han intensificado tras el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre de 2023, en el que unas 1.200 personas perdieron la vida, y la guerra de Israel en Gaza, que hasta la fecha ha matado a 60.000 personas.
La guerra arrasó gran parte de Gaza y destruido la infraestructura civil básica. El plan Riviera consiste en construir complejos turísticos de lujo sobre esas ruinas una vez que cesen los bombardeos de Israel.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, negó la existencia de un plan de reasentamiento para los residentes de la Franja de Gaza, pero su ministro de Defensa, Israel Katz, sí sugirió un traslado de todos los residentes a una “ciudad humanitaria” en el sur de la Franja. Según los expertos jurídicos, el plan equivale a un proyecto para cometer crímenes contra la humanidad. El propio Ejército israelí rechazó una idea que entiende cómo una pesadilla en materia de seguridad.
Trump también planteó la posibilidad de expulsar a la población de Gaza, llegando a deslizar que la vecina Jordania reciba a los desplazados. El mandatario sugirió que Estados Unidos asumiera el control de Gaza para “desarrollar” el territorio, unas declaraciones que provocaron el repudio de organizaciones de derechos humanos por todo el mundo.
Mientras se celebraba la conferencia en la Knéset, la crisis de hambruna en Gaza seguía agravándose. Según la información de las autoridades sanitarias, en Gaza han muerto de hambre un mínimo de 113 personas, 45 de ellas en los últimos cuatro días. Las organizaciones humanitarias responsabilizan del creciente nivel de hambre extrema al bloqueo que ejerce Israel impidiendo la llegada de ayuda humanitaria a la Franja.
Los expertos en derechos humanos sostienen que la sugerencia de desplazar a los residentes de Gaza dentro y fuera del territorio no debe considerarse de forma aislada, sino como parte de una política de desplazamiento forzoso.
“Cuando una potencia ocupante crea un entorno coercitivo, reteniendo alimentos, por ejemplo, y ese entorno coercitivo no deja a la población civil otra opción que la de desplazarse, eso puede constituir un crimen de guerra de desplazamiento forzoso”, dice Janina Dill, codirectora del Instituto de Ética, Derecho y Conflicto Armado de Oxford.
Traducción de Francisco de Zárate.
Milei niega la brecha de género, pero los números dicen otra cosa. Cinco falacias y argumentos para rebatirlas. Por qué para las madres las condiciones son aún peores.
“Si las mujeres fueran más baratas, todas las empresas las contratarían”. Esta frase del economista y presidente Javier Milei dicha en el debate presidencial y repetida una y otra vez, resume el negacionismo respecto a la brecha salarial de género.
El argumento parece sólido y con sentido, ¿por qué las empresas van a perder plata contratando varones si pueden contratar mano de obra aún más barata? Y si bien, a priori, la sociedad le perdonó el despiste y lo eligió Presidente de la Nación, hay múltiples razones argumentativamente consistentes para sostener que la afirmación es fake.
En el año 2023 la economista Claudia Goldin fue galardonada con el Premio Nobel de Economía por su investigación sobre la brecha laboral de género. En su análisis, Goldin demostró que una de las principales causas de la desigualdad salarial es la segregación ocupacional: las mujeres tienden a concentrarse en trabajos peor remunerados (educación, salud, tareas de cuidado), mientras que los hombres predominan en sectores mejor pagos (tecnología y finanzas).
Si bien Goldin señaló que estas diferencias están influenciadas por factores estructurales, sociales y culturales, algunos sectores tergiversan su trabajo para argumentar que las mujeres simplemente “eligen” esos empleos por preferencia personal. Sin embargo, la investigación de Goldin no sostiene que esta elección sea libre de condicionamientos, sino que está profundamente moldeada por normas de género, expectativas familiares y las barreras que enfrentan las mujeres en el mercado laboral, especialmente tras la maternidad.
En otras palabras, el estudio de Goldin no niega la existencia de la brecha, al contrario, revela cómo las decisiones laborales están influenciadas por el contexto social y económico.
En épocas en las que el dinero es protagonista y el sistema capitalista está en crisis, hablar de brecha salarial parece un trabajo difícil pero necesario. ¿Por qué aseguran que la diferencia salarial alcanza hasta el 30%? ¿Por qué organismos internacionales sostienen que para cerrar esta brecha nos hacen falta más de 200 años de políticas de igualdad?
Las fake news alrededor de este tema son muchas y razones de la brecha aún más. Para poder contraargumentar al menos las cinco principales, las miradas de dos especialistas: Fabiana Solano, socióloga especializada en género y análisis de discursos políticos y Lucía Cimid Obon, economista especializada en desigualdad de género en el mercado laboral y economía del cuidado.
1- “Las mujeres eligen carreras peor pagas”
Apela al desconocimiento de los sesgos de género. Si bien los movimientos feministas en esta década insistieron y alcanzaron cambios, la sociedad continúa profundizando estas diferencias en la crianza entre varones y mujeres. Los juguetes, las expectativas familiares y la representación en los medios refuerzan esta división. En Argentina, según la UNESCO, solo el 34% de quienes estudian carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son mujeres.
A su vez, el valor económico también está sesgado por el género. Los sectores feminizados se pagan menos porque se consideran una extensión del rol doméstico. Podríamos decir que casi todo se desprende del concepto de “vocación”, las mujeres no hacen las tareas del hogar, del cuidado o de la enseñanza porque ganan un salario sino porque tienen la “vocación” de hacerlo a cualquier precio.
Si miramos al sector de servicio doméstico, conformado casi íntegramente por mujeres, registra una tasa de informalidad del 75,6%. Casi ocho de cada diez empleadas domésticas se encuentra fuera del mercado laboral formal y lejos de sus derechos.
Además, la relevancia de este sector para la estructura ocupacional es tan clave que, si se registrara al total de trabajadoras de casas particulares, la tasa de informalidad de la economía argentina se reduciría en 6,7 puntos porcentuales (caería del 36,7% al 30%).
2- La maternidad interrumpe las carreras laborales de las mujeres
Otra vez, la cuestión de los cuidados como eje principal de la brecha. El problema no es tener hijes, sino que las tareas de cuidado recaen desproporcionadamente sobre las mujeres. A su vez, las licencias parentales desiguales refuerzan esta brecha.
“Hace más de 30 años que existen proyectos de ley para modificar las licencias parentales y nunca avanzan por falta de compromiso de los varones en el poder. No se trata solo de un problema de género, sino de política social. Los niños y niñas que crecen con ambos progenitores presentes tienen mejor desarrollo y mejores niveles educativos. La falta de licencias equitativas refuerza la idea de que la maternidad es un problema laboral”, sostiene Lucía Cimid Obon.
Por su parte, Solano refuerza: “El problema no es la maternidad sino que el sistema interpreta la maternidad como un problema. Por eso tantas mujeres postergan la maternidad o directamente deciden no tener hijes. Y eso se ve en las estadísticas. Al no tener un acompañamiento institucional nos interrumpe nuestro desarrollo laboral”.
Las empresas, por otro lado, penalizan a las madres y no a los padres. Las mujeres que crían enfrentan más dificultades para ser contratadas, promovidas y acceder a mejores sueldos. Lo contradictorio es que la paternidad suele estar asociada a mayor estabilidad y confiabilidad laboral. Un estudio de la CEPAL muestra que las madres ganan, en promedio, un 25% menos que las mujeres sin hijes, mientras que en los hombres la paternidad no afecta sus ingresos.
3- Las mujeres trabajan menos horas por responsabilidades de cuidado
Desarmemos esta afirmación compleja: “Las mujeres trabajan menos horas por responsabilidades de cuidado”. Por un lado, hay mujeres que sí eligen cuidar pero, por el otro, la falta de licencias parentales equitativas, guarderías accesibles y horarios flexibles obliga a muchas mujeres (las que quieren y las que no quieren cuidar como única tarea) a reducir su jornada laboral.
El trabajo a tiempo parcial tiene menos beneficios laborales y menor cobertura de seguridad social. Además, quienes trabajan menos horas, cotizan menos para su jubilación y tienen menos oportunidades de ascenso.
En Argentina las mujeres dedican el doble que los varones a las tareas del cuidado. El 52,4% de las mujeres ocupadas trabajaban en puestos de media jornada, en comparación con el 25,4% de los hombres.
Es muy loco (no) pensar que si bien el trabajo de cuidado y del hogar sostienen a la economía, ese trabajo está invisibilizado. Si se valorara económicamente, equivaldría a un 16% del PBI.
Estas labores permiten que otros (mayoría varones) puedan trabajar a tiempo completo. El cuidado tiene valor: si alguien necesita limpiar su casa o cuidar a adultos o a infancias, tiene que pagar para conseguirlo.
4- Si fueran más baratas, solo contratarían mujeres
Volvamos a la frase de Milei: “Si fueran más baratas, solo contratarían mujeres”. Las decisiones de contratación no se basan únicamente en costos. Los sesgos y los estereotipos de género inciden. Las mujeres suelen ser vistas como “más propensas a faltar”, lo que lleva a que no sean la primera opción.
Un informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) destaca que las mujeres enfrentan mayores tasas de desempleo, subocupación e informalidad en comparación con los hombres. Y eso que en esta nota no hablamos sobre la segmentación horizontal y vertical que dificulta el acceso a puestos de liderazgo.
Según Lucia Cimid Obon, gracias a los estereotipos, el mercado cree que las mujeres somos más caras y no más baratas. “Si hacen la cuenta completa, piensan en la posibilidad de que nosotras faltemos o nos embaracemos con una licencia de 90 días cuando los varones no la tienen”, sostiene.
En Argentina, las mujeres representan solo el 35% del empleo registrado en el sector privado, a pesar de ganar menos que sus colegas varones (Fuente: Ministerio de Trabajo, 2023).
5- El mercado es “neutral” y no discrimina por género
El mercado está atravesado por normas sociales, culturales y de poder. Los sesgos de género persisten en todos los ámbitos pero particularmente el económico. Las decisiones de contratación, ascenso y remuneración se basan en percepciones sesgadas sobre la capacidad de las mujeres y la de los varones.
Un ejemplo de esto es un estudio que se llevó a cabo en el Instituto de Políticas Laborales de EE. UU. Este análisis mostró que, con currículums idénticos, los hombres recibían un 30% más de respuestas de entrevistas que las mujeres.
Desde entonces, algunas empresas comenzaron a implementar sistemas de selección “a ciegas”, es decir, sin incluir nombre ni género en los CVs, con el objetivo de reducir posibles sesgos en la primera etapa del proceso. No se trata de una norma general ni de una política extendida, pero sí de una práctica creciente que busca evidenciar cómo incluso un dato mínimo —como el nombre— puede condicionar una oportunidad laboral.
Además, el pluriempleo, fenómeno contemporáneo, también tiene cara de mujer. En nuestro país esta forma agotadora de vincularse con el terreno profesional tiene a las mujeres de rehenes en un círculo vicioso de precarización. Mientras que el casi el 12% se mueve en el terreno de los múltiples empleos, solo el 6,2% de los varones lo atraviesa.
Al respecto, Solano finaliza: “Debido a todo esto, es que es tan importante la construcción de estos espacios libres de sesgos para transformar el mercado. Que una empresa tenga una mirada piola al respecto no modifica en absoluto la reproducción sistémica, que ese es el gran problema en la actualidad. Se necesitan políticas públicas, una discusión permanente y una conversación social acorde a este nuevo paradigma para poder modificar al mercado”.
PG / MA